A tres meses de las muertes de Agustina Ferro (35) y su hija Indiana (3), que fueron aplastadas por los escombros de balcones que se desmoronaron de un edificio en Punta Mogotes, el administrador del inmueble dispuso demoler todas las “ornamentas” de la fachada para evitar futuros accidentes.

Las tareas de demolición comenzaron la semana pasada en la esquina de Puán y Acevedo, con el fin de quitar ese sobrepeso que tenía la estructura en los balcones y en la terreza.

El administrador del edificio, Jorge Bianchi, continúa investigado en una causa que lleva el fiscal Pablo Cistoldi, calificada como “homicidio culposo”.

Bianchi nunca fue imputado por las muertes de Agustina Ferro y su hija Indiana, sin embargo, al ser el administrador del edificio, para el fiscal es, hasta el momento, la única persona que podría ser legalmente responsable de lo sucedido.

El abogado que representa a Bianchi, Martín Bernat, presentó un informe pericial realizado por un arquitecto especialista en patología edilicia que concluye que “la única fuente del derrumbamiento de los balcones es una mala construcción“.

Para el abogado defensor particular, Bianchi no tuvo responsabilidad alguna con la tragedia y “no hay un nexo de causalidad del derrumbe con el administrador“. “La construcción estuvo mal, el cálculo de estructura estaba para una loza de 10 centímetros de espesor, pero construyeron un balcón con un piso de 40 centímetros, con ladrillos, una muralla de hormigón pesada y macetas de cemento”, detalló el abogado a LA CAPITAL y agregó: “Llevaba más de la mitad del peso ideado para soportar”.

En los próximos días, desde la Fiscalía de Delitos Culposos enviarán las conclusiones de las pericias aportadas por la defensa a la La Plata, donde serán evaluadas por peritos del Ministerio Público Fiscal. Si las conclusiones son las mismas, el abogado defensor podría solicitar el sobreseimiento de Bianchi en la investigación.

El derrumbe

La tragedia ocurrió el sábado 29 de diciembre a la tarde, pasadas las 14. Agustina Ferro, sus dos hijas y su marido habían ido a almorzar a un clásico restaurante de la esquina de Puán y Acevedo y, mientras esperaba la llegada de la comida, decidió cruzar la calle con Indiana para ver unas vidrieras de unos negocios que estaban en la planta baja de un edificio.

Ferro y su hija Indiana pasaban frente a los locales de la planta baja del edificio cuando los balcones se derrumbaron y fueron aplastadas por los escombros. Las víctimas fallecieron prácticamente en el acto.

El inmueble tenía una pared que sobresalía verticalmente y un agregado ornamental a modo de “balcón” de la línea de la terraza. Ese “adorno arquitectónico” de hormigón fue lo que se desprendió y arrastró a todos los balcones de la calle Puán, junto a una gran cantidad de mampostería.