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Deportes 21 de diciembre de 2018

La casa del tenis de mesa

Claudio Sánchez dirige todo lo que tiene que ver con la administración, la competencia y la enseñanza de este deporte en el club Ingeniero Acosta.

Claudio Sánchez (centro) en la sede del club Ingeniero Acosta, junto a Adriana Costagliola e Inés Arrondo, durante una acción para promocionar la Correcaminata Luces. Foto: Christian Martínez

Por Marcelo Solari

El club se llama Ingeniero Acosta. No recuerda a ningún prócer ni a un profesional histórico. Pero para el protagonista de esta historia, Claudio Sánchez, ha sido una persona súper importante. Vital para el nacimiento de la entidad cuya sede, ubicada en el piso superior de Lisandro de la Torre 42, es “el” lugar del tenis de mesa en Mar del Plata. Sánchez dirige todo lo que tiene que ver con la administración, la competencia y la enseñanza.

-Normalmente se usan como sinónimos cuando en realidad no lo son. ¿Cuáles son las diferencias entre tenis de mesa y ping-pong?
-Primero que nada, el ping-pong es un juego recreativo, que se practica en los hogares. El nombre está influenciado por una marca estadounidense de mesas y se popularizó así. El tenis de mesa es un deporte que pasó a formar parte del programa olímpico desde los Juegos de Seúl 1988. Es muy popular en Asia y en Europa, donde hay grandes torneos y
está creciendo bastante en Sudamérica, desde donde muchos jugadores -también europeos- se van a entrenar a China, una verdadera potencia, y participan en la Liga de ese país.

-A la vista se los percibe bastante parecidos pero seguro que hay diferencias muy notorias para quienes los practican…
-La gran diferencia son los materiales con que se construyen los elementos, los cuales tiene que estar aprobados por la Federación Internacional de Tenis de Mesa. Para que tengan una idea, una buena paleta de ping-pong cuesta 200 pesos; y en cambio, una de tenis de mesa, cuesta 200 dólares.

-¿Las medidas de la mesa son iguales?
-En realidad deberían ser iguales. La medida reglamentaria de ITTF (Federación Internacional de Tenis de Mesa, por su sigla en inglés) es de 2,74 metros de largo por 1,525 de ancho. Pero, una vez más, cualquiera ha jugado al ping-pong como ocio en su casa en mesas de diferentes medidas. Nosotros tenemos mesas profesionales, marca Donic (alemana), que están homologdas hasta para Juegos Olímpicos. El pique es diferente, mucho más rápido y más bajo, porque la pintura, epoxi al horno, también es diferente.

-¿Por qué el club se llama Ingeniero Acosta?
-Mi amigo Gonzalo Acosta es una persona muy querida por mí. El me enseñó todo de este mundo del tenis de mesa. Lo conocí en 2003, en un torneo en el IAE Club, que hizo la Facultad de Ingeniería. Fui con otro amigo y me tocó enfrentar a Gonzalo. Como él está en silla de ruedas, al principio me resultaba extraño enfrentarlo. Se la tiraba al medio. Y me ganó. Después me invitó a jugar a su casa y me enseñó todo sobre el tenis de mesa, porque yo jugaba al ping-pong. Me enseñó otros golpes más allá de lo básico y, gracias a él, instalamos un club en el Centro Navarro, donde estuvimos un año; y después nos fuimos a El Cañón.

-¿Cómo llegan a la actual sede?
-En 2015 se dio la oportunidad de alquilar este espacio físico disponible para nosotros las 24 horas y no lo dudamos. Teníamos que ponerle un nombre de fantasía y, gracias a todo su apoyo, elegí “Ingeniero Acosta”. Ni le pregunté. Como él es tan humilde no quería, pero los reconocimientos para las pesonas tan queridas hay que hacerlos en vida.

-¿La Asociación también funciona en este lugar?
-Sí, la Asociación de Tenis de Mesa Mar y Sierras funciona acá, tenemos los chicos del club que me ayudan siempre pero todavía no está terminada de constituir. Es difícil conseguir cosas. No somos buenos en marketing o difusión. Funcionamos bien en la parte deportiva y en la enseñanza, pero nos falta el otro ángulo.

-¿Figura inscriptos como deporte bajo la órbita del Emder?
-No, no figuramos. La etapa local de los Juegos Bonaerenses la hacen acá, en este club, pero no estamos inscriptos. No sé cómo llegar para solicitar distintas cuestiones. Lo asumo como un error, no lo sé manejar. Cuando veo una injusticia, me enojo, no me salen las palabras y no quiero saber más nada. Y no me gusta mendigar.

-¿Cómo subsisten al no tener apoyo de ninguna clase?
-Es como una empresa. Yo digo que es mi PyMe porque vivo de esto. Es un club, está la Asociación, pero el que armó todo esto, compró las mesas, armó todos los separadores, pintó y todo lo demás, fui yo. Y Gonzalo (Acosta) me ayudó un montón. Es mi trabajo. Gracias a Dios puedo llevar el dinero a mi casa a través de esta actividad. Se cobra una cuota social, cuyo valor depende de la cantidad de días que cada uno venga a entrenar en la semana.

-¿Y sin estar asociado, cualquier persona puede venir a tomar un turno y jugar?
-No es lo usual, pero también lo hacemos. Tenemos algunos eventos, como los Juegos Evita, o alquilamos las mesas para distintos torneos que no organizamos nosotros. En el salón tenemos 9 mesas, pero en total son 18 (ocho de ellas, marca Donic, reglamentarias para torneos internacionales). En caso de torneos o entrenamientos de la selección argentina en Mar del Plata, la Federación Argentina me solicita que les provea las mesas, para evitar los traslados desde Buenos Aires, porque el material es muy delicado.

-¿Es cierto que se va sumando gente, especialmente más niñas a la práctica?
-Mi cuenta pendiente, desde 2007 que estoy dando la actividad, era difícil conseguir chicos que se acercaran y les gustara. O que los padres vieran lo que hacíamos nosotros. Cuando arranqué con esto yo era jugador, no entrenador. Pero me perfección. En 2012 hice un curso en el Cenard y mi forma de trabajo fue mejorando. Y hoy en día, a través de videos y técnicas que fui aprendiendo, los chicos enseguida le agarran la mano. Antes me costaba más que enseñarle a un grande. Hoy, cualquier chico que viene, en dos semanas ya puede hacer un peloteo sostenido con una persona grande que ya sepa jugar. Los chicos aprenden muy rápido. Y tenemos varias chicas. Mi hermana arrancó y aparecieron varias. Tienen la oportunidad de que como no hay muchas, en poco tiempo se meten entre las diez mejores del cicrucito nacional y con chances de viajar a un torneo sudamericano.

-¿De qué edades son las chicas?

-Desde Sub 9 hasta Sub 13. El proceso también me hace aprender a mí, porque se trabaja diferente que con los varones. Las chicas juegan más rápido, los golpes son más planos, muy cerca de la mesa, no se alejan y le pegan mucho más fuerte que los varones, que usan mucho los efectos.


Información útil

El club Ingeniero Acosta abre sus puertas los martes y jueves, de 10 a 12, y de lunes a viernes, de 18.30 a 20.30 (principiantes) y de 20.30 a 22.30 (avanzados), en Lisandro de la Torre 42 (a metros de Juan B. Justo e Independencia).
“Las redes sociales las maneja un amigo, Tomás Cabrera. En Facebook e Instagram se puede visitar Tenis de mesa en Mar del Plata (@TDMenMarDelPlata).
La Asociación Mar y Sierras, en tanto, nuclea la actividad del partido de General Pueyrredon, Necochea, Balcarce, Comandante Nicanor Otamendi, Villa Gesell, Pinamar y Mar Chiquita.
Para mayor información, comunicarse al 223-6007367.



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