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Policiales 19 de septiembre de 2016

Se entregó a la policía uno de los dos prófugos del crimen de la profesora de tango

Ezequiel Blanco estaba señalado como uno de los posibles cometedores del crímen de María Cecilia "Tati" Caviglia, la dueña de un hostel porteño que el mes pasado apareció asesinada y calcinada en una valija en la ruta 2 de Dolores

Ezequiel Blanco, uno de los dos prófugos por el crimen de María Cecilia “Tati” Caviglia, la dueña de un hostel porteño que el mes pasado apareció asesinada y calcinada en una valija en una ruta 2 de Dolores, se entregó esta tarde en la sede de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Quilmes, según informaron fuentes policiales.

Blanco (28), oriundo de la zona sur del conurbano, se presentó junto a uno de sus abogados, Gustavo Julio, en dicha dependencia policial situada en Alison Bell y Garibaldi, donde quedó detenido ya que pesaba sobre él una orden del captura internacional del juez de Instrucción 11 porteño, Pablo Ormaechea.

Sergio Cortés, el otro defensor del acusado, explicó a Télam que el joven decidió entregarse ahora a pesar de que aún está sin resolverse la apelación al rechazo de eximición de prisión que presentaron la semana pasada.

“Él siempre quiso entregarse y fue lo que nosotros le aconsejamos desde un comienzo“, señaló Cortés, quien agregó que hasta esta noche no estaba definido si Blanco iba a quedar alojado en la DDI o en la alcaidía de los tribunales de Quilmes a la espera de ser trasladado ante el juez Ormaechea.

El lunes se conoció una entrevista a Blanco que publicó el diario El Sol de Quilmes en la que aseguró que él no cometió el asesinato de “Tati” Caviglia (50) y culpó a un amigo suyo de la infancia, Joel Maximiliano Báez (29), quien había comenzado a trabajar para la víctima y que aún permanece prófugo.

El acusado reconstruyó en la entrevista gran parte de lo que ya había relatado en un escrito presentado el 2 de este mes ante la Justicia y al que accedió Télam. En ese sentido, Blanco indicó que se reencontró por Facebook con Báez hace poco y que le recomendó a “Tati” que lo tomara para realizar tareas de limpieza y de mantenimiento en el hostel del barrio porteño de San Cristóbal, tarea que comenzó el 22 de agosto.

De acuerdo al joven empleado de la víctima, el 24 de agosto, él y Báez charlaban cuando éste le preguntó: “Escúchame, ¿ella no tiene familiares?, ¿no tiene a nadie?”, en referencia a “Tati” y él le respondió que no, a lo que su amigo sostuvo “a esta vieja hay que matarla”, aunque el declarante reconoció que se lo tomó a “broma”.

Sin embargo, el 25 de agosto a la noche, el día en que “Tati” fue vista por última vez, Blanco contó que vio a Báez salir de la habitación de la mujer con las manos ensangrentadas y luego irse del hostel con una valija de grandes dimensiones.

“Ya está, se terminó, la maté”, señaló el joven que le dijo Báez en esa oportunidad y continuó: “Lo que recuerdo es que entré en un estado de shock, me siento en el sillón, me agarraba la cabeza, me puse extremadamente nervioso y no sabía cómo reaccionar”. Y añadió: “Me encerré en la habitación, él baja de la escalera con la valija, además tenía más cosas dentro de otra bolsa. Tipo dos o tres de la madrugada él regresa y me busca, golpea la puerta de mi cuarto y me pregunta cómo estaba, le digo que mal y que me dejase tranquilo”.

“Báez me amenazó”, aseguró Blanco y recordó que en un momento “él prende la televisión y los noticieros informaban de la aparición de un cuerpo incinerado en el kilómetro 222 de la ruta 2”.

Me dice que a mi me iba a pasar lo mismo que a esa mujer, mientras señalaba la tele”, agregó el acusado, acompañado por sus abogados, Gustavo Julio y Sergio Cortés.

“Me siento arrepentido de no haber actuado en el momento en que lo veo a él con las manos ensangrentadas, cuando lo vi bajar las escaleras, de no haber podido llamar al 911 y de pedir ayuda”, expresó Blanco.

De acuerdo a la defensa de éste, luego de descartar el cadáver calcinado, Báez obligó a Blanco a viajar a la provincia de Jujuy donde llegaron el 27 de agosto a La Quiaca. Una vez allí, siempre según Blanco, Báez los despojó de casi todas sus pertenencias y cruzó a Bolivia mientras que él se contactó con familiares que viven en Jujuy y que le dieron dinero para regresar a Buenos Aires, llegando el 31 de agosto. Al día siguiente, el acusado se entrevistó con sus abogados y el 2 de septiembre judicializaron la versión del joven.

Sin embargo, los investigadores judiciales y policiales tienen pruebas de que Blanco también pasó a Bolivia por el cruce La Quiaca-Villazón y que luego regresó al territorio jujeño.

La desaparición de Caviglia, una mujer conocida en el ámbito del tango y las milongas porteñas, se produjo la noche del 25 de agosto y fue denunciada al día siguiente en la comisaría 18va. por una amiga que estaba preocupada porque la víctima se había ausentado, igual que su empleado Blanco, y no se conectaba al Whatsapp.



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