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Interés general 3 de noviembre de 2025

La foto de los 33 presidentes y el temor a los francotiradores

En la terraza del Hermitage Hotel, con el mar de fondo. Una advertencia del Servicio Secreto de EE.UU. llevó a correr la escalinata donde posaron los presidentes por el riesgo de francotiradores desde el Muelle de Pescadores. Los 33 jefes de Estado posaron mostrando sonrisas ante la cámara del histórico fotógrafo de Casa Rosada, Víctor Bugge, pero bajo una gran tensión y alerta.

La foto de los presidentes en la terraza del Hermitage Hotel recorrió el mundo. Pocos saben de la intimidad de esa toma.

Por Gonzalo Gobbi

La IV Cumbre de las Américas podría resumirse en dos fotos: la de los violentos incidentes en las calles de Mar del Plata, y la de los 33 jefes de Estado y Gobierno en la terraza del Hermitage Hotel, una imagen a priori “risueña” que recorrió el mundo pero que se obtuvo en medio de fuertes tensiones y bajo presunto riesgo.

Víctor Bugge, fotógrafo histórico de la Casa Rosada desde 1978 y actual jefe de fotografía, fue el encargado de hacer aquella foto oficial en la tarde del viernes 4 de noviembre de 2005, en medio del encuentro que reunió frente al mar a los principales líderes mundiales para discutir temas clave sobre la economía global.

La terraza del hotel había sido el punto neutral elegido por Cancillería para tomar aquella imagen. “Por razones de seguridad, era el lugar adecuado: podía resolverse dentro del hotel, subiendo por el ascensor, sin necesidad de hacer traslados. Además, el fondo estaba resuelto: la postal de Mar del Plata”, resumió el profesional detrás de la cámara, al recordar aquella foto casi 20 años después junto a LA CAPITAL.

La presencia de Bush hizo redoblar las medidas de seguridad y hasta promovió un cambio de último momento.

La presencia de Bush hizo redoblar las medidas de seguridad y hasta promovió un cambio de último momento.

La fotografía, dicen, es el arte de “congelar el tiempo”. Aquella foto marcó un antes y un después. No demoró en recorrer el mundo, y mostró mucho más que a 33 jefes de Estado juntos. Terminó reflejando, sin preverlo, el rechazo y “entierro” de los presidentes latinoamericanos al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que impulsaba Estados Unidos, con el entonces presidente George Bush en el medio de la foto, a centímetros de Néstor Kirchner, con la playa de Mar del Plata de fondo. Un “fotón”, como se dice en el ambiente, por su composición, relevancia y trascendencia.

Detrás de la cámara

Afortunadamente, siempre hay un detrás y Víctor Bugge lo recuerda perfecto. La foto se sacó “rápido” en horas de la tarde. No sólo había que considerar la luz, el ángulo y el fondo, sino también la seguridad de 33 presidentes posando sobre una terraza.

Sin embargo, la foto oficial original pudo haber sido otra, al menos levemente diferente. Antes de la toma, de manera imprevista, hubo que correr el escenario. Y eso es lo que más y mejor recuerda el autor de aquella foto al pensar en la Cumbre.

Aníbal Fernández era, por aquel entonces, ministro del Interior de la Nación. Antes de la hora pactada para hacer la fotografía, Fernández se le acercó a Bugge y le dijo: “Hay que mover el escenario, es un pedido especial del Servicio Secreto”.

Víctor Bugge, histórico fotógrafo de Casa Rosada, narró la historia de la famosa toma a los presidentes.

Víctor Bugge, histórico fotógrafo de Casa Rosada, narró la historia de la famosa toma a los presidentes.

“Me llamó aparte y me contó de este pedido especial. Lo que pasó fue que el Servicio Secreto pidió que corriéramos el escenario porque desde el Muelle de Pescadores, que se introduce en el mar, había un ángulo probable de tiro. Temían que pudiera haber francotiradores, a pesar de toda la seguridad dispuesta. Así que hubo que desarmar todo el escenario y correrlo”, contó el fotógrafo de Casa Rosada.

El pedido y posterior movimiento de la estructura llevó tiempo y demoró la toma. Recién una vez reubicado el escenario, llegó el momento. Pero a punto de “gatillar”, el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, llegó acelerando el paso. Estuvo cerca de quedar fuera de la foto. Las crónicas de aquel 4 de noviembre en LA CAPITAL marcan que los jefes de Estado “cargaron” al mandatario colombiano por “ser el último en llegar a las escalinatas”, ya cambiadas de lugar por seguridad.

Con los 33 presidentes en su lugar, en la terraza del Hermitage Hotel, con el lateral sur del Gran Hotel Provincial y la playa Bristol de fondo, Bugge gatilló como suele hacer, “poco y bien”, para sacar la foto oficial, y dar lugar también a que otros fotógrafos, de medios gráficos y aquellos que acompañaban a los mandatarios, pudieran hacer también sus imágenes.

Todo fue “relativamente rápido”. Bugge ya traía de sus épocas en “El Gráfico” esa necesidad de trabajar y resolver rápido la foto. En general, “las fotos de familia suelen ser risueñas, es un momento de armonía; pero en este caso se dio en la antesala de lo que fue el fin de la cumbre, ya con otro clima”, marcó.

Aquella foto se sacó el mismo día de la histórica contracumbre y de los violentos incidentes que se apoderaron de las calles. La imagen que dio vuelta al mundo exponía a los mandatarios sonrientes en la terraza, pero el clima ya era muy diferente al del inicio de la cumbre.

De ameno a tenso

Aquel fin de semana, el fotógrafo Víctor Bugge trabajó intensamente dentro del Hermitage Hotel, para hacer el mejor registro posible de este acontecimiento. “La Cumbre tenía aspecto de amena entre todos los presidentes, pero luego los jefes de Estado de Latinoamérica se plantaron muy firme contra Estados Unidos y ahí cambió todo, eso se notó completamente en el ambiente”, recordó.

El entonces presidente Néstor Kirchner, de buen humor, en la previa de la foto que reunió a los mandatarios.

El entonces presidente Néstor Kirchner, de buen humor, en la previa de la foto que reunió a los mandatarios.

La imagen (no registrada) que recuerda el reportero en ese sentido, es la salida de Bush del hotel. “Estaba transmitiendo las fotos desde una sala vidriada del Hermitage. Me acuerdo que Bush se levantó y se retiró, porque ya había visto que los presidentes latinoamericanos no estaban de acuerdo con el ALCA”, relató.

El entonces presidente de los Estados Unidos, por cierto, reconoció al fotógrafo al emprender su retirada. ¿Por haber sacado la foto oficial? No. Principalmente, porque unas horas antes habían mantenido un breve pero jugoso diálogo que incluía una divertida anécdota sucedida 11 años atrás, en septiembre de 1994, también en Mar del Plata, que había quedado grabada desprevenidamente en la memoria de su padre, George H. W. Bush.

Traductor mediante y escoltados por varios agentes de seguridad, Víctor Bugge le contó que “había estado con su padre jugando al golf con Menem en Mar del Plata”. El fotógrafo acompañaba al entonces presidente de Argentina, llevaba los palos y hacía fotos.

“Lo realmente curioso, incluso insólito, de aquel día, fue que llovió torrencialmente, no se veía nada a un metro, era una cortina de agua, pero Menem igualmente quería seguir jugando al golf”, relató el fotógrafo y remató: “Cuando le cuento esto, Bush pega un grito, se sorprende, se asombra… ‘Es una de las anécdotas que mi padre siempre me ha contado’, me dijo enseguida Bush. Le sorprendió mucho, pero le dio también mucha alegría saberlo. No me olvido más de ese momento”.

Bugge también fotografió a los presidentes Menem y Bush (padre) jugando al golf bajo la lluvia en 1994.

Bugge también fotografió a los presidentes Menem y Bush (padre) jugando al golf bajo la lluvia en 1994.

A nivel personal, para Bugge lo memorable de aquel ameno intercambio con el presidente de EE.UU. no fue solo poder hablar con él y contarle la anécdota, sino entender que el tiempo había pasado: le había hecho fotos a Bush (padre) en 1994 en Mar del Plata, y ahora lo hacía en 2005 con su hijo en la Cumbre.

Bugge afirma haber hecho “buen material fotográfico” de la IV Cumbre de las Américas. Recuerda, en especial, la imagen de Kirchner sentado junto a Bush y otra de Condoleezza Rice hablándole al oído al presidente norteamericano, entre otras.

Foto oficial, no oficialista

El fotógrafo presidencial destaca que fue “una de las cumbres más ordenadas” a las que asistió en su extensa trayectoria de casi cinco décadas, y donde “se pudo trabajar muy bien”.

“Me encargué de que todos los demás fotógrafos pudieran trabajar tranquilos. El día de la foto oficial hice dos o tres tomas y dejé a los demás. La verdad es que nunca competí con nadie. La intención siempre es que todos puedan trabajar”.

Por cierto, su frase de “nunca competí con nadie” abarca casi medio siglo de trabajo y fotografías. Víctor Bugge ingresó en 1978 a la Casa Rosada. Fotografió la vuelta a la democracia y a cada uno de sus presidentes desde entonces. A todos. Los vio y conoció como pocos en el trato diario, y hace 47 años nos muestra lo que el 99,9% de los argentinos no vemos: lo que sucede cada día puertas adentro de la Casa de Gobierno.

El resultado de su completo trabajo es parte vital del registro y archivo histórico nacional. Muchas de las más reconocidas imágenes de todos los presidentes, desde sus inicios hasta los finales, son obra de Bugge, que así lo siente al mirar en retrospectiva, próximo a retirarse de la actividad: “Es un gran trabajo y estoy contento. Miro lo que hice y me tranquiliza ante la mirada desde arriba de mi viejo; creo que debe estar contento, y con eso es suficiente. Yo siempre digo que no hago la oficialista, sino la foto oficial. Creo que eso lo logré y me deja tranquilo. De lo que pasó, no falta nada”.