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La Ciudad 27 de febrero de 2018

Advierten que en el último año se duplicaron los comedores en los barrios de Mar del Plata

La organización Barrios de Pie compartió a LA CAPITAL un relevamiento que indica que pasaron de tener 22 a 53 establecimientos en la ciudad. También destacaron que asisten cada vez más a familias enteras y no sólo niños y adolescentes.

El panorama social que describe la organización Barrios de Pie es preocupante. Según el último relevamiento realizado en los 47 barrios donde tienen presencia, el número de comedores y merenderos aumentó, en el lapso de un año, de 22 a 53. El incremento en los números de familias que demandan asistencia alimentaria y personas que se suman al sector cooperativista también dan cuenta de una situación que empeora con el correr del tiempo.

“Hay números que nos van marcando que la situación está cada vez peor. Algo que también se ve en las movilizaciones, que cada vez son más masivas a comparación de las llevadas adelante en los últimos años”, señaló a LA CAPITAL Rodrigo Hernández, integrante de la organización coordinada nacionalmente por Daniel Menéndez.

Según indicó el dirigente, los últimos datos surgen del relevamiento que Barrios de Pie hace todos los principios de año. La única diferencia a años anteriores es que en 2017 debieron incluir por primera vez en el listado de barrios al sur de la ciudad.

“Donde tenemos hoy una demanda grande, y donde incluso tenemos más de un comedor o merendero, es en el barrio El Martillo y Parque Palermo; y donde hubo un crecimiento bastante grande y sostenido durante 2017, fue en la zona sur. Ahí no había ningún espacio y hoy en día tenemos 18”, destacó.

De todas maneras, Hernández reconoció que la situación de los establecimientos bajo la gestión de la organización no se compara con la que viven aquellos que no cuentan con apoyo nacional. De hecho, asegura que “varios” debieron cerrar sus puertas por no poder cubrir la demanda de alimento.

“Nosotros lo podemos mantener porque tenemos una base que nos llega de Nación, que nos alcanza justo. Ahora, por ejemplo, se habían retrasado dos semanas y estábamos complicados pero intentamos solucionarlo”, señaló y agregó: “Vemos que comedores que están en la misma zona que los nuestros, o disminuyen los días que abren las puertas o cierran porque a nivel municipal no reciben lo que es comida en seco y eso hace, obviamente, que no se puedan satisfacer las necesidades que tienen hoy en los barrios de la ciudad”.

Según explicó, cada 40 días la organización recibe 8 mil kilos de comida que, sumado a las raciones de 800 kilos de leche, harina y galletitas que llega por la Municipalidad, se logra abastecer el stock necesario.

La influencia de las bajas en el Puerto

Hernández también destaca otros números que evidencian las consecuencias más directas de una crisis económica y social. Para él, la falta de oferta laboral en el sector portuario y textil es la razón principal por la que los comedores aumentaron en la zona sur y el número de cooperativistas roza los 1.000.

“La semana pasada estuvimos haciendo una recorrida importante en todo lo que es la zona del Puerto y al ver el panorama, ligamos la explosión de comedores en la zona a los problemas que hay en la industria pesquera, que se paga cada vez menos y hay mucha más demanda que la oferta de trabajo que se está ofreciendo. Lo mismo con el sector textil”, indica el dirigente.

La relación la establece gracias al cruzamiento de los datos de despidos y los números de los trabajadores de la economía popular.

“Nosotros el número que hacemos es que por cada despedido que hay repercute por cuatro en la economía popular, que es donde trabajamos con las cooperativas. Ahí también hay un número importante: hace dos años teníamos funcionando dentro del programa Argentina Trabaja 78 cooperativistas y hoy, dentro de lo que es el programa Argentina Trabaja y el de salario complementario, tenemos 918”, señaló.

“Cada vez más personas, incluso aquellas que cuentan con un oficio, se acercan a trabajar en cooperativas porque el empleo formal hoy no da ninguna respuesta”, agregó.

Demanda de familias enteras

La situación laboral en la ciudad, y específicamente en sectores claves para la economía local, también explicaría otro fenómeno que se percibe en los últimos meses: no sólo niños o adolescentes asisten a los establecimientos, también sus padres y abuelos.

“Hoy hablar de un comedor o un merendero ya no es hablar de la necesidad solamente de nuestros chicos, sino de familias enteras que viven ahí”, aseguró Hernández, quien dijo que existen quienes debieron “suprimir alguna comida porque no llegan a cubrir ni siquiera el almuerzo y la cena”. “Son familias que comen una vez por día”, destacó.

En este sentido, el joven dirigente volvió a arremeter con un pedido que arrastra la organización desde el año pasado a nivel nacional: la emergencia alimentaria.

“Nosotros lo que exigimos cada vez que se habla del tema es la ley de Emergencia Alimentaria, y que se acompañe a nivel municipal. Es fundamental esto. Nosotros ya hicimos las presentaciones a nivel local para debatir una ordenanza que dé respuesta a la situación, pero el tema es que es urgente a nivel nacional que se declare la emergencia. Declarada se puede aprovechar un dato positivo que aún tiene la Argentina, que es el alto índice de escolaridad. Argentina tiene uno de los índices más altos del mundo, no sólo de Latinoamérica”, concluyó.



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