El gabinete del intendente Carlos Arroyo sumó esta semana una nueva renuncia. Se trata de la del director general de Educación, Daniel Marino, quien a apenas dos meses de asumir prefirió abandonar el cargo.

La renuncia de Marino quedó formalizada a través de un decreto en el que se dispuso que el funcionario vuelva a ocupar su anterior puesto como jefe de Departamento.

Marino había sido ascendido a director general por el intendente Carlos Arroyo a fines de febrero para reemplazar a Teresa Capurro, quien también había renunciado tras desempeñarse en el cargo durante sólo 9 meses, luego de tener varias disidencias con la secretaria de Educación, Ana María Crovetto.

La presencia de Capurro había causado inicialmente algunos resquemores, debido a que en la dependencia ya existía una directora de Educación de carrera que se había desempeñado durante gobiernos de diferentes signos políticos.

En un principio Capurro fue cuestionada al ser identificada además como parte de un grupo de familiares y allegados al intendente Carlos Arroyo a los cuales se les otorgó diversos cargos políticos dentro la Secretaría.

Sin embargo con el correr de los meses, su presencia comenzó a ser valorada ya que tanto el personal docente como administrativo comenzó a identificarla como a la única funcionaria con solvencia para la gestión.

No obstante Capurro terminó dando un paso al costado en el mes de enero, por los presuntos desacuerdos que mantenía con la controvertida Crovetto, sobre la cual pesan múltiples reclamos para que renuncie.

Para sustituir a Capurro, en febrero Arroyo decidió confiarle la función de director general a Daniel Marino, un agente municipal con extensa trayectoria dentro de la dependencia.

“Designé a un nuevo director en materia de Educación, que es de carrera. No traje gente de afuera, sino gente de la misma administración”, dijo Arroyo el pasado 3 de marzo, cuando anunció la designación del funcionario quien, dos meses después, también consideró que lo mejor era dar un paso al costado.