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Ciro Rolón y un concierto para correr a la música académica de su lugar elitista

"Todos los artistas clásicos deberíamos aspirar a tener un contacto cercano con el público", aseguró el joven pianista del Teatro Colón. Este domingo propone un exigente repertorio romántico, explicación de las obras, cercanía y un brindis final. Se presentará este domingo, 14 de diciembre a las 19 en la Villa Victoria.

Arte y Espectáculos 8 de diciembre de 2025

Ciro Rolón vuelve a Mar del Plata con una propuesta singular: un concierto íntimo, didáctico y con un componente social, pensado especialmente para salvar la distancia, la solemnidad, que suele rodear a la música clásica y a quienes la interpretan.

La cita será este domingo, 14 de diciembre, a las 19 en el Microcine de Villa Victoria, un entorno en el que la ambientación y la cercanía complementan un repertorio romántico de alta exigencia técnica.

El encuentro tendrá un aforo de apenas 80 personas y no es un dato menor, sino una decisión que tiene que ver con la concepción del espectáculo con contacto directo, charla, contexto, antes de cada obra y un brindis posterior donde el artista podrá conocer a los espectadores y conversar con ellos.

Es una modalidad que Rolón lleva adelante como parte de una convicción que viene desde sus inicios y que fue inculcada por su primera maestra: trabajar para que el público no sienta la música académica como ajena, distante o elitista. “Sé que al público le gusta mucho y aprecia eso también de mis conciertos: acercar un poco de la historia, la estética y un breve análisis de la música que voy a tocar”, aseveró.

Esto en un escenario donde desde el gran parque, la arquitectura, la madera, la luz y la historia acompañarán el carácter introspectivo y exigente del repertorio. “Al ser un concierto íntimo, en un entorno tan casero como el de la Villa Victoria, me permite tener un contacto con el público mucho más cercano”, valoró el artista en una charla con LA CAPITAL.

Intensidad y romanticismo

Para este regreso a la ciudad, Rolón diseñó un programa distinto al de las dos presentaciones que había desarrollado en julio de este mismo año.

Se trata de un recorrido por importantes piezas del Romanticismo europeo y argentino de César Franck, Sergei Rachmaninov, Frédéric Chopin y Ástor Piazzolla.

“‘Preludio, Coral y Fuga’, de Franck es una obra en tres movimientos, una obra cíclica, programática y es mi intención describir y explicar a los oyentes que probablemente nunca la han escuchado y hacer más conocido a este gran compositor belga de la Escuela francesa del piano”, contó.

Cuando se lo escucha a Ciro, es imposible no notar su profundo compromiso, tanto con los aspectos técnicos, como por la transmisión de las emociones de las obras que ejecuta. Con una impronta pedagógica, pero totalmente despegada de tecnicismos y solemnidades, busca compartir con el público esa pasión. “El repertorio es sumamente exigente, fiel a los estándares del repertorio académico. Ya que compositores como Franck, Rachmaninoff, Liszt o Frédéric Chopin desarrollaron la técnica del piano hasta límites inimaginables, con entre comillas, gran pirotecnia artística”, definió.

A ese desafío se suma la “intensidad emocional” dado que “estas piezas atraviesan distintos componentes anímicos a través de los cuales yo viajo, en pocos minutos. Eso genera cierto estrés o cierto agotamiento, pero en el buen sentido, un cansancio lindo”.

El cierre será con el marplatense Piazzolla, de quién ejecutara una de las estaciones, a modo de homenaje y valoración de una ciudad que el reconocido pianista adjunto del Teatro Colón de Buenos Aires lleva en su corazón.

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“Lo lindo de este brindis posterior es que voy a poder tener una reunión con todo ese público, sin tener que hacerlos esperar y tomarme el tiempo necesario para hablar con cada uno, de forma distendida. Eso me emociona mucho”, señaló el artista, quién destacó que “la del pianista es una vida muy solitaria” y por ello aprovecha estas oportunidades de compartir.

“Creo que todos los artistas clásicos deberíamos aspirar a tener ese contacto cercano con el público, porque hay una suerte de endiosamiento y elitismo donde el artista clásico está ahí arriba en un pedestal. Me ha pasado que hay gente que tiene incluso vergüenza o miedo de acercarse, pero, bueno, soy una persona también de carne y hueso como ellos. Tengo mis altos y mis bajos y es lindo de repente compartir con todos en un terreno de igual a igual”, reflexionó.

Desde niño su maestra, Liliana Obregón, lo alentó a cultivar ese contacto con la gente. “Ella siempre quiso que fuera un pianista social, digamos, que no fuera ese ente que solamente entra, saluda, se sienta, toca y se va, sino que pueda conectar con el público más allá de lo musical, a través de lo discursivo, de lo verbal, de lo corporal”. Y a la vez, el artista lo considera una oportunidad de “desenvolverme en lo social, y eso es muy enriquecedor para mí… poder hablar con ellos, mirarlos a los ojos”.

En la charla con este medio, Rolón compartió que le gusta preguntar o descubrir, si las personas son habituales oyentes de música académica, o se están acercando por primera vez a ese mundo. “Quizás, de repente, por ir a mi concierto comienzan a escuchar música clásica, que pasa a veces, muchas veces”, reflexionó.

Con 27 años, la trayectoria de Rolón es extensa. Fue considerado “niño prodigio”, tras los años de formación con su profesora de Cipolletti, se formó con maestros como Ricardo Zanón y Aldo Antognazzi, obtuvo el Summa cum Laude en la UNA; se perfeccionó en Italia; ingresó al staff del Teatro Colón a los 19 años por concurso, ganó concursos nacionales e internacionales -entre ellos el prestigioso EPTA, que lo llevó a Londres y a tocar en la Casa Steinway- y varios premios por su interpretación de Bach.

En todo ese recorrido, que también incluye presentaciones en distintos puntos del país, para Rolón, Mar del Plata es un punto muy especial. “Todos los años mi agenda nacional incluye uno o más conciertos en Mar del Plata porque tengo un lazo íntimo muy especial con la ciudad. Siempre iba de vacaciones y en Mar del Plata tuve la oportunidad de conocer a Bruno Gelber. Hacía largas filas para ir a ver al maestro Gelber en la Catedral. Él fue una gran inspiración también durante mi carrera”, recordó.

Por ello, por los lazos que fue construyendo con gestores y amantes de la música en la ciudad, por la expectativa de sumar nuevos oyentes a un género que abraza con pasión, el artista espera con gran entusiasmo este nuevo encuentro, musical y social.