Para el senador nacional Maximiliano Abad, “hay que dejar de administrar la crisis y empezar a construir el desarrollo”. El marplatense, referente del radicalismo y una de las voces más activas del espacio en el Congreso, aseguró a LA CAPITAL que el problema argentino no es la falta de talento ni de recursos, sino la incapacidad de sostener acuerdos de largo plazo. Desde su despacho, propone una hoja de ruta de seis ejes y un mensaje que atraviesa toda la charla: “El tiempo que viene necesita arquitectos de acuerdos, no ingenieros del conflicto”.

-Siempre se dice que Argentina es una tierra de oportunidades, pero también que los argentinos nos encargamos de malograrlas. ¿Por qué sucede este fenómeno?

-Argentina es una tierra de oportunidades mal administradas, no de oportunidades ausentes. Tenemos capital humano, recursos naturales, capacidad emprendedora y una posición geopolítica envidiable. Pero hemos sido incapaces de construir los acuerdos básicos que conviertan ese potencial en desarrollo. Nos ganó la lógica facciosa, el interés sectorial y el cálculo de corto plazo. Lo que frena a la Argentina no es la falta de talento ni de recursos: es la falta de concertación institucional. Por eso sostengo que el tiempo que viene exige arquitectos de acuerdos, no ingenieros del conflicto.

-¿Cuáles son, a su juicio, los ejes centrales para superar la crisis y alentar un desarrollo sustentable?

-Propongo una agenda común de seis ejes, que debería transformarse en la base de un consenso de largo plazo: desarrollo productivo e inserción internacional, infraestructura para el desarrollo, educación y formación para el trabajo, seguridad jurídica e institucional, seguridad ciudadana y modernización laboral. Debemos dejar atrás la lógica del péndulo y construir una hoja de ruta compartida.

-Mar del Plata, como cada año, es sede del Coloquio de IDEA. ¿Qué significa para la ciudad recibir el encuentro empresarial más importante del país?

-Es muy importante, porque vincula a Mar del Plata con una hoja de ruta hacia el crecimiento. Lo que vale para el país vale también para nuestra ciudad: tenemos todas las condiciones para desarrollarnos con un modelo de orden económico, reglas claras y menos impuestos. Competitividad e innovación son dos conceptos que mencionan todos los empresarios que nos visitan, independientemente del rubro al que pertenezcan.

-¿Están dadas las condiciones para que el sector privado progrese en esas áreas?

-Solo si hacemos mejor las cosas puertas adentro, podremos aprovechar las oportunidades que ofrece el mundo. Bajar la presión impositiva a quienes producen es crucial para incentivar la creación de empleo y reducir la informalidad laboral, que significa incertidumbre y peor calidad de vida para millones de familias. El motor de la recuperación será el sector privado, pero no puede hacerlo de un día para el otro. Es necesario asegurar orden económico y previsibilidad para que puedan invertir y producir más.

-Hablar de reglas claras y previsibilidad, en un país acostumbrado a los volantazos permanentes, suena cuanto menos complicado…

-Que sea difícil no puede ser una excusa para quedarnos de brazos cruzados. Hay que asumir el desafío de construir el futuro que merecemos. La eliminación temporal de retenciones es un claro ejemplo de improvisación y cortoplacismo. Para que las empresas locales puedan competir a nivel internacional es necesario modernizar el mundo laboral, encarar una reforma tributaria y garantizar seguridad jurídica, con estabilidad normativa y un horizonte fiscal y monetario previsible. Del mismo modo, para que se concreten las inversiones extranjeras –especialmente en energía y minería– debemos dejar de ser, como bien decís, el país de los volantazos. No se trata de una declaración de principios, sino de un camino imprescindible para lograr el resultado que queremos: una Argentina estable, pujante y con trabajo.

-¿Cómo aplicás esa visión de desarrollo a nivel local? ¿Cómo ves a Mar del Plata?

-Contamos con el principal puerto pesquero de la Argentina, una gran oferta turística, industria alimenticia diversificada, empresarios con sentido de pertenencia, universidades de primer nivel y una cultura emprendedora que nos destaca. Pero muchas veces ese potencial no se refleja en la calidad de vida de los vecinos. En Mar del Plata, casi el 60% del empleo privado lo generan las micro, pequeñas y medianas empresas. A esos emprendedores hay que simplificarles las cosas y ayudarlos a que sus negocios prosperen.

-Mencionó la pesca y el turismo, dos sectores clave de la economía local que la están pasando mal.

-Son dos sectores afectados por condiciones externas, pero también por falta de planificación y decisiones estratégicas. La caída de la actividad y el consumo afectó la temporada turística de invierno. De cara a los próximos meses tenemos grandes propuestas, empezando por el Festival Internacional de Cine en noviembre y varios eventos deportivos, que esperamos atraigan turistas y traccionen la economía local. La pesca pelea por sobrevivir hace mucho tiempo. El atraso cambiario agravó una crisis de larga data. Es una industria profundamente ligada a la identidad marplatense, que da trabajo a miles de personas y genera divisas. La eliminación de las retenciones para recuperar competitividad y de trámites innecesarios que entorpecen la producción son dos medidas que vamos a seguir exigiendo hasta que se concreten.

-¿Y a nivel provincial? ¿Cómo ve al gobierno de Kicillof?

-Igual que siempre: desorientado. Más preocupado por las elecciones de 2027 que por los problemas que sufren los bonaerenses en materia de seguridad, salud, educación e infraestructura. Un caso que demuestra la importancia de gestionar con reglas claras se dio en las últimas semanas. En la Legislatura propusimos considerar el pedido de endeudamiento junto al Presupuesto y la Ley Fiscal para el próximo año, con el fin de garantizarles a los productores, comerciantes y emprendedores que no habrá impuestazos. La voracidad fiscal del gobierno provincial espanta inversiones y frena el crecimiento del sector privado.