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Opinión 22 de septiembre de 2023

A 50 años del fin de la proscripción de Perón

Por Eduardo Javier Niella

 

El 23 de septiembre de 1973, hace  50 años, los argentinos volvían por segunda vez en ese año a concurrir a las urnas, saldría de ellas triunfante con el histórico porcentaje del 62% de los votos, el único argentino que ostenta el honor de haber sido elegido tres veces por su Pueblo: Presidente de la Nación, el Teniente General Juan Domingo Perón.

Culminaba así la ignominia de la proscripción de la que había sido objeto él y su Movimiento por 18 años en virtud del Decreto – Ley nº 4161/56 dictado por los autodenominados “libertadores” de entonces.

Al cerrar la campaña electoral el 21 de septiembre de 1973, el Gral. Perón se dirigió por radio y televisión al Pueblo Argentino señalando: “ Desde que las circunstancias que yo no busqué me han colocado en la situación de tener que
afrontar una nueva y grave responsabilidad, deseo hacer llegar a todos los argentinos, y muy especialmente a los compañeros, algunos pensamientos dirigidos a fijar la orientación general que ha de seguir nuestro movimiento, en
el caso de que los comicios nos sean favorables. No es un secreto para nadie que en el ambiente nacional se mueven factores de perturbación que, en nombre de las tendencias más dispares, provocan hechos a veces inconcebibles si se piensa en beneficio de la comunidad. Tales factores obedecen simplemente a dos tendencias perfectamente determinadas: una, el aumento exagerado de la delincuencia común; otra, el designio de una perturbación política y aun económica muchas veces inconfesable; todas, sin embargo, aparecen algunas veces coordinadas mediante una acción solapada y otras abierta, donde se percibe la influencia foránea del imperialismo, que no ha dejado de trabajar en contra de los gobiernos libremente elegidos por los Pueblos…”

Al evocar este cincuentenario de aquel acontecimiento histórico nos permitimos resaltar a continuación algunos párrafos del mensaje “Una Revolución en Paz para Todos los Argentinos” con el que Juan Domingo Perón cerro su campaña electoral y que pueden servir como reflexiones para iluminar nuestro presente.

“… nosotros hemos aprendido con una experiencia que tan cara nos ha costado, y hoy tenemos firme en la mente no un revanchismo destructivo, que hemos presenciado entristecidos, sino la necesidad de superar pasiones insanas en aras del bien común de la Patria, que ha de ser el objetivo supremo de todos los argentinos.”

“…grupos económicos no menos perturbadores se empeñan en lograrlo a costa de las necesidades primarias de la población, resultando así el enemigo común. Si todo negocio o comercio lícito ha de ser amparado y protegido por el
Estado, no es menos cierto que todo acto ilícito en este terreno ha de ser castigado por las leyes de la Nación, que el gobierno está en la obligación de aplicar.”

“La clase trabajadora argentina ha dado pruebas irrefutables de su madurez, de su paciencia y de su tolerancia durante largos años de necesidades insatisfechas y abusos incalificables. Está en consecuencia libre de toda
acusación de avaricia cuando reclama para sí una mayor participación en el producto del trabajo común. Como es indiscutible el derecho que ella tiene a la defensa de sus intereses profesionales y a las aspiraciones de una vida mejor. Es preciso entender que hoy gobernar es crear trabajo, porque no es concebible que, en un país como el nuestro, donde todo está por hacerse, exista un millón de hombres que no tienen ocupación.”

“Falta ahora que todos nos pongamos en la tarea de facilitar a esa juventud el acceso natural a las funciones que biológicamente le corresponden en el transvasamiento generacional, sin el cual todo puede envejecer y aún morir.
Durante este gobierno de emergencia se deberá en gran parte realizar el cambio generacional que nos permita a los viejos morir con la sensación de haber cumplido también con este deber. Así como el dirigente nace y no se hace, no es menos cierto que el genio es también trabajo. Las comunidades no valen tanto por sus riquezas ni por el número de sus habitantes, como por la capacidad de los dirigentes que las encuadran y conducen.”

“De ello ha de inferirse la importancia que hemos de asignar a la formación y conservación de nuestros dirigentes. Desde 1956 especialmente he notado en el continente latinoamericano, junto con el proliferar de las dictaduras, una
campaña foránea malignamente organizada contra los dirigentes políticos en general. Esa campaña ha llegado en casos determinados hasta la proscripción de los dirigentes o la privación de sus derechos políticos. Es indudable que en muchas circunstancias hemos sido nosotros, los políticos mismos, los que más hemos colaborado en el éxito de tan malvada intención, usando la baja calumnia y los medios más inverosímiles para infamar a los hombres de
gobierno. Por eso creo que por sobre toda otra consideración los argentinos, y en especial la juventud que aspira a reemplazarlos, tienen necesidad de meditar sobre la mejor manera de servir antes que dedicarse a criticar
desaprensivamente a los demás dirigentes, que si proceden de buena fe tienen el derecho a ser respetados en su investidura y aun perdonados en los yerros que puedan cometer. Porque ningún aspirante a dirigente podrá engrandecerse con la desgracia de los demás, pero sí desprestigiarse por una elemental falta de ética política y humana. Si queremos realizar unidos y solidarios la revolución en paz que la situación impone, será preciso que comencemos por respetar los preceptos de una convivencia indispensable. Frente a algunos cuadros que me ha sido dado presenciar desde que estoy en el país y actúa en el gobierno nuestra tendencia, no puedo menos que observar procedimientos populares que no coinciden con la libertad que estos gobiernos han dado al pueblo. No es suficiente que exista la libertad, sino que es indispensable que el pueblo sepa hacer uso apropiado de ella. Es preciso comprender que lo que se ha destruido durante muchos años no se puede reconstruir en unos pocos días, y si el pueblo no coopera con paciencia y comprensión en la tarea en que el gobierno se empeña, todo puede verse entorpecido.”

“Luchamos por establecer un nuevo orden en el que la injusticia debe desaparecer; y si es justo que cada sector busque reivindicar sus derechos y conveniencias, no es menos importante el proceder mediante el cual se lo trate
de lograr. Las manifestaciones tumultuosas, como los reclamos violentos, no suelen ser el mejor camino.”

“No es lo prudente murmurar o gritar tumultuosamente en la calle, sino recurrir ante quien lo pueda remediar. Es preciso que todos comprendamos que son muchos los problemas creados, y aunque sea grande la voluntad de
resolverlos, lo humano tiene su límite, que se agranda cuando hay cooperación y se acorta cuando la intransigencia o la violencia reemplazan al buen juicio y la prudencia.”

“… cualquiera sea el gobierno que salga de las urnas, nos pongamos todos en la tesitura de apoyarlo y ayudarlo, en la convicción más absoluta de que con ello nos estaremos ayudando todos… hemos de pedir a todos los dirigentes
políticos argentinos una cooperación activa y fehaciente que nos permita sentirnos compañeros de ruta y de fatiga en defensa del bien común de nuestra Patria.”



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