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Opinión 23 de mayo de 2017

Adiós Gap: seis momentos históricos

Ramones, Los Redondos, Los Cadillacs y Hermética, entre otras bandas, dejaron una marca imborrable sobre el escenario del Templo del Rock.

por Agustín Marangoni

La información es concreta: Gap dejará de existir. El último concierto estará en manos de Las Pelotas, el viernes 30 de junio. El dato estaba guardado en la mesa chica, pero los músicos de Las pastillas del abuelo sin querer lo soltaron. A modo de promoción, dijeron que el recital del pasado 15 de abril era el último que darían sobre ese escenario. Y no mentían. La información se extendió en las redes porque desató rumores sobre una separación. Pero con el correr de los días se develó el verdadero motivo. Lo que viene será un espacio cultural completamente nuevo, donde la música se cruzará con otras expresiones artísticas. Tendrá otro nombre y abrirá sus puertas dentro de veinte meses.

Gap fue anfitrión de todos los grandes de la escena argentina y muchos nombres fuertes del circuito internacional. Ahí desembarcó The Wailers por primera vez en Mar del Plata. También pasó S.O.J.A, Groundnation, Julian Marley, Creedence Clearwater Revisited, Skatalites, Israel Vibration y la lista sigue con Fito Páez, Divididos, Lisandro Aristimuño, No te va gustar, Bersuit Vergarabat, Las Pelotas, Almafuerte, Skay Beilinson, Illya Kuryaki and The Valderramas, Pez, entre otros cientos. El denominado Templo del rock –también llamado Go! en la primera mitad de los noventa– ha sido históricamente un espacio bisagra para las bandas: unos cuantos escalones por encima de las salas alternativas, unos cuantos por debajo de un estadio.

Anécdotas hay miles. En casi 30 años de rock pasó de todo.

Una. El último concierto de Charly García en Gap, el sábado 22 de enero de 2005, fue intenso desde el minuto cero. La limusina todavía estaba en movimiento cuando Charly se tiró por la ventanilla y cayó revolcado en plena calle: sangre, dolor, gente que lo quería ayudar. La puerta pasó a ser un caos al instante. El concierto estaba anunciado a las 22 puntual. Empezó a las 00:05 con un García incendiado. Apareció vestido con una minifalda –las rodillas todavía le sangraban– y un remera escotada roja. Pateó todo lo que tenía a su alrededor, rompió un parlante y se guardó en los camarines a los veinte minutos. Al rato volvió a salir, un poco más calmado, para terminar con un concierto breve, propio del Charly de esos años.

Otra. La primera vez de Vicentico solista en Mar del Plata tuvo lugar en Gap. Fue el 30 de julio de 2004. Era un show caro por la puesta en escena y por las exigencias de hoteles, comida, transporte y servicios del equipo que lo acompañaba. Sonó increíble y se vendieron 1300 entradas, sin embargo los productores quedaron sorprendidos por el curioso número final: las cuentas mostraron que habían perdido 1 peso.

Una más. La última fecha de Mal de Parkinson con Marcelo Sacco fue en Gap. El viernes 6 de agosto de 2004, en un festival donde también tocó Loquero, Ubika y Kainoas, el mítico cantante compartió las últimas melodías con su banda punk, hoy liderada por Lute Villanueva, quien tuvo su debut como primera voz también en Gap.

En un cálculo rápido y poco certero, se puede arriesgar que más de mil bandas pisaron ese escenario. Seis dejaron huellas históricas. La siguiente es una selección arbitraria, claro. Pero vale la pena el intento:

Patricio Rey y sus redonditos de ricota

Los redondos dieron nueve conciertos en Go! El 12, 13 y 14 de agosto de 1994 y el 13, 14 y 15 de octubre de 1995, con el Tour Lobo suelto/Cordero atado. El 7, 8 y 9 de junio de 1996 llegaron con el Tour de Luzbelito. El productor Pablo Baldini recuerda que en ninguno de los nueve armaron vallado, ni hubo efectivos policiales. En todos agotaron las entradas. La gente llegaba desde distintos puntos del país cantando y agitando banderas. Eran los primeros pasos hacia un alud místico único en el rock mundial. De hecho, el canal MTV tomó imágenes de la gente en la puerta para intentar explicar el fenómeno que comenzaba a gestarse. En una de las fechas de 1996 un fan sin entrada rompió el techo, se tiró desde siete metros de altura y se agarró de la cadena de un motor. De ahí se lanzó a la gente. Lo atajó la marea humana antes de que tocara el piso. En los recitales de 1994 sonaron inéditos como Qué mal celo y Honolulu. En esos años, después de los redondos Go! abría como boliche bailable. “Todavía estaban el Indio y Skay en camarines y arriba ya había gente armando el sonido y el cotillón”, cuenta Baldini.

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Ramones

El 18 de noviembre de 1994 Ramones detonó el escenario de Go! Una pared de ladrillo al fondo, la batería en el centro y unos cuantos Marshalls apilados a los costados. No hizo falta más. Las primeras notas de The Good, The Bad And The Ugly marcaron el inicio de un episodio punk antológico. El lugar no estaba completo a pesar de la popularidad absoluta de Ramones en Argentina. El sonido fue una topadora. A la cuenta del one, two, three, four Joey explotó con Durango 95 y Teenage Lobotomy. El cierre fue con Poison Heart y Beat On The Brat. En total, 26 canciones. Una hora y diez minutos para uno de los conciertos más emblemáticos de la historia de Mar del Plata. “No me voy a olvidar nunca la imagen de los cuatro ramones descansando en el hidromasaje del Hotel República después del concierto. Fue algo irrepetible”, recuerda entre risas Baldini.

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Hermética

El último concierto de Hermética fue el 18 de diciembre de 1994, en Go! La banda estaba de gira con Víctimas del vaciamiento. Nadie esperaba una ruptura, ni siquiera los músicos. El grupo venía escalando muy fuerte en convocatoria con sólo tres discos. La H ya se había consagrado como lo mejor del metal criollo. Y más también. El lugar, hasta la ceja: el público de Hermética fue siempre fiel. Había una conexión que todavía hoy está intacta. Poco más de una década después, Claudio O´Connor y Ricardo Iorio volvieron a compartir escenario, casualmente en Gap. Malón por un lado. Almafuerte por el otro. Estaban distanciados en malos términos. La producción tuvo que armar camarines y accesos distintos para que ni se cruzaran en los pasillos. El concierto funcionó y se replicó en distintas ciudades. Los músicos siempre fríos, sin peleas ni discusiones. Iorio sólo se saludaba con el guitarrista Antonio Romano. “Desde atrás del escenario todo se dio con una tensión impresionante. No era nada fácil tenerlos a Ricardo y a Claudio inquietos. Fue complicado, pero salió bien y marcó un precedente exitoso”, recuerda el productor Federico Roca.

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Soda Stereo

El 17 de noviembre de 1995 Soda Stereo presentó Sueño Stereo. Fue un momento particular para la banda, venía arriesgando en vivo un sonido electrónico que estaba más cerca de la experimentación que de sus hits de principios de los ochenta. Cerati, como siempre, marcaba tendencia, pero tuvo que bancarse el precio: se vendió poco más de la mitad de la capacidad, algo impensado en comparación con lo que habían sido sus giras anteriores. Fue el regreso de Soda a una disco. A lo largo de Latinoamérica rebalsaba todos los estadios que pisaba. En esta nueva etapa los motores se habían aquietado. Después de años, volvieron a temas como Danza Rota, Juego de seducción, Terapia de amor intensiva y Persiana americana. El concierto, como era de esperar, fue tan preciso como un reloj atómico. Para muchos organizadores, uno de los más sofisticados que se hayan escuchado en este recinto.

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Los Fabulosos Cadillacs

Los Cadillacs presentaron Vasos vacíos el 1 de abril de 1994. Esta fecha hizo historia por la cantidad de gente, adentro y afuera de Go! Tocaron por primera vez en Mar del Plata el megahit Matador, uno de los dos temas nuevos que incluía el disco, junto con V Centenario. Sonaron 16 canciones, en 61 minutos de concierto, todas al pico máximo de intensidad. Los Cadillacs estaban en plena potencia ska y habían impactado a los dientes del mercado con una seguidilla de himnos populares. Venían del primer concierto de la gira, en Capital Federal, que también había sido una explosión, con réplicas a lo largo de toda Latinoamérica. “Gap fue siempre una alegría para Cadillacs. Era un escenario medio, la gente bien cerca, era muy cálido para conectarse con el público. Nos ponía muy contentos tocar ahí. Festejábamos esas fechas. Y en lo personal tengo un sentimiento muy especial. Mi papá vivía a dos cuadras, nos criamos en ese barrio”, comenta el bajista Flavio Cianciarullo.

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Die Toten Hosen

El 13 de septiembre de 2012 los alemanes se midieron frente al público marplatense. Tocaron para mil personas: diez veces menos gente que un recital promedio en su país. Pulgar arriba, la banda de punk sacudió con un concierto de 30 temas, entre ellos 1, 2 Ultraviolento, en homenaje a Los Violadores. Aunque fue una visita sorpresiva, era lógico que en algún momento iba a suceder. Los Hosen son la banda internacional que más presentaciones tiene en Argentina. Campino y Breiti, cantante y guitarrista, se lucieron con un sonido furioso y una aluvión de comentarios cómicos en los que destacaban las servicios turísticos de la ciudad. “Vinimos de vacaciones acá por recomendación de los porteños”, mandaron. Para Federico Roca fue un concierto particular. “Es una banda de alta rotación en el mundo. Tenerlos en Gap fue parte de un deseo cumplido”, dice.

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En un mes Gap será sólo historias. Llegarán nuevos tiempos, un nombre nuevo y una idea nueva.



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