Caminatas por la costa, visitas a lugares de diversos juegos, recorridas por museos y paseos por centros comerciales son algunas de las opciones para pasar la tarde con los chicos durante las vacaciones invernales en la ciudad. La ciudad ofrece programas para todas las edades y billeteras.

Con la vista perdida en el gran ventanal que da a la playa y la postal de las olas que ayer dibujaba el mar, Mateo (17 años) descansaba de una mini recorrida por las distintas muestras que ofrece el Museo de Arte Contemporáneo (MAR), con entrada libre y gratuita de martes a domingo.

“Nunca había entrado -contó el adolescente oriundo de Olivos- y le dije a mi primo de venir. Me voy a quedar en su casa hasta el fin de semana y mi mamá me recomendó esta visita, así que le hice caso y también hacemos algo diferente”.

En una situación parecida se encontraba la familia de Ignacio y Celeste que, junto a sus hijos Joaquina, Bruno y Lupe, recorrieron la última exposición del museo: la muestra de Huberman sobre las ciudades del futuro.
“Está bueno, es un lindo programa”, describió el padre.

“Nosotros de vez en cuando venimos”, dijo Patricia junto a su amiga Vero -ambas de ‘casi 17’, vecinas de Parque Luro- que volvieron a recorrer el MAR después de compartir unos mates en la plaza seca porque “estaba muy lindo al solcito”.

Chicos de todas las edades

A pesar de que el termómetro apenas superaba los 10° ayer a media tarde, la plazoleta Almirante Brown se mostraba atiborrada de chicos de todas las edades que intentaban participar en cada una de las estaciones de diversos juegos organizado por el gobierno bonaerense.

Felipe, Juan Martín, Milena y Thiago compartían un partido de metegol aunque “nos conocimos acá, jugamos entre todos”, contó la preadolescente que ya había recorrido “la tirolesa y después voy a ir a los juegos de realidad virtual”.

Entre garrapiñadas y manzanas acarameladas, Martina y Justina esperaban su turno para jugar en la pista símil hielo. A pocos metros, en el Auditorium, se desarrolla “A desaburrir el invierno”, con obras teatrales y cine.

Sin importar la temperatura, con la sola compañía el sol, la caminata por la costa ya es un clásico para los visitantes y muchos aprovechan para bajar a la arena. Juanqui, Pancho y Tomás llegaron con sus padres desde Ramos Mejía para disfrutar de unos días y mientras los mayores tomaban mate, los más chicos descargaban energía jugando al quemado.

“Llegamos ayer (por el martes) -reseñó uno de los adolescentes- y con este día ni dudamos en venir a la playa, aunque tengamos que estar vestidos”.

Entre bocinazos virtuales y sonidos estridentes, Micaela miraba jugar a su hija Isabella y a su prima Emma en el minitejo del sector juegos del Paseo Aldrey.

“Ellas ya saben -explicó la mujer- que se les carga la tarjeta con 100 pesos a cada una y ya está. Después damos una vuelta y tomamos un heladito. Hasta que no cobremos la semana que viene, no podemos hacer un gran despliegue”.
En el Centro Cultural del paseo también funciona la Feria del Libro Infantil.