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Opinión 2 de noviembre de 2019

Alberto y el nuevo amigo americano

por José Calero

Alberto Fernández evalúa la conveniencia de que Estados Unidos sea el primer país que visite como presidente electo tras asumir el 10 de diciembre próximo, una posibilidad que se acrecentó luego del llamado de Donald Trump para felicitarlo.

La cálida comunicación con Trump tomó por sorpresa al presidente electo, no tanto por la cortesía, sino por los elogios que recibió.

“Va a hacer un trabajo fantástico”, exageró Trump con sus buenos deseos, y pidió conocerlo “inmediatamente”.
Amigo de Mauricio Macri, Trump había lanzado hace un tiempo una ironía sobre el kirchnerismo durante una cumbre internacional, luego de que la Argentina anunciara el acuerdo entre el Mercosur y la UE.

“Ahora sí, no vuelven más”, había dicho el presidente norteamericano, lo que despertó risas de Macri y de otros presidentes que los acompañaban.

El pronóstico no se cumplió, el peronismo/kirchnerismo volvió al gobierno y ahora hay que barajar y dar de nuevo, de ambos lados de la diplomacia.

De la conversación con Trump, el punto que más interesó al presidente electo argentino es la luz verde que su par norteamericano parece haber dado para renegociar el préstamo del FMI.

Será uno de los primeros objetivos de la nueva administración, en paralelo con la renegociación que, en los hechos, ya habría comenzado con los principales fondos de inversión.

Alberto Fernández, por consejo de Guillermo Nielsen, pretende cerrar un acuerdo con los acreedores privados para luego llevar el proyecto al Congreso.

El objetivo de mínima es prorrogar por dos años los pagos de deuda, tal vez a cambio de respetar los intereses y no aplicar quitas.

Una vez logrado ese objetivo, sería el turno de renegociar un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, al mayor plazo posible, tal vez diez años.

“Alberto quiere un escenario casi libre de pago de vencimientos por al menos dos años, para apuntar todos los cañones a la reactivación de la economía y la baja de la pobreza”, especulan cerca de las oficinas del presidente electo sobre la calle México.

Para renegociar con el FMI es clave el respaldo de Trump y de la canciller alemana Angel Merkel, quien también se comunicó con el presidente electo para felicitarlo.

Pero fueron notorios los matices distintos con que se comunicó el contenido de la conversación entre Fernández y Trump.

El más notorio fue que en el comunicado del presidente electo no se mencionaron los temas de “seguridad y democracia” sí incluidos en el informe de Departamento de Estado sobre el diálogo.

Estados Unidos pretende mantener y, si es posible profundizar, la lucha contra el narcotráfico en la Triple Frontera y la condena del régimen venezolano de Nicolás Maduro.

Son dos temas que hacen ruido en el hilo discursivo del presidente electo, quien ha evitado calificar de dictadura al gobierno bolivariano, reclama la liberación del brasileño Lula Da Silva y mantiene diálogo permanente con el boliviano Evo Morales.

Bolivia es un país que siempre está en la mira de los Estados Unidos por sus vastos territorios dedicados al cultivo de coca.

Antes de ser electo, Fernández había señalado su intención de sacar a la Argentina del Grupo de Lima, el bloque de países latinoamericanos que presiona por un llamado a elecciones en Venezuela para terminar con una sangría humanitaria que provocó la huida de más de tres millones de personas, una parte hacia la Argentina.

México, el primer país que el presidente electo decidió visitar tras ganar las elecciones, se fue del Grupo de Lima, por decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero si el tema político preanuncia nubarrones, nada indica que la renegociación con el FMI vaya a ser un lecho de rosas, a pesar de la verborragia de Trump.

El jefe del Tesoro estadounidense, Robert Mnuchin, recordó que la Argentina tiene un “compromiso con el FMI” y dijo esperar que el gobierno de Alberto Fernández lo “cumpla”.

El Fondo ya desembolsó casi US$ 45.000 millones, de un paquete total por US$ 56.300 millones que ahora fue puesto en revisión.

Fernández fue muy duro con esa ayuda financiera y sostuvo que sólo sirvió para “fugar capitales”.

Claro que cuando lo dijo aún no había siquiera ganado las PASO, por lo que habrá que esperar en qué términos se refiere ahora al tema cuando falta poco más de un mes para asumir como jefe de Estado.

El fin de semana próximo se realizará en Buenos Aires una cumbre del Grupo de Puebla, que será inaugurada por el presidente electo.

Esa cumbre es organizada por el dirigente chileno Marco Enríquez-Ominami, muy cercano a Alberto Fernández, a tal punto que lo acompañó a México para su reunión con López Obrador.

El objetivo del Grupo de Puebla es dar nuevo impulso al “progresismo” en la región, y representar un contrapeso al neoliberalismo que expresan el brasileño Jair Bolsonaro -quien dijo que no asistirá a la asunción de Alberto- y el chileno Sebastián Piñera.

La retórica de Fernández en ese encuentro también permitirá vislumbrar el posicionamiento real de la Argentina en el nuevo escenario abierto tras el inminente regreso del peronismo/kirchnerismo al poder.

(*): Especial para NA.