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A 69 años del primer título mundial de Fangio en la F1

Lo concretó el 28 de octubre de 1951, en Barcelona, al comando de un Alfa Romeo.

Por Oscar Filippi

En 1951 Juan Manuel Fangio conquistaba su primer título mundial en la Fórmula Uno y con un automóvil italiano, Alfa Romeo, tras encarnizado duelo con el equipo Ferrari, que de todos modos logró batir a los Alfetta en Silverstone, Monza y Nürburgring.

Fangio, Farina y Fagioli (las tres “F”) integraron el equipo oficial de Alfa Romeo durante el Campeonato Mundial de 1951, aunque se incorporaron para algunas carreras los pilotos Taruffi, Parnell y Sanessi.

La última fecha en Barcelona llegaba con tres aspirantes al título: Fangio, Ascari y González. Finalmente, ganaría Fangio y con esta última victoria logró el primero de sus cinco títulos mundiales.

A lo largo de todo el campeonato, Fangio obtuvo el primer puesto en el GP de Suiza, en Berna, el 27 de mayo, el GP de Europa, en Reims, el 1 de julio, y el GP de España, en el Circuito de Pedralbes de Barcelona, el 28 de

octubre.

A pesar de la victoria, Alfa Romeo anunció al término del campeonato su decisión de abandonar la Fórmula 1.

Los aficionados argentinos nunca vimos correr en nuestro país a la “Alfetta 158” que le posibilitó a Fangio, conquistar el título mundial de 1951 y el subcampeonato un año antes.

Al comienzo de la temporada de 1951, Fangio corrió para el equipo Mercedes Benz en Argentina, con el modelo W163 de pre-guerra. Participó luego en dos pruebas europeas por invitación de Ferrari, en Monza, y de Gordini, en París, y en Las 24 Horas de Le Mans, con un Talbot.

Así, Fangio comenzaba a escribir lo que a la postre se convertiría en una “Leyenda” hasta nuestros propios días.

Una leyenda mundial que comenzó en nuestro país, cuando en una de sus temporadas internacionales, creo que en la de 1947, Jean Pierre Wimille, piloto de origen francés que había corrido para el equipo Alfa Romeo, había visto al

argentino y desconocido Fangio, corriéndole de igual a igual con su auto de mecánica nacional “Volpi Chevrolet”.

Fue Wimille quién, recomendó a nuestro Fangio a la casa italiana Alfa Romeo. Lamentablemente, al año

siguiente (1948), en el circuito de Palermo, Jean Pierre Wimille pierde la vida ensayando en un Simca Gordini.

Hazaña memorable que cambiaría para siempre al deporte automotor, no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional también.

En apenas nueve años que duró su campaña internacional, Fangio le trajo al país cinco campeonatos mundiales de F1: En 1951 con Alfa Romeo; en 1954 y 1955 con Mercedes Benz; en 1956 con Lancia Ferrari y en 1957 con Maserati.

Pero hoy queremos destacar, más allá de sus capacidades conductivas, el compromiso por el deporte mismo y por su país.

Luego de su retiro, a él le debemos la recuperación de las fechas internacionales para el Grand Prix de Argentina.

El comenzó su metódico trabajo con las temporadas internacionales de F3 y la recuperación de la fecha internacional de los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires para automóviles Sport.

Ya retirado, en la carrera del circuito de Reims-Geuox en 1958, continuó trabajando sin descanso por el automovilismo deportivo argentino y por la industria automotriz argentina.

El hecho de priorizar lo deportivo por sobre lo económico, el permanente gran respeto hacia sus rivales, su personalidad de bien, junto a su innegable habilidad conductiva hicieron de su figura en Europa, un verdadero embajador deportivo argentino.

La sola mención de su nombre, hoy, a 62 años de su retiro, abre las puertas de todo el mundo automovilístico y fui testigo privilegiado de este hecho en Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, Francia e Italia, gracias a los amigos de la Fundación Juan Manuel Fangio, que me permitieron representarlos en aquellas tierras.

Sin dudas tuvo una gran incidencia en la aparición del primer auto de serie de fabricación nacional, el Torino.

Así como supo elegir los mejores autos, también supo elegir los mejores hombres y de su dedicación y planificación, surgió la “Misión Argentina a Nürburgring”, hazaña que tuvo a Oreste Berta como preparador y al propio Fangio como director deportivo.

Como él mismo señaló: “Si mis campañas han servido para algo… Si corriendo automóviles fui útil a mi patria, eso lo dirá el tiempo. Yo sólo tengo un deseo, y es que mi conducta en el mundo pueda ser aprovechada por todos los

jóvenes”.

En el Museo Histórico Alfa Romeo, en la ciudad de Arese (Italia), hay una enorme gigantografía de Fangio y su “Alfetta 158” coronando el “Recinto de los Campeones”.

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