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Opinión 19 de febrero de 2016

A diferencia de las mariposas, las paritarias no son libres

por Luis Tarullo

Los gremios estatales de la provincia de Buenos Aires se reunieron con representantes del gobierno bonaerense. Foto: Télam.

El proceso de paritarias que se está iniciando ya demostró que, tanto en las formas como en gran parte del fondo, prácticamente no difiere de los desarrollados en los últimos años.
Un Gobierno tratando de poner límites, sindicalistas rechazando esa postura pero negociando justamente con la administración –y hasta en el más alto nivel- y trabajadores asistiendo como espectadores a una obra que ya vieron muchas veces.
Las palabras “piso”, “techo”, “tope”, “límite” y “libre” vuelven a resonar como parte de un diccionario específico, acotado y tradicional relacionado con las clásicas tratativas por salarios.
Sí debe destacarse una diferencia, por cierto no menor sino sustancial, cual es que el Gobierno de Mauricio Macri pretende imponer, al decir de algunos de sus propios funcionarios, un principio que no pudo establecer la anterior administración: pactar en base a la inflación prevista.
Si así ocurriera, existe el riesgo de que los asalariados no puedan recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos doce meses, habida cuenta de que la actual gestión prevé una inflación de alrededor de 25 por ciento contra más del 30 real que hubo durante un año hasta estos días.
Otro elemento que volvió a menearse es la posibilidad de una paritaria semestral. Algunos pueden hacerlo, otros no. Además, cunde la sospecha de que sea difícil volver a tender la mesa de la negociación para un nuevo tramo.
Pero aunque desde el oficialismo se presiona para que los sindicalistas no superen el 30 y los gremialistas hayan expresado su rechazo, los dirigentes sindicales no quieren hacer muchas olas porque hay en el tapete jugosas ofertas. En este caso también hay coincidencias con el pasado.
Una es la también clásica maniobra -de la que el Gobierno de NK y CFK hicieron un culto- de compensar a los gremios con devolución del dinero de sus obras sociales siempre que accedieran a sus deseos.
Otro elemento, ya relacionado directamente con los sueldos, es ejecutar la suba del mínimo no imponible para la deducción del Impuesto a las Ganancias. O sea que la mirada oficial es que, al entrar unos pesos más a los bolsillos por efecto de la no aplicación del tributo, se podría transar un porcentaje de aumento menor.
Pero acá se abre otra ventana –como un dominó- que se aborda con alquimias transitorias: aquellos trabajadores a los que no se les descuenta Ganancias –muchos más que los que tributan, entre otras cosas porque ganan poco- quedarían en desventaja en cuanto al porcentaje, por lo que se especula con el otorgamiento de una suma compensatoria.
Todos estos artilugios forman parte de la agenda de Gobierno y gremios, mientras los empresarios mantienen un silencio mayoritario (aunque, también en silencio, muchos ya han actualizado precios de sus productos, dicho sea de paso), esperando lo que salga de las negociaciones políticas desarrolladas hasta ahora.
Negociaciones que incluyeron otro clásico en todos los Gobiernos, como es la foto del Presidente de la Nación con los dirigentes sindicales más poderosos.
Esos gremialistas salieron de la Casa Rosada eludiendo llamativamente expresiones sobre los porcentajes pretendidos. Solo volvieron a aludir a la “libertad” de las paritarias, cuando está a la vista que siempre hay condicionamientos. Ajenos y propios.
Pero en paralelo es posible ver que no se repite el panorama en un sector que vuelve a ser caso testigo del conflicto, como ha venido ocurriendo en los últimos años: el de los docentes.
Los maestros bonaerenses, el grupo más poderoso del país, volvieron a rechazar una nueva propuesta del Gobierno de María Eugenia Vidal, que mejoró apenas unas décimas la oferta anterior, manteniendo la idea de pagar la mejora en cuotas hasta el mes de agosto.
Por ahora hay un paréntesis, mientras esperan alguna resolución de las discusiones a nivel Nación, aunque en este ámbito se trata de una paritaria prácticamente testimonial.
La cuestión quema, porque dentro de un puñado de días los alumnos deben volver a traspasar las puertas de las escuelas. Y no hay la menor garantía de que ello ocurra. También en esto hay similitudes con otras épocas.
Y a esta altura, más allá de las palabras, es un evidente e innegable hecho que, a diferencia de las mariposas, las paritarias no son libres.

DyN.