La mirada historiográfica de la Cumbre: “El hecho político más importante en la historia de Mar del Plata”
Los investigadores Rodolfo Rodríguez y Alejandro Busto analizaron el impacto de la Cumbre, que supuso un freno al anhelo expansionista de EE.UU. También ponderaron el rol de las organizaciones sociales con su movilización de "abajo hacia arriba" y plantearon la necesidad de que Mar del Plata honre su memoria.
Rodríguez y Busto, profesores de Historia Americana General Contemporánea de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP).
Por Nicolás Quintaié
La IV Cumbre de las Américas “fue el hecho político más importante en la historia de la ciudad”, signado por una nueva derrota de EE.UU. en su anhelo expansionista, las figuras que llegaron, el “movimiento de abajo hacia arriba” de las organizaciones sociales y el factor Cuba.
Así lo consideraron los investigadores Rodolfo Rodríguez y Alejandro Busto. Ambos se desempeñan como profesores de la cátedra de Historia Americana General Contemporánea de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y son miembros de la Cesalc (Centro de Estudios Sociales de América Latina y el Caribe).
En diálogo con LA CAPITAL, los especialistas analizaron el impacto que generó la Cumbre, la histórica relación tirante entre EE.UU. y América Latina, y el rol de las organizaciones sociales para rechazar el ALCA. También advirtieron sobre la necesidad de que Mar del Plata honre su memoria.
-¿Qué significó la Cumbre y el no al ALCA?
Alejandro Busto: Para la historia de América Latina, la Cumbre fue un mojón. Así como lo fue la cumbre de Washington en 1890, cuando un futuro presidente argentino, Roque Sáenz Peña, en vez de decir “América para los americanos”, dice “América para el mundo”.
Estados Unidos siempre ha tenido una política entendida como el panamericanismo, que conlleva hacer una expansión territorial y tomar América Latina, del Río Bravo para abajo, como su patio trasero, como un solo bloque económico, político y social; una misma unidad aduanera de Alaska a Tierra del Fuego. Casi 120 años después, el no al ALCA fue un rechazo a esa idea expansionista.
-¿Ese rechazo fue una expresión de la Patria Grande que postulaban San Martín o Bolívar?
Busto: Sin dudas. Nosotros vemos que la gran preocupación desde la independencia para acá es la expansión norteamericana. La tenía Bolívar, San Martín, Castelli, Belgrano o José Martí. Está en el ADN latinoamericano. EE.UU. suele tener un proyecto expansionista cada 10-15 años, con una derrota continua en estas cuestiones. Podrá conseguir algo en forma bilateral, pero no como bloque regional, porque América del Sur suele confrontarlo generalmente.
-¿Y qué lugar tiene la Cumbre en la historia marplatense?
Busto: Fue el hecho político más importante en la historia de la ciudad. Es muy difícil que la historia vuelva a juntar, en un mismo momento, a personajes tan trascendentes para las historias de sus países. En los años posteriores, lo que ha venido es la contraofensiva de EE.UU., con un retroceso a nivel social, político, económico en toda la región. Ese anhelo expansionista, 20 años después, tiene hoy su versión más grotesca, con la idea de Donald Trump de renombrar el Golfo de México como Golfo de América. El punto es ver cuál de las dos posiciones va a ser la que va a triunfar. Pero esta es una pelea permanente entre David y Goliath.
Rodolfo Rodríguez: En una entrevista que le hicimos a Luis D’elía, nos contó que, según palabras de Fidel Castro, lo ocurrido en Mar del Plata es el hecho histórico más importante del que él participó después de la Revolución Cubana. Eso muestra la envergadura que tuvo el acontecimiento, incluso para agentes externos de la ciudad.
-¿Y de qué manera participó Castro, teniendo en cuenta que Cuba fue excluida de la Cumbre?
Rodríguez: Fidel no vino, pero la presencia cubana es fundamental en la organización de la Cumbre de los Pueblos, en la logística y el financiamiento. También en el arribo de figuras como Silvio Rodríguez, Javier Sotomayor y Diego Armando Maradona, a quien le pidió que participara.
Movimientos sociales
Ahora bien, la construcción del rechazo al ALCA no puede entenderse solo desde el “trípode Lula, Chávez y Kirchner”, que condujeron desde la superestructura la negativa al tratado de libre comercio -podría agregarse a Castro- , sino también desde las bases sociales.
-¿Cuál fue el rol de los movimientos sociales durante la Cumbre?
Rodríguez: La Cumbre es el punto más alto de su participación. Ellos plantean que es el momento más importante de una movilización de abajo hacia arriba. Sin la Cumbre de los Pueblos, no hubiese sido posible el rechazo al ALCA. Lo que tiene Mar del Plata como punto de inflexión es que la negativa viene de abajo hacia arriba.
Busto: El no al ALCA no hubiera sido posible sin el movimiento por debajo de la superestructura que se gestó. El Foro de Porto Alegre, a fines de 2001, sería el primer mojón de este tipo de organizaciones populares. Lo que hizo fue recuperar las experiencias que se estaban dando en forma aislada en América Latina. El Foro pone eso en valor y lo integra, lo que da como resultado la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata. Esa movilización se fue perdiendo luego de la Cumbre, porque casi todos los gobiernos vieron que era algo muy difícil de controlar. Entonces esas organizaciones se van a burocratizar o institucionalizar, siendo partícipes de la estructura de gobiernos más progresistas.

Sin la Cumbre de los Pueblos, realizada en forma simultánea con la Cumbre de las Américas, “no hubiese sido posible el rechazo al ALCA”, aseguraron los historiadores.
Rodríguez: O, en otros casos, esos sectores serán reprimidos, con una contraofensiva contra todo este tipo de movimientos y gobiernos muy marcadas. Además, la muerte de Néstor Kirchner desplazó a un sector de la Cancillería que jugaba en esta línea con los movimientos sociales de la región.
Honrar la memoria
Más allá del recuerdo de la Cumbre, Rodríguez y Busto coincidieron en que la ciudad tiene una “orfandad” en cuestiones históricas: no se termina de valorar todo lo que representó lo ocurrido hace ya casi 20 años, ni tampoco otros sucesos destacados.
Uno de los pilares del trabajo docente e investigativo de ambos apunta a revalorizar el sentido de la Cumbre.
“Es, en parte, lo que nos motiva a hacer nuestro trabajo. Mar del Plata no honra o no se acuerda de casi nada”, resaltó Busto.
“No hay una memoria histórica. Es una ciudad extraña en ese sentido”, acotó Rodríguez.
Un proyecto a futuro que tienen en carpeta los investigadores es ubicar una serie de códigos QR en 12 lugares icónicos de la ciudad. La intención es que funcionen como una guía histórica de la Cumbre.
Entre los lugares previstos, sobresalen el complejo universitario, el Hotel Hermitage, el Teatro Auditorium, la plaza Italia y la Shell de Constitución y la costa, entre otros.
En materia académica, además, el próximo 4 y 5 de noviembre, Rodríguez y Bustos encabezarán un congreso de Historia de América Latina, donde se conmemorará y analizarán los pormenores de la Cumbre de las Américas y la Cumbre de los Pueblos.
“Lo importante es que haya un registro histórico de lo que fue el acontecimiento para la ciudad”, sentenció Busto.
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