Arte y Espectáculos

A-ha en el Movistar Arena: la nostalgia suena bien

Por Hernani Natale

El pop de sintetizadores heredero del eurodisco, que en el primer tramo de los ’80 ocupó un lugar predominante en las radios, se mostró anoche más vivo que nunca en el concierto que la banda noruega A-ha brindó en el Movistar Arena, en el barrio porteño de Villa Crespo, con la excusa de celebrar tardíamente los 35 años del lanzamiento de “Hunting High and Low“, su exitoso debut discográfico.

A diferencia de su última visita de hace siete años en el Luna Park, en la vino a mostrar el material de su entonces reciente trabajo “Cast in Steel”, esta vez, la banda prefirió revisitar la placa que con éxitos como “Take on Me“, la canción que le da nombre al disco y “The Sun Always Shines on T.V.“, la catapultó a la fama y la convirtió en uno de los íconos sonoros de la época.

El concierto, que finalmente pudo concretarse tras postergaciones de dos años por la pandemia de coronavirus -el disco celebrado data de 1985-, dejó la sensación de que, si bien se trata de un estilo que pareciera haber quedado atrapado a una época, su recreación puede sorprender desde sus impecables interpretaciones, su ajustado sonido y la sólida estructura de las composiciones.

Respaldados por el soberbio baterista Karl Oluf Wennerberg y el destacado bajista Even Ormestad; el cantante y sex symbol del grupo Morten Harket, el guitarrista Pål Waaktaar-Savoy y el tecladista Magne Furuholmen lo demostraron en la poco menos de hora y media de show que ofreció algunos matices.

Por un lado, hubo una primera parte en la que la banda pareció tomarse su tiempo para entrar en clima, más allá de lo ajustado de su sonido; para luego lograr conectar definitivamente con la audiencia y sacar a relucir una faceta más sanguínea. Por otra parte, el synthpop más duro fue el gran protagonista del primer tramo, para luego relajar con otras corrientes que fueron apareciendo con el correr del repertorio.

Mientras que en otros conciertos de esta gira el show comenzaba con el repaso de la totalidad de “Hunting High and Low”, respetando el orden de las canciones; aquí el grupo eligió un recorrido que dejó para el final de ese tramo del espectáculo los grandes hits.

“Train of Thought”, “The Blue Sky”, “Living a Boy´s Adventure Tale” y “And You Tell Me” conformaron un arranque muy tranquilo de concierto, que sumado a la postura distante del gélido cantante se conjugaron para que el show fuera atravesado por cierta frialdad.

Sin embargo, la performance ya iba dejando algunas perlas, como la revalorización del pop de sintetizadores a partir del ajustado sonido, la excelente base conformada por el baterista y bajista que acompañan a la banda, las perfectas condiciones en la que mantiene su voz Morten Harket y las brillantes capas sonoras que emanan de Pål Waaktaar-Savoy y Magne Furuholmen.

“Love is Reason”, “I Dream Myself Alive” y “Here I Stand and Face he Rain” levantaron un poco al público hasta que finalmente llegaron los tres temas estrellas de la placa homenajeada: “Hunting High and Low“, en donde finalmente el cantante rompió el hielo y se dirigió al público para invitarlo a sumarse en los coros; “The Sun Always Shines on T.V” y, por supuesto, “Take on Me”.

“Este es el fin de ‘Hunting High and Low’. Ahora volvemos”, anunció Magne Furuholmen, el maestro de ceremonias del grupo, antes de un breve intervalo de no más de cinco minutos, más para marcar una distinción entre el disco celebrado y el resto del repertorio, que por necesidad de un descanso.

Para el regreso y tramo final del concierto, A-ha eligió continuar dentro de los años ’80 al recurrir a temas de sus discos “Scoundrel Days”, de 1986; “Stay on These Roads”, de 1988; y “East of the Sun, West of the Moon”, de 1990.

“Sycamore Leaves” abrió esta segunda parte con un cambio radical de sonido a partir del distorsionado riff propuesto desde la guitarra y los teclados souleros.

“Dejamos los ’80”, dijo el tecladista, en la única excepción del concierto, para presentar dos composiciones que serán parte del próximo trabajo de la banda. Se trató de las baladas “Forest For the Trees”, que aseguraron que era un estreno absoluto, y “You Have What it Takes”.

La festejada “The Swing of Swings” -una de las más brillantes interpretaciones de toda la noche- y el cover de Carole King “Crying in the Rain” preanunciaron un final que llegó con los coreados bises “Scoundrel Days”, la bailable “I’ve Been Losing You” y “The Living Daylights”.

Es cierto que la sola mención de A-ha remite al bailable motivo de teclados de la introducción de “Take on Me” y la imposible voz aguda del estribillo que nos ancla en una determinada época y, por ende, casi que obliga a posicionarse ante un show suyo como si se estuviera haciendo un ejercicio de nostalgia. Pero esta vez, la nostalgia nos regaló un momento de buenas canciones ejecutadas con autoridad, lo cual no es poca cosa.

Télam.

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