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La Ciudad 12 de diciembre de 2018

Cómo es enseñar desde el amor y la diversidad

A partir del 2013, Amadi recorre establecimientos educativos de la ciudad y la región con el objetivo de llevar la bandera de la igualdad de trato y oportunidades.

Javier "Duke" Moreno Iglesias, activista marplatense del colectivo LGTB.

Parecía que iba a ser una más de las charlas que venían haciendo desde 2013, pero no fue así. Cuando Javier Moreno Iglesias -activista marplatense del colectivo LGTB conocido como “Duke”- estaba abordando su explicación sobre la diferencia entre sexo, género y sexualidad, uno de los alumnos del secundario al que había sido invitado esa mañana, levantó la mano y dijo que él era gay. Por primera vez y adelante de todos.

“Se emocionó, nos dimos un abrazo y seguimos la charla”, contó Duke a LA CAPITAL y dejó entrever la pregunta: ¿qué hace que un grupo de desconocidos le ofrezca a un adolescente mayor seguridad que otra gente, que sí conoce y sí ve diariamente? La respuesta está, según señala el entrevistado, en enseñar desde el amor y la diversidad.

La ley de Educación Sexual Integral promulgada en 2006 abrió la posibilidad que organizaciones de la sociedad civil que abordan determinados temas puedan acceder a las escuelas. “No es que obliga a que nos inviten, pero sí abre el juego a que se solicite la colaboración de organizaciones que además del conocimiento teórico tengan la perspectiva del activismo”, explicó Duke.

Así fue que integrantes de la Asociación Marplatense de Derechos por la Igualdad (Amadi) comenzaron a recorrer establecimientos educativos de la ciudad y la zona llevando la bandera de la igualdad de trato y oportunidades, así como el repudio contra todo tipo de discriminaciones que tiendan a la segregación o denegación de algún derecho por razones de orientación sexual, identidad de género y/o sexual, raza, entre otras características.

En estos últimos cinco años, y con mayor fuerza desde 2016 por formar parte del programa Acercar, la asociación asistió a más de 60 establecimientos educativos brindando charlas en diferentes niveles y haciendo uso de una amplia cantidad de herramientas pedagógicas que se ajustan a los parámetros que la normativa nacional establece.

También fueron invitados a abordar la temática en centros culturales, sindicatos, centros de formación profesional, facultades y centros de salud, entre otros espacios.

“Hemos resuelto afirmarnos en el objetivo de aportar el enfoque de la diversidad sexual en el ámbito educativo, que no se convoque el tema solo cuando hay un ‘caso’ de bullying o la asunción de la identidad trans en una persona menor, sino que podamos introducir la perspectiva de la aceptación de la riqueza de la diversidad de género como componente básico de toda educación”, indicó el titular de Amadi.

“En el contexto del Acercar hemos también atravesado la experiencia de contar cuentos infantiles que ponen en valor el poder amar independientemente del género y las diferentes configuraciones familiares”, agregó.

En este sentido, contó que en los niveles iniciales suelen comenzar la clase con un diálogo sobre los colores y la convivencia. “‘Si a él le gusta el verde y el celeste y a ella el azul, violeta y rojo, ¿te vas a pelear con ella?’, les decimos. Y así empezamos a hablar sobre cómo podemos convivir aún gustándonos diferentes cosas”, ejemplificó. También en ocasiones aparece en escena el cuento “Camila Caimán”, una obra literaria para niños y niñas de la neuquina Melina Montaño que surgió en el taller “Di/Verso”, un espacio de lecto escritura sobre diversidad sexual que se desarrolló en la ciudad de Mar del Plata.

A medida que se avanza en los niveles escolares y de edad, también se comienzan a incorporar abordajes más teóricos e históricos. “Hablamos, por ejemplo, de la homofobia, haciendo hincapié en que no se trata de una fobia, sino de una actitud basada en el odio y el rechazo”, indicó Duke.

Una cuestión ideológica

Desde Amadi también se critica la ola de padres y adultos que bajo el lema “Con mis hijos no te metas” manifiestan su rechazo a la aplicación de la educación sexual integral en las escuelas y acusan que la normativa sería aplicada desde una “ideología de género”.

“Cuando vemos ese tipo de consignas nos sentimos en estado de alerta, aunque se trata de una perspectiva que ha estado siempre, que no es nueva; solo que ahora se han organizado bajo este nuevo lema, para alcanzar su objetivo final, que es obstaculizar aquello por lo que nosotros luchamos”, señaló.

“Cualquier idea que se tiene sobre las relaciones humanas sobre la manera de vivir la sexualidad por supuesto que es ideológica. Es imposible pensar que nuestras acciones no son producto de nuestra ideología. Pero no sabría si llamar la nuestra (ideología) de género, porque entonces la de ellos cómo debería ser, ¿de odio y restrictiva?”, agregó.

En este sentido calificó de una “irresponsabilidad teórica” otorgarle a la “genitalidad con la que nacemos un nivel de significancia enorme”. “Ellos y ellas (por quienes están en contra de la diversidad) ¿de verdad piensan que tener pene significa usar pantalón? ¿que tener pene y testículos es sinónimo de valiente? ¿de competitivo? ¿de ir de frente? Es tan absurdo”, indicó.