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Opinión 23 de mayo de 2018

El remedio es cuidar la salud y el trabajo de los marplatenses

Por Fernanda Raverta

Morteros, balanzas, frascos marrones, estetoscopios y probetas. La “Farmacia Argentina” estaba debajo de la casa, los vecinos sabían que podían tocar el timbre aunque la farmacia estuviera cerrada o fuera domingo. Mi abuelo, el farmacéutico, conocía la historia de cada uno de sus pacientes.

Esta historia se multiplica por las 209 farmacias de Mar del Plata, profesionales que tienen un vínculo directo con los vecinos, porque los conocen, saben quiénes son y tienen un trato personal con la comunidad.

Las farmacias son un efector más del sistema de salud, y por lo tanto deben estar regidos por premisas sanitarias y reguladas por el Estado.

El “modelo farma-shopping” pretende convertir lo que es un centro de salud en un local comercial, incorporando la venta de productos que poco tienen que ver con el cuidado de la salud de los vecinos.

Estamos ante un peligro sanitario porque detrás de lo comercial, esta la producción y distribución de los medicamentos. Ya no será el criterio de la salud lo que ordene esa producción y distribución.

En lugares como Capital Federal, donde se instaló esta cadena, por cada Farmacity que abrió cerraron nueve farmacias, según datos del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires. Además, el riesgo está en que este tipo de “farmacias-shopping” se ubican en las arterias y avenidas principales, pero no en los barrios. Los vecinos deberán trasladarse, ya que el criterio de la ubicación de una farmacia no será en función de la necesidad de los pacientes, sino por cuestiones estrictamente comerciales. Y cuando existan menos farmacias que compitan, las cadenas de “farmacias shopping” podrán generar aumentos desproporcionados.

Una “farmacia shopping” no es una farmacia profesional, es un negocio al que tal vez incluso lo que menos le interese como producto sean los medicamentos. Solo basta con mirar la disposición de los locales, donde el mostrador está escondido en el fondo, detrás de largas estanterías con productos alimenticios, accesorios, regalos, productos electrónicos, servicio de revelado de fotos, de pago de cuentas, cosméticos, entre otros.

Como Diputada Nacional presenté un proyecto que modifica la ley nacional 17.565 que regula la actividad farmacéutica. La intención del proyecto es incluir la definición de las farmacias como servicios públicos impropios y parte integrante del sistema de salud.

Asimismo, establezco en el proyecto de ley que las farmacias solo pueden ser instaladas por farmacéuticos, por sociedades de responsabilidad limitada conformada por personas físicas farmacéuticos íntegramente o en parte, pero siendo el profesional quien sostenga la dirección técnica y la gerencia de la misma. También propongo instalar farmacias en las mutuales y obras sociales para la atención de sus afiliados, así como establecimientos hospitalarios.

Estas modificaciones que propongo a la Ley nacional van en consonancia con la sanción de leyes provinciales como la provincia de Buenos Aires, Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos que establecen quiénes están autorizados a la instalación de farmacias, dejando por fuera a las Sociedades Anónimas. ¿Será posible que Mario Quintana, ex CEO de Farmacity y accionista del grupo Pegasus, ejerza presión desde su cargo en el gobierno nacional para la instalación del modelo shopping en nuestra provincia y forzar un cambio de paradigma?