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Policiales 7 de mayo de 2016

Los asaltos en casas se redujeron a la mitad

Mariano Moyano logró apresar a 86 personas vinculadas a robos violentos en viviendas. Cinco bandas fueron desbaratadas. confeccionó un mapa delictivo que contribuye a la prevención de nuevos hechos.

Fiscal Mariano Moyano.

por Bruno Verdenelli

Atardecía el 24 de marzo cuando sonó el teléfono de Gustavo Pulti, quien por entonces era la máxima autoridad municipal: del otro lado de la línea alguien con mucha valentía o un atisbo de inconsciencia se atrevió a contarle que habían asesinado a su amigo, el ayudante fiscal Atilio Canale, en una supuesta entradera. La noticia quebró la tranquilidad del feriado y obligó a las autoridades a tomar cartas en el asunto de una vez por todas. Semanas después, se creó la Fiscalía Especializada en robos agravados en viviendas que acaba de cumplir un año y desde la cual se ha logrado reducir a la mitad los casos de asaltos violentos en Mar del Plata.

Nadie quiso ser figurativo, pero la realidad indicaba que la ciudad se prendía fuego en pleno año de elecciones presidenciales. Había que hacer algo, y más temprano que tarde, porque para ese entonces las cifras de los hechos delictivos trepaban hasta duplicar las de 2014, que ya de por sí no eran bajas.

Fue entonces cuando el fiscal general, Fabián Fernández Garello, tomó la determinación de crear una nueva unidad de investigaciones y la puso a cargo de Mariano Moyano, quien lejos de esquivar el bulto, hasta se había autopostulado para adoptar tamaña responsabilidad. “Era un desafío”, reconoce ahora, cuando otro reto parece golpear su puerta (ver recuadro “El próximo secretario de Seguridad”).

Lo cierto es que fue un gran trabajo, según lo indican las estadísticas que, pese a ser frías al oído de las víctimas, representan el único elemento que permite establecer un parámetro o un registro para comparar las distintas realidades: en abril de 2015 se habían denunciado 60 asaltos violentos en casas, mientras que durante el mismo mes de este año la cantidad se redujo a 26.

Otro dato que sorprende es que, en un año, el fiscal Moyano logró 86 detenciones de personas vinculadas directa o indirectamente con robos (en grado de tentativa o consumados) en viviendas de la ciudad y sus alrededores. En ese marco, 72 fueron autores o cómplices. Los restantes 14 quedaron procesados por delitos periféricos; es decir, individuos que poseían armas u objetos de dudosa procedencia cuando allanaron sus domicilios en línea con las diferentes investigaciones del cuerpo de pesquisas.

Para ello, la clave de la confección de la fiscalía fue contar, de antemano, con la formación de un gabinete especial de policías de la Coordinación Departamental de Investigaciones (ex DDI) abocados a analizar los robos calificados. También el nombramiento de cinco instructores judiciales a cargo de Moyano.

Los colaboradores del fiscal recibieron la orden de dividirse las comisarías: así, cada uno de ellos debería investigar los hechos ocurridos sobre la jurisdicción de tres dependencias, de las 15 emplazadas en la ciudad.

Esas medidas fueron, para el representante del Ministerio Público, “una herramienta de la fiscalía para poder investigar estos hechos y así hacer un seguimiento mucho más detallado de los casos”. “Antes no se contaba con esta herramienta y es fundamental”, considera ahora.

Pese a los resultados, Moyano no se conforma. De hecho, reconoce que -por su experiencia de ocho años frente a la Fiscalía Nº 5- supuso que los índices iban a ser los que hoy se mencionan, “o tal vez mejores”.

“La proyección que tenía la fiscalía era de seis meses para ir concentrando información, y en el segundo semestre íbamos a ir resolviendo los primeros casos. Pero se adelantó”, señala el investigador. Por ese motivo, en agosto de 2015 -con un trimestre de intenso trabajo- se anunciaron los primeros allanamientos exitosos.

Bandas desbaratadas

El primer logro llegó con la detención de cuatro delincuentes que operaban en Mar del Plata y Tandil. En la ciudad, habían cometido diferentes asaltos en la zona norte. Más precisamente, en la jurisdicción de la comisaría séptima, que abarca por ejemplo los barrios de Parque Luro, Caisamar y Constitución. Durante la investigación, el fiscal Moyano y sus colaboradores arribaron a una conclusión: no se trataba de ladrones que llevaban a cabo robos aislados, sino que tenían montada una logística previa compleja.

Y lo mismo pasaría más tarde con otros cuatro grupos específicos. Todos contaban con un integrante que se dedicaba a escuchar un handy que capta la frecuencia radial de la policía, lo que prácticamente les garantizaba fugas sin sobresaltos.

En el caso de la primera banda, los investigadores descubrieron además que uno de los miembros estaba abocado a los traslados desde la conducción de un vehículo. También era quien organizaba el accionar de la banda y mantenía la “base de operaciones” en Mar del Plata. Inclusive, varios de los sospechados en ese entonces aparecían vinculados a causas penales en Tandil, conforme lo comunicó un fiscal de la localidad de la localidad serrana tras ser consultado por Moyano.

Con pocos días de diferencia llegó el segundo procedimiento exitoso: la detención de once personas que integraban la que sería conocida como “la banda del handy”, después de haberse iniciado una investigación de oficio tras un robo violento cometido en mayo en Sierra de los Padres. Estos delincuentes operaban en la zona sur de la ciudad, custodiada por el personal de las comisarías tercera y quinta. Y también habían sido autores de asaltos en el macrocentro, cuya seguridad depende de las seccionales segunda y novena.

El tercer grupo de delincuentes profesionales cayó en noviembre y fue bautizado como “la banda de los Juárez”, porque varios de sus integrantes llevan dicho apellido y son familiares. Se dedicaban a robos, salideras bancarias, asaltos en comercios, fábricas y en agencias de automóviles, y hasta sustraían vehículos estacionados en la vía pública por los que después exigían dinero a cambio. De los cinco sospechosos, la CDI atrapó a cuatro. Sólo uno sigue prófugo.

En diciembre, el fiscal Moyano y la policía desbarataron la cuarta organización delictiva, cuya modalidad de actuación indignó a los marplatenses porque llegaron a asesinar a las mascotas de las víctimas. “La banda de de los mataperros” fue el nombre que eligió la prensa local para distinguirla de las anteriores. En el marco de esa causa aún hay seis personas detenidas.

Por último, en febrero fue desarticulado el grupo de asaltantes que había cometido diversos robos en la zona de Camet, al norte de la ciudad. En menos de una semana, ingresaron a varias casas, redujeron a sus propietarios y huyeron con sus pertenencias (a veces hasta en sus propios vehículos).

“Son casos de bandas organizadas con vehículos, armas de fuego y handys”, cuenta Moyano. De los 86 detenidos en un año de trabajo, 29 eran miembros permanentes de organizaciones delictivas profesionales. Y a uno más, identificado e imputado, la policía sigue buscándolo intensamente. La mayoría supera los 25 años y tiene “experiencia” -o mejor dicho antecedentes- en el mundo del hampa.

“Esta es la explicación de la reducción del 50 por ciento de hechos”, dice el fiscal. El fundamento es que se trabajó y mucho, como en largo tiempo no se había hecho. Por ejemplo, se diagramaron tareas y confeccionaron mapas del delito que indicaban horarios y características de los asaltos.

Estadística pura

De los delitos que hubo en abril último, los que se produjeron en una franja horaria de las 19 a 23 fueron el 40 por ciento. “Es el horario más crítico, porque la gente regresa a su domicilio de trabajar e ingresa el auto a la su casa”, reconoce Moyano.

Otra cifra reveladora resultó ser que en el 25 por ciento de los casos en los robos hubo víctimas de la tercera edad involucradas. En tanto, más de la mitad del total de asaltos se cometieron con armas de fuego.

El dato que también llama la atención está vinculado a los hechos que los delincuentes llevan a cabo tras esconderse en los patios de las víctimas para evitar que se disparen las alarmas. En abril de 2016, producto del frío atípico que azotó a la región, los robos cometidos bajo esta modalidad alcanzaron sólo el 4 por ciento de los denunciados.

“Con estos datos de los horarios y las zonas críticas mantuvimos reuniones en la Jefatura Departamental: en una época pedimos que se refuercen los controles en la ruta, en la ciudad, en el camino viejo a Miramar… Porque esto nos da mucha información mes a mes de cuál es el foco del conflicto, y en base a esa información, transmitimos y hacemos reuniones de trabajo con las fuerzas de seguridad”, indica el investigador.

Perspectiva y necesidades

Al gestarse la fiscalía, se dictó un protocolo de actuación. Ese paso también fue muy importante, según considera Moyano. “Se le dio mucha importancia a la Policía Científica, a los tiempos en los que tiene que ser convocada, y a trabajar en el lugar del hecho de un robo calificado como si fuera un homicidio”, agrega el fiscal en una entrevista con LA CAPITAL.

Por esa razón, luego de haber obtenido resultados positivos, desde el cuerpo de instructores aguardan por las mejoras en las condiciones de actuación de los forenses y la continuidad del apoyo a la línea laboral. “En un futuro esperamos poder trabajar perfiles genéticos”, expresa Moyano, y cita un caso de los muchos que resolvió en los últimos meses “gracias a una colilla de cigarrillo que fue secuestrada en el lugar del hecho”. También menciona la necesidad de acceder a mayor tecnología con el fin de lograr mayor intervención de líneas telefónicas y, sobre todo, para encriptar la frecuencia policial e impedir así que los delincuentes accedan a las escuchas.

En ese aspecto, los números vuelven a ser reveladores: quienes se encargaban de registrar la radio de los uniformados generalmente no tenían antecedentes, aunque les cabe la imputación como coautores. “Nunca ponían la cara pero para nosotros es tan responsable el que ingresa al domicilio exhibiendo el arma, como el que hace la escucha. Hay un ilícito que se pactó y es parte de la ejecución del plan”, aclara el fiscal.

Por eso repite que se necesita que la Policía Científica cuente con mayores recursos. “Básicamente, la movilidad es lo que hay que reforzar. También conseguir un espacio adecuado para el resguardo de las evidencias físicas, y sería ideal contar con un equipo pericial abocado sólo a este tipo de hechos”, añade Moyano.

En el mismo contexto, no duda en remarcar que para esclarecer más casos sería clave que se establezca la “figura del arrepentido”. Si bien escapa a su órbita, el investigador insiste en que los imputados generalmente no declaran, por lo que la creación de dicha carátula podría ser muy productiva a sus fines laborales si es que llega a implementarse.

Juicios

Para Moyano, el trabajo del cuerpo que lideró el último año puede emularse en otros distritos. Es más, en Bahía Blanca existe una fiscalía similar, pero con alcances más amplios porque en ella recaen todos los robos que se cometen con armas de fuego. No solamente los ocurridos en viviendas.

La demostración de la efectividad obtenida está en que varios casos de los sucedidos el último año ya tienen condenados. El de Sierra de los Padres, mencionado anteriormente, es una demostración. Uno de los delincuentes aceptó ir a juicio abreviado, confesó la autoría y recibió la pena de 8 años y seis meses de prisión. Otros detenidos, en tanto, irán a debate oral en agosto o septiembre.

Cabe destacar también que diferentes causas iniciadas por la fiscalía temática sirvieron para el desarrollo de investigaciones que tenían a su cargo los titulares de otras unidades de instrucción. Fue el caso del secuestro de estupefacientes durante uno de los allanamientos. De todas maneras, el hallazgo de drogas estuvo lejos de ser una constante en los procedimientos. Ese dato también habla del “profesionalismo” de los incriminados, que en muchas oportunidades hasta emigraban de ciudades para cometer delitos.

Objetivos

El balance, claro está, finaliza en alza tras el primer año de existencia de la fiscalía. Sin embargo, Moyano admite que “de acá a seis o doce meses, el objetivo sería que el caudal de causas siga en este camino descendente, que siga reduciéndose”.

Y concluye: “Más allá de que estamos hablando de una ciudad de casi un millón de habitantes, con las problemáticas que tiene una ciudad de esa cantidad de habitantes, y en la que creció mucho el ejido urbano, no me conformo”.