La Argentina logró evitar una crisis cambiaria inminente tras un auxilio financiero y político inédito de los Estados Unidos. El gesto, impulsado por la administración de Donald Trump, dio aire al Gobierno en un momento de fuerte pérdida de reservas y creciente desconfianza del mercado.

Para el economista Martín Rapetti, director de la consultora Equilibra, el apoyo norteamericano le dio al Ejecutivo “un respiro”, pero no resolvió los desequilibrios de fondo. “La trayectoria previa era explosiva. El Gobierno estaba ante dos opciones horribles: reinstalar un cepo, que habría generado más inflación y brecha, o dejar flotar el dólar en plena crisis de confianza, con el riesgo de una disparada”, explicó en una entrevista en el programa de streaming Mesa Chica de Canal 8 y LA CAPITAL.

Rapetti compara este auxilio con el que Bill Clinton otorgó a México en 1995 durante la “crisis del tequila”: “Es de una magnitud parecida, aunque las condiciones son distintas. En ambos casos hubo una motivación geopolítica muy fuerte”.

El economista reconoció logros parciales: “El plan no fue un fracaso total. Logró reducir la inflación y corregir el déficit fiscal, estabilizando las cuentas públicas y bajando el riesgo país”, dijo, pero advirtió que esos avances se lograron a costa de una economía que “entró en languidez”.

“Se enamoraron del resultado fiscal y de la baja de inflación, pero descuidaron la microeconomía y el tipo de cambio. El esquema cambiario estaba muy atrasado y terminó generando inconsistencias”, reveló.

Según sus proyecciones, Argentina ya entró en recesión en el segundo trimestre y seguirá cayendo en los próximos: “El impacto recesivo se va a profundizar. La economía no despega porque no hay un marco de certidumbre política que invite a invertir”, reflexionó.

Un apoyo que no es gratuito

El apoyo de Washington no es gratuito. Según Rapetti, llega con condicionamientos claros que se instrumentarán a través del FMI. En tal sentido, habló de la flotación cambiaria expresando que “en algún momento, probablemente después de las elecciones, Estados Unidos pedirá que la moneda flote libremente”. Hizo referencia también a la acumulación de reservas -“se exigirá recomponer reservas internacionales”, sentenció- y garantías políticas. “El requisito más importante es la gobernabilidad. Con La Libertad Avanza solo, no alcanza. Milei tiene que construir una coalición”, puntualizó Rapetti.

“EE. UU. quiere asegurarse de que el Gobierno pueda sostener el programa. Si Milei no logra ampliar su base política, la estabilización no se sostiene”, acotó.

Rapetti -licenciado en Economía por la UBA, doctor en Economía por la Universidad de Massachusetts Amherst, investigador del Cedes y profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA- enmarcó la ayuda dentro de una disputa estratégica global. “Hay un objetivo geopolítico: desplazar a China del escenario argentino. El monto que ofrece EE.UU. coincide con el swap chino, y eso no es casual. Buscan que Argentina se deshaga del swap y se alinee a Occidente”, dijo en Mesa Chica.

También señaló que Donald Trump tiene un enfoque transaccional ya que “es un hombre de negocios. No descarto que haya intereses vinculados a los farmers estadounidenses o a acuerdos militares. Ya hubo reclamos por la baja de retenciones”.

“A diferencia del FMI, la herramienta de coerción de Trump es un tuit. Un solo mensaje suyo expresando preocupación sería demoledor para los mercados”.

“El éxito depende de los acuerdos”

Para Rapetti, el principal escollo no es económico, sino político. En tal sentido, reflexionó que “el país no despega porque no hay consensos básicos. Sin acuerdos, no hay certidumbre ni inversión” para apuntar que el éxito del programa dependerá de la capacidad de Milei de ampliar su base legislativa y avanzar con las reformas estructurales:

“El gobierno tiene que cambiar radicalmente su potencia legislativa. Con el PRO no alcanza. Necesita aliados reales, capacidad de negociación y una hoja de ruta compartida”, indicó.

El respaldo norteamericano, dijo, es más simbólico que operativo. “No es dinero libre para gastar. Es una garantía, como decir: ‘mirá, tengo a Mike Tyson atrás mío’. Sirve para tranquilizar a los mercados, no para financiar el déficit”. Además, Rapetti anticipó que tras las elecciones habrá una suba del tipo de cambio, con impacto recesivo adicional.

“La estabilización es tensa, frágil y transitoria. La pregunta es si el gobierno podrá transformarla en un proceso sostenible. Y eso depende de la política”, concluyó.