Después de finalizada la audiencia, Paola Campos reveló que decidió denunciar lo que le había ocurrido días después de conocido el caso Lucía Pérez, en octubre de 2016.

A diferencia de otras víctimas de abuso sexual, que buscan el anonimato para que no se sepan detalles de la situación que sufrieron por pudor o vergüenza, a Campos la invadieron la impotencia y la bronca. Y en vez de esas sensaciones, tuvo la necesidad de que se hiciera justicia. Por eso, celebró la condena que recibió Alejandro Mendoza.

“Sabía que iba a ser condenado, no podía quedar impune el hecho. Iba a pelear hasta la muerte”, dijo ante la prensa al salir de la sala del Tribunal Oral N° 3. “Siento un alivio tremendo, como ya lo había sentido el día del careo”, agregó.

De todas formas, confesó que en sus pensamientos previos a oír el veredicto mantenía algún reparo. “No me imaginaba esta condena por cómo venía todo últimamente… Es una alegría inmensa que pague por lo que hizo”, indicó.

En ese contexto, agradeció a familiares y amigos, y a Patricia Gordon, titular de la ONG En Red. Todos ellos, explicó, la acompañaron y la contuvieron durante estos últimos dos años. Inclusive, Marta Montero, la madre de Lucía Pérez, se hizo presente ayer en Tribunales y festejó la decisión de los jueces (dos de ellos, Gómez Urso y Carnevale, son los mismos que intervinieron en el juicio por la muerte de su hija).

Antes abandonar el edificio de Almirante Brown y Tucumán, Campos concluyó: “No hay que callarse, hay que seguir porque esto nunca se termina: todos los días suceden femicidios y hay gente que no se anima a hablar. Yo lo hice después del caso Lucía Pérez, ahí dije: ‘Voy a hablar… No voy a sentir vergüenza por algo que no hice, fue algo que me tocó vivir’, y lo hice”. Luego, se retiró de Tribunales entre abrazos y aplausos.