CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Deportes 2 de diciembre de 2021

“La sensación de la caminata desde el vestuario a la cancha principal en Wimbledon es inexplicable”

Horacio Zeballos habló con LA CAPITAL sobre su gran temporada. "Realmente fue un gran año", expresó el marplatense que disputó el Masters de Turín en dobles.

Por Marcelo Solari

El marplatense Horacio Zeballos, quien llegó a ser número 3 del mundo en la especialidad, es considerado el mejor doblista argentino de la historia. Durante su período de descanso antes de iniciar la pretemporada, pasó por esta ciudad y recorrió los preparativos del magnífico tributo que el Club Náutico le brindará a su hijo dilecto, Guillermo Vilas.

Precisamente este año, el zurdo del Edison Lawn Tenis superó al otro zurdo y marplatense en mayor cantidad de títulos en dobles (18). Todo un honor, sin dudas, especialmente porque Zeballos no oculta su devoción por Vilas. En plena madurez de su carrera y todavía con muchos objetivos y desafíos por delante, esto le dijo a LA CAPITAL en una extensa entrevista exclusiva:

-Tal vez resulte difícil encasillarlo como el mejor de tu carrera, pero termina 2021 y es imposible no calificarlo como muy bueno. ¿Cómo lo calificarías?
-Realmente fue un gran año. Básicamente porque volvimos a repetir la clasificación para el Masters de dobles, y ese es el sueño y el objetivo de cada tenista cuando arranca la temporada. Uno quiere sumar la cantidad de puntos necesaria para llegar a ese momento. Es una semana muy especial, se vive con otra alegría, un goce especial. Lo ves en la cara de todos los jugadores, se nota en la forma en que caminamos y en cómo disfrutamos de las instalaciones del torneo y de haber llegado allí.

-Y haber llegado es la consecuencia de muy buenos resultados…
-Sí, por supuesto. Pudimos hacer final en Wimbledon, aunque obviamente uno se queda con las ganas y la espinita de no haber podido levantar la copa, pero la experiencia de esa caminata desde el vestuario hasta la cancha principal por esos pasillos históricos, hermosos y tan bien cuidados, como todo lo que rodea al torneo, es inexplicable. Haber llegado hasta la cancha central para jugar una final y haber pasado antes por ese pasillito por el cual pasaron tantos campeones y por el cual he visto a Roger (Federer) tantas veces pasar por ahí, fue otro premio más a tanto esfuerzo y sacrificio durante tantos años. Además ganamos otros dos Masters 1000, así que sin dudas fue un gran año.

Horacio 1

-Se hablaba maravillas del Masters de Londres. Ahora la sede se mudó a Turín, pero parece que no tiene nada que envidiarle, ¿verdad?
-En absoluto. Fue un espectáculo único. El estadio Arena O2 de Londres era increíble, muy grande. Este, el Pala Alpitur es un poco más chico, pero no tiene nada que envidiarle. Hicieron un juego de luces que me encantó. Me pareció maravilloso como era toda la entrada para nosotros hasta el momento en que llegábamos al banco dentro de la cancha. La música, los juegos de luces, que se apagaban y prendían. Hermoso. Toda la organización fue muy buena y pesar de ser el primer año, que siempre es el más complicado para una sede nueva. Estuvo bien logrado. Y lo bueno es que se pudo jugar con público. No con el 100%, pero se permitió un aforo del 60% y había un lindo clima. Son italianos, eufóricos como nosotros y se sentía muchísimo. Incluso en el dobles, que siempre lleva menos público, estaba igual que para los singles.

-Decías dos años seguidos en el Masters, y dos años seguidos llegando a semifinales. ¿La sensación es un poco agridulce porque estaban jugando como para llegar al menos hasta la final?
-Sí, puede ser. Obviamente uno quiere ganar todos los torneos que juega, y cuando son importantes, más todavía. Pero quizás, lo que tiene el Masters, comparado con otros torneos, es que el resultado queda como en un segundo plano. El hecho de estar ahí implica jugar todas finales. Desde el primer partido hasta el último que jugás, independientemente de la instancia que sea. Nosotros, en nuestro segundo partido, jugamos contra la mejor pareja del año (N. del R.: los croatas Nikola Mektic y Mate Pavic) y le ganamos. Fue muy lindo. Llegamos a semifinales y lógicamente queríamos seguir. A los franceses (Pierre-Hugues Herbert y Nicolas Mahut) ya les habíamos ganado este año y llegábamos con expectativas altas. Pero nos encontramos contra unos rivales muy duros, que estaban pasando un gran momento, lo venían marcando en sus últimos partidos. Nos quedamos en la puerta de final, pero contentos por lo que hicimos en esa semana.

-De todo lo bueno que vienen haciendo como binomio con Marcel Granollers, acaso la cuenta pendiente es un título de Grand Slam. ¿Ese es el gran objetivo para 2022?
-Sí, sí, por supuesto. Sería lindo cumplirlo. Pero si no lo logro, igual me quedaré tranquilo.

-No te obsesiona…
-No, para nada. A ver, seguramente estará entre los objetivos que nos plantearemos. Ganar un Grand Slam, poder ser número uno del mundo, todos objetivos materiales. Pero no me obsesiona, porque yo sé que, desde el primer día en que arranco la pretemporada hasta el día previo a terminar cada año, doy todo. Y sé que estoy haciendo lo mejor posible para obtener los mejores resultados. Después, en la práctica se pueden dar o no.

Horacio y Horacito1

-¿Ya tienen presupuestado una cantidad de torneos a jugar para el año que viene?
-Sí, intentamos jugar no tanto como antes, cuando lo hacíamos en singles. No volvernos locos con las giras largas. Son alrededor de 18 o 20 torneos, aunque dependerá de los resultados. Si vamos directamente a los Masters 1000 y a los Grand Slams, que son los torneos más duros, y nos está yendo bien, tal vez no jugaremos algunos torneos más chicos. O, si en algún momento estamos faltos de confianza, o necesitamos agarrar ritmo antes de un Grand Slam, jugaremos algún torneo extra.

-¿Los sorprende que haya cada vez más parejas realmente buenas, candidatas o aspirantes a ganar los torneos? Son varias…
-Sí, lo que me sorprende a mí, hoy en día, es la cantidad de singlistas que también están jugando dobles. Este año, por ejemplo, en el Masters 1000 de Cincinnati, en todas las rondas nos tocaron singlistas buenos, que están dándole importancia al dobles. Acaso porque subieron -mínimamente- el monto de los premios, porque sigue habiendo una diferencia abismal. Pero se ve que eso también incentiva a los singlistas a jugar el dobles. Y cada tenista que se dedica al dobles, lo hace cada vez en forma más profesional. Y eso hace que se eleve el nivel y ganar sea cada vez más difícil.

-No son solo los que habitualmente llegan a las definiciones, sino que de pronto aparecen algunos que no son tenidos en cuenta y ganan muchos partidos…
-Hoy en día se le está dando mucha importancia al tenis en las universidades de Estados Unidos. Y hay muchos chicos de 24 o 25 años que terminan los estudios, no los viste nunca en el Circuito y se empiezan a dedicar al dobles. Son grandes jugadores que no conocés, aparecen y pegan un resultado importante. Pasó así con el británico Joe Salisbury. Ahora está muy consolidado. Pero yo no lo conocía, salió de la nada, venía de una Universidad. Es un crack. No estuvo en Juniors, ni en Futures, ni en Challengers porque tomó otro camino. Un camino que hoy está muy marcado y también es muy bueno.

-En su momento dijiste que los jugadores sudamericanos, por diferentes factores, maduran más tarde que los europeos o norteamericanos. Y entonces alcanzan su pico a una edad diferente, como a los 28 o 29 años. ¿Eso está aún más marcado en la actualidad?
-Sí, creo que sí. Quizás nosotros somos más temperamentales y vamos aprendiendo más con la experiencia que con la juventud. Lo veo todo el tiempo. Los chicos rusos, a los 21 o 22 años ya están casados y tienen hijos. Es otra mentalidad. Lo importante es hacer un buen trabajo, aguantarlo, ser consciente de esa realidad para no desesperarse si no se ven los resultados cuando tenés 20 o 21 años.

-¿A esta altura de tu carrera sentís que el físico no es el mismo de antes y lo suplantás con más inteligencia o experiencia para plantear los partidos?
-Ni hablar. Quizás ahora me cuido muchísimo físicamente. Obviamente que el dobles implica menos desgaste, pero recuerdo mis últimos años de singles, que ya no era un joven, y tenía ese mix entre cuidarme el físico y la experiencia de tantos años. Diría que jugué mi mejor tenis, incluso. Tuve buenos resultados, quizás de no tanto impacto como aquel de Viña del Mar (N. del R.: venció en la final al español Rafael Nadal), pero sentía que estaba jugando mejor tenis que en 2013.

-De todo lo bueno que te ha pasado durante tu carrera, ¿nada se compara con haberle ganado aquella final a Rafael Nadal?
-Fue algo único, por todo lo que significa Nadal y en polvo de ladrillo. Quizás hoy, a nivel resultado, ganar un título de Masters 1000, lo disfruto un montón y me pongo igual de nervioso que cuando tenía match-point frente a “Rafa”. Pero haberle ganado a él en un partido por un título, fue algo muy grande.

-¿Te convence el nuevo formato de Copa Davis?
-No, no me gusta mucho. Más que nada ahora, que volvimos a jugar de local y sentí el ambiente que se sentía con la localía a favor. Este formato ha perdido todo ese clima, a favor o en contra, la participación de la gente. Con este nuevo formato es muy difícil que, por ejemplo, viajen 2.000 o 3.000 argentinos para ver la Copa Davis. Es una lástima que eso se haya perdido. Para mí habría que haberle buscado la vuelta por otro lado. Tampoco se podía seguir con el formato anterior, porque muy extenuante para los tenistas, pero éste tampoco creo que ayude demasiado.

-¿Es más fácil o más difícil ganarla ahora?

-Creo que se hizo más parejo porque son menos puntos en disputa. Sí es seguro que el dobles pasó a ser muy importante, determinante. Y eso a mí me gusta. Pero también es una fecha muy complicada, al final del calendario, cuando los jugadores ya están cansados, o vienen con alguna lesión, y hay poco tiempo de descanso antes de empezar a preparar la temporada siguiente.