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La Ciudad 8 de julio de 2018

A un año del accidente sigue la lucha para que Alan Guevara pueda reconectarse

El joven sufrió un grave accidente Juan B. Justo y Lanzilota y sus secuelas neurológicas requieren un tratamiento en el Instituto Fleni que cuesta más de cuatro millones pesos.

Leonel Guevara y Carla Soru, los padres de Alan, con su esperanza inclaudicable, en LA CAPITAL.

La vida suele interponer diferentes pruebas en el camino. Algunas más sencillas de afrontar, otras no tanto. Y también hay de esas a las que uno nunca quisiera enfrentarse. El protagonista involuntario de esta historia es Alan Guevara, un activo joven que a los 18 años sufrió un severo accidente de tránsito en Juan B. Justo y Lanzilota. Se cumple hoy exactamente un año de aquel momento fatídico que puso en serio riesgo la vida de Alan, quien aún hoy padece las secuelas neurológicas del impacto (lesión cerebral axonal difusa).

La juventud y sus ganas de vivir le permitieron a Alan superar la primera prueba. Todavía quedan muchas más.
También para sus familiares más directos, quienes comparten el día a día de una evolución que en los últimos tiempos no registra grandes avances.

AficheAlan

Su mamá, Carla, y su papá, Leonel, viven este calvario (¿se puede calificar de otra manera a semejantes padecimientos de un hijo?) como pueden, con un estoicismo y una entereza admirables y, también, agradecidos por la solidaridad que reciben a cada paso.

“Alan ingresó al HIGA (Hospital Interzonal General de Agudos) con un 30% de posibilidades de sobrevivir. Su propia resistencia y los médicos le salvaron la vida”, rememoró Carla en diálogo con LA CAPITAL.

En ese momento, el joven presentaba fracturas en el maxilar y el occipital y tenía ambos pulmones perforados por la rotura de sus costillas. Afortunadamente, se recuperó de esas lesiones luego de casi tres meses internado.

“Pero no logró reconectarse neurológicamente y por eso entró en el Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur (Inareps), donde permanece internado -N. del R.: sólo pasa los fines de semana en su casa-. Fue evolucionando lentamente y hace un tiempo consideramos que necesitábamos otra opinión. Contactamos a un especialista del Instiuto Fleni, quien se interesó por el caso y vino a verlo a Alan”, afirmó Carla.

ALAN 02

El facultativo lo sometió a numerosas pruebas de reflejos, seguimiento de la mirada, parpadeos para afirmaciones o negaciones y otros tests, y estableció que se trataba de signos alentadores, aunque para continuar su recuperación era necesario un tratamiento más intenso y efectivo.

Ese es el próximo paso. Una rehabilitación de 168 días de tratamiento intensivo en el Instituto Fleni, cuyo presupuesto supera los cuatro millones de pesos, un monto que parecía inalcanzable para la familia.

Por fortuna, lo mejor que tenemos como sociedad es la respuesta positiva ante acciones solidarias. Y de inmediato, el caso tomó estado público. Muchísima gente y entidades se acercaron para colaborar y se gestó la campaña #TodospPorAlan, en Facebook e Instagram. Y una sucesión de eventos solidarios con la consigna y la creencia de que si 40.000 personas aportan 100 pesos cada una, será posible reunir los fondos, ese número mágico que acercará a Alan a la posibilidad de volver a conectarse con sí mismo y su entorno. Son tantos los que han colaborado, que sus padres no cesan de expresar su más profundo agradecimiento. Ya falta menos, pero falta.

Y mientras continúan las acciones solidarias, también se reciben depósitos en la caja de ahorros del Banco de la Provincia de Buenos Aires, sucursal 6189, número 526431/6 a nombre de Carla Beatriz Soru (CUIL 27-23971649-6), CBU 01404016 03618952643164

“Alan estaba todo el tiempo activo. Había terminado el secundario en el Colegio Inmaculada Concepción y pensaba empezar a estudiar Kinesiología. Además, practicaba boxeo en Talcahuano Box y jugó al fútbol en Nación y en Talleres. Y trabajaba como peluquero. Hacemos todo esto con la fe y la esperanza en que pueda volver a ser él mismo”, concluyó Leonel.