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La Ciudad 9 de mayo de 2025

A 50 años del crimen de “Coca” Maggi, una herida abierta en la memoria

Se cumplen hoy 50 años del secuestro y asesinato de María del Carmen Maggi, decana de Humanidades de la Universidad Católica de Mar del Plata. La descripción del hecho traza el complejo mapa de la violencia política de la época.

María del Carmen Maggi, parada en el centro de la imagen.

Por Gustavo Visciarelli

Mucho tiempo después se supo que en la madrugada del 9 de marzo de 1975, en un descampado de Mar Chiquita, María del Carmen “Coca” Maggi, viendo que iban a matarla, le pidió a Dios que perdonara a sus asesinos: que no sabían lo que hacían.

La exmujer de uno de los criminales fue quien transmitió ese y otros detalles a la Justicia varias décadas después. Los había escuchado de boca de ellos mismos, que solían reunirse, emborracharse y reírse de algunas escenas de los asesinatos nocturnos que venían cometiendo.

María del Carmen Maggi tenía 28 años y era decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Católica. Los asesinos pertenecían a la Concentración Nacional Universitaria (CNU). El crimen resume la historia de la violencia política de la época.

Dos universidades

En 1958 el obispo Enrique Rau creó el Instituto Universitario Libre, convertido luego en Universidad Católica Stella Maris, entidad privada donde funcionaban Agronomía, Derecho, Filosofía (con los Departamentos de Historia y Letras) y la Escuela de Enfermeras. Tres años después el gobierno bonaerense creó la Universidad de la Provincia. Sus primeras facultades fueron Ciencias Económicas y Arquitectura y Urbanismo.

En el inicio de la década del 70 comenzó el proceso de nacionalización de la Universidad Provincial y su integración con la Católica, coyuntura que se convirtió en otro terreno de confrontación entre la derecha y la izquierda peronista.
El 26 de mayo de 1972, tras el fallecimiento de monseñor Rau, llegó a Mar del Plata el obispo Eduardo Pironio, un religioso consustanciado con la Teología de la Liberación y el papel social de la Iglesia. En junio de 1973 cambió las autoridades de la Universidad Católica y luego accedió al reclamo de gratuidad formulado por los alumnos, en un período no exento de tensiones.

El nuevo rector fue el abogado Hugo Grimberg, flamante presidente del Superior Tribunal de La Rioja y defensor de presos políticos durante el régimen militar saliente. Lo secundaron en la Universidad la licenciada María del Carmen Maggi (decana de Humanidades) y los abogados Mario Portela (decano de Derecho) y Daniel Antokoletz (secretario general de la Universidad), quien fue secuestrado en noviembre del 76 y permanece desaparecido.

La asunción se produjo el 15 de junio de 1973, cuatro días antes de la Masacre de Ezeiza. Héctor Cámpora no había cumplido un mes en la presidencia y su ministro de Educación, Jorge Taiana, promovía cambios progresistas. Uno de ellos fue la ley que reconoció la autonomía, el cogobierno y la libertad de cátedra de las universidades.

María del Carmen Maggi junto al obispo Eduardo Pironio en una colación de grados en la Universidad Católica.

María del Carmen Maggi junto al obispo Eduardo Pironio en una colación de grados en la Universidad Católica.

La derecha y la izquierda

En los claustros marplatenses se replicaba el conflicto que empezaba a desangrar al peronismo. La derecha estaba representada por la Concentración Nacional Universitaria (CNU), un grupo de choque que articulaba con el peronismo ortodoxo y con su poderoso núcleo sindical. Algunos de sus integrantes ya habían escrito una página negra en la historia universitaria local: el crimen de la estudiante Silvia Filler, en 1971, durante una asamblea en la Universidad Provincial.

La representación de la izquierda reposaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), alineada en la “Tendencia revolucionaria”, que nucleaba a organizaciones no militares y a otras que sí lo eran, como Montoneros, FAR y FAP. Este sector había logrado predominio en la Universidad Católica, antiguo bastión de la derecha.
La Universidad Provincial también sentía los vientos de cola de la primavera camporista. El gobernador bonaerense, Juan Bidegain, simpatizante de “la tendencia”, había designado como rector a Julio Aurelio, sociólogo y famoso encuestador fallecido en 2020.

El rol de “Coca” Maggi

Grimberg, flamante rector de la Universidad Católica, concurría esporádicamente a la ciudad debido a sus ocupaciones en La Rioja. El secretario general, Daniel Antokoletz, pronto recibió amenazas y se trasladó a aquella provincia para trabajar con Grimberg. La licenciada Maggi asumió así un papel central en la conducción de la Universidad. No tenía participación en las agrupaciones políticas, sino que era una militante social enraizada en los movimientos juveniles cristianos. Ligada estrechamente al obispo Pironio, encabezó el proceso de cambios en la universidad por convicción. Rechazaba la percepción de salarios por sus cargos directivos y se sustentaba dando clases en establecimientos privados como profesora de filosofía y letras.

Los tiempos, sin embargo, cambiaron vertiginosamente. En septiembre de 1973, tras el asesinato del secretario general de la CGT José Ignacio Rucci, se observaron los primeros aprontes de “depuración ideológica” en el peronismo. Ese crimen había tenido su modelo a escala marplatense un mes antes -el 27 de agosto- con el del secretario de la CGT local, Marcelino Mansilla (Uocra). Las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) se lo atribuyeron.

El 19 de enero de 1974 el ERP intentó copar con cruento saldo el Regimiento de Caballería Blindada de Azul. El presidente Juan Domingo Perón, al hablar por Cadena Nacional, responsabilizó al gobernador Bidegain y forzó su renuncia. Lo reemplazaría un hombre de la ortodoxia peronista: el vicegobernador y tesorero de la UOM, Victorio Calabró. De tal manera, empezaban a abrirse los espacios institucionales para que sectores vinculados a la CNU se impusieran en el proceso de integración de las universidades.

El 12 de marzo de 1974 el doctor Pedro Arrighi asumió como interventor de la Universidad Provincial de Mar del Plata en reemplazo de Julio Aurelio. El primer conflicto visible estalló el 12 de abril cuando Arrighi intentó designar como “delegado organizador” de la Universidad Católica a un abogado peronista identificado con la CNU. Los alumnos tomaron la Casa de Estudios y frustraron la designación, revés que produjo un malestar tan notorio como la solicitada que apareció en LA CAPITAL el 18 de abril con el aval de la CGT, 62 Organizaciones, CNU, Sindicato de Abogados Peronistas, Comando de Organización y otros nucleamientos afines. Sin eufemismos, Pironio fue acusado de “convalidar con su silencio la actuación de estas bandas marxistas”.

La conversación grabada

La licenciada Maggi afrontaba en ese contexto las negociaciones con Arrighi para integrar ambas universidades. Según los convenios firmados, la Provincial debía crear las carreras que se dictaban en la Católica, incorporar a los alumnos sin condicionamientos y emplear a su personal docente y no docente. Abunda material periodístico sobre las diferencias que se plantearon entre Arrighi y el Obispado en medio de acusaciones cruzadas por el fracaso de las tratativas.

Durante una reunión con Maggi, el rector Arrighi se expresó en tono amenazante (“esto se va a solucionar por las buenas o por las malas”) y lanzó improperios contra Pironio. La joven logró grabar la conversación y presentó tal prueba ante las autoridades eclesiásticas, que publicitaron el incidente y elevaron quejas al gobernador.

Se da por cierto que el incidente con Maggi marcó el final de la gestión de Arrighi, que fue cesanteado el 22 de abril, pero el traspié no tronchó su línea ascendente. Pronto fue designado interventor de la Universidad de La Plata y más tarde, en agosto de 1975, ministro de Educación de la Nación durante el gobierno de Isabel Martínez.

Tras el desplazamiento de Arrighi se desató una campaña de difamación contra Pironio mediante pintadas en toda la ciudad, tildándolo de “obispo rojo” o “Montonero”. Empezaron también a arreciar las amenazas contra el obispo, contra Grimberg y contra “Coca” Maggi.

A la izquierda, junto a un árbol, "Coca" Maggi en un picnic del Día de la Primavera. En el centro, Elio Aprile. Imagen compartida por Jorge Ungaro a Fotos de Familia.

A la izquierda, junto a un árbol, “Coca” Maggi en un picnic del Día de la Primavera. En el centro, Elio Aprile. Imagen compartida por Jorge Ungaro a Fotos de Familia.

La “Misión Ivannisevich”

Después de la muerte de Perón el 1 de julio de 1974, se impuso a nivel nacional una política universitaria que eyectó a Taiana. Ese trance comenzó el 13 de agosto de 1974 con la designación de Oscar Ivannisevich como ministro de Educación de la Nación. Algunos de sus lineamientos fueron la restricción de ingreso, prohibición de actividades gremiales y políticas, nombramiento de agentes de seguridad para controlar a los alumnos y el cesanteo de docentes por razones ideológicas. De tal manera, elementos de la CNU se instalaron en la estructura de la Universidad Provincial de Mar del Plata para definir a su favor el proceso de nacionalización e integración con la Universidad Católica. Algunos de ellos ocuparon cargos directivos y otros, con oscuros contratos, pasaron a desempeñarse como custodios.

La creciente violencia política llegó en Mar del Plata a un dramático punto de inflexión el 20 de marzo de 1975 cuando el abogado Ernesto Piantoni, líder de la CNU, fue muerto a balazos en un atentado que se adjudica a Montoneros. El “5 por 1” perpetrado la madrugada siguiente en venganza por su muerte significó también un golpe a la militancia de izquierda en el ámbito universitario. Uno de los cinco ejecutados fue Enrique “Pacho” Elizagaray, principal referente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).

La ciudad empezó a vivir con estupor la frecuente aparición en las periferias de cadáveres atados y acribillados. Era el sello de la “Alianza Anticomunista Argentina” (Triple A), creada por el ministro José López Rega para “depurar” al peronismo. Algunos miembros de la CNU que se desempeñaban como custodios en la Universidad se incorporaron a esa operatoria.

Desde principios de mayo de 1975 hubo una serie de atentados explosivos contra la CNU. Uno de ellos fue cometido en su sede de Hipólito Yrigoyen 2020. Otro, el viernes 9 de mayo a las 0.55 en una vivienda de San Lorenzo 2915, domicilio del secretario general de la Universidad Provincial, doctor Eduardo Cincotta, uno de los más visibles referentes de la CNU. Esa misma madrugada, a las 2.30, la licenciada Maggi fue secuestrada en su domicilio de Maipú 4087.

La tercera novedad de aquel día fue la llegada a Mar del Plata de la presidenta María Estela Martínez de Perón, quien se alojó en el Hotel Provincial junto una comitiva encabezada por el ministro de Bienestar Social, José López Rega.

“No entiendo por qué”

En la mañana del 9 de mayo, Elena Mussi de Maggi, madre de la docente secuestrada, relató a la prensa que a las 2.30 habían escuchado fuertes golpes en la puerta. Su esposo se asomó desde una ventana del primer piso y vio entre 12 y 14 hombres armados con metralletas que les ordenaron abrir la puerta. No bien lo hizo, los desconocidos ingresaron a la casa y se toparon con su hija, que bajaba la escalera. “¿Es usted la licenciada Maggi?”, preguntó uno de ellos, que se identificó como policía. “Coca” respondió que sí, y el individuo le ordenó: “Venga con nosotros que tenemos que hacerle unas preguntas”. Los padres, acorralados a punta de ametralladora en la cocina, les pidieron a los secuestradores que se llevaran los medicamentos de María del Carmen (padecía diabetes), pero aquellos se negaron. El grupo se alejó en tres autos: un Peugeot blanco, un Chevrolet y posiblemente un Falcon verde.
La madre de Maggi comentó aquella mañana: “La policía no la tiene. No entiendo por qué se la llevaron. Es una chica buena que nada tiene que ver con la política”.

A los primeros comunicados de la Universidad Católica pidiendo la restitución de Maggi se sumaron adhesiones de diversos sectores educativos con un contenido cada vez más dramático. En todos se hacía hincapié en la conducta apartidaria de Maggi. El rector de la Universidad Católica, Eduardo Grimberg, se ofreció públicamente a ocupar el lugar de la joven secuestrada.

El domingo 11 de mayo la presidenta caminó dos horas por la costa marplatense. Saludó a la gente y se fotografió con niños bajo el control de sus custodios. Entre las personas que se le acercaron estaban los padres de Maggi. “Que alguien del Obispado venga a verme al Hotel Provincial”, respondió Isabel después de escuchar su pedido de ayuda. Poco después, el vicario general de la diócesis, monseñor Hugo Sirotti, dialogó 20 minutos con la presidenta en el hotel. “Se mostró vivamente interesada y comprometió el esfuerzo oficial. Le mandó saludos a monseñor Pironio y dijo que en su próximo viaje lo visitará”, informó el religioso al salir de la entrevista.

Pironio, que asistía en Córdoba a un encuentro del Movimiento Familiar Cristiano, regresó a Mar del Plata en la noche de aquel domingo. “Nunca me he sentido más impotente ante esta ola de violencia”, diría al día siguiente en un mensaje radial.

El abogado Gustavo Demarchi, además de ser coordinador docente de la Universidad Provincial, era fiscal federal desde 1974. En función de este último cargo se pronunció por la competencia federal del “Caso Maggi” al entender que “tenía implicancias políticas”. La causa fue cerrada sin avances investigativos el 2 de julio de 1975 cuando todavía no se habían cumplido dos meses del secuestro.

En la entonces Universidad Provincial, de izquierda a derecha, Eduardo Cincotta, Josué Catuogno (rector), Pedro Arrighi (parado) y Roberto Comaschi.

En la entonces Universidad Provincial, de izquierda a derecha, Eduardo Cincotta, Josué Catuogno (rector), Pedro Arrighi (parado) y Roberto Comaschi.

Los desenlaces finales

El rector Grimberg renunció el 25 de mayo de 1975 mediante una carta al obispo en las que invocó razones de salud y obligaciones particulares. Continuó su vida profesional y murió en un accidente automovilístico en la década del ’80.
La ley de nacionalización de la Universidad Provincial fue sancionada el 30 de setiembre de 1975 y promulgada el 27 de octubre. La integración de la Universidad Católica, con su proyecto desmantelado, se llevó a cabo en los términos imaginables. Pedro Arrighi, aquel rector que 17 meses antes se había enfrentado con el Obispado y con “Coca” Maggi; y que había sido cesanteado a causa de ese conflicto, era ahora ministro de Educación de la Nación. Hasta su muerte en 1986, fue cercano y leal a Isabel.

Hacia fines de 1975 la prensa calificó como “sorpresivo” el traslado de Pironio a la Santa Sede. Se da por cierto que fue un rescate que el Vaticano nunca oficializó. En ese marco, el crimen de Maggi es interpretado como una cruenta maniobra contra el obispo, que se enteraría en el Vaticano del hallazgo del cuerpo.

El 23 de marzo de 1976, un día antes del golpe de Estado y casi diez meses después del secuestro, una partida de cazadores encontró en Mar Chiquita el cadáver semienterrado de la licenciada Maggi. Se hallaba en avanzado estado de descomposición y vestía las mismas prendas que la noche de su secuestro. La mataron con armas de fuego, se cree que inmediatamente.

En 2016 la Justicia Federal juzgó a los acusados de cometer múltiples crímenes en Mar del Plata, incluyendo el de “Coca” Maggi, a través del brazo armado de la CNU. Lo particular del proceso fue que alcanzó a civiles imputados por delitos de lesa humanidad cometidos antes de la dictadura cívico militar.

El exfiscal Gustavo Demarchi fue condenado a prisión perpetua y falleció en 2021 por coronavirus. La misma pena recibieron dos exintegrantes de esa agrupación: Mario Durquet, fallecido en prisión en 2021 y Fernando Otero, a quien el 22 de abril pasado le rechazaron un pedido de arresto domiciliario. En un segundo juicio condenaron a Carlos Salvador Ullúa, que luego fue excarcelado por unificación con una pena anterior.

El aula magna de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata lleva el nombre de María del Carmen Maggi. El 20 de noviembre de 2009, el Concejo Deliberante reivindicó su tarea educativa y social al declararla Hija Dilecta de Mar del Plata.