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La Ciudad 10 de marzo de 2024

Ajuste, malabares y una conclusión en el municipio: “Es peor que la pandemia”

El intendente abonó los salarios municipales sin apelar a un descubierto. Logro módico que se celebra en el fragor de la crisis. La evolución de los ingresos y los gastos, seguida día a día. Planteo por el convenio tripartito de educación.

Por Ramiro Melucci

Once días atrás, uno de los hombres en los que más confía Guillermo Montenegro reveló el objetivo: “Vamos a volver a pagar los salarios con un descubierto. Va a ser más chico que los dos anteriores. La idea es ir reduciendo lo que pedimos mes a mes, hasta no pedir más”.

El límite que se habían autoimpuesto las autoridades municipales era abril, pero la semana pasada hubo que forzar un cambio: por dilaciones en la negociación con el Banco Provincia, el giro bancario no se efectivizó. El intendente tuvo que hacer malabares para pagar en tiempo y forma: primero les depositó a los empleados municipales; días después a los funcionarios políticos.

“Fue la motosierra de Montenegro”, ilustraron en su entorno, familiarizados con la herramienta favorita de Javier Milei. Aludían a la poda que debió hacerse en las horas extras y a un diferimiento en el pago a los proveedores. En el fragor del ajuste festejaban el pago de sueldos con fondos propios como si se tratara de una proeza. La profunda crisis económica es capaz de alterar cualquier perspectiva.

De alguna manera, el “logro” se convirtió en una respuesta subterránea al kirchnerismo, que una semana antes, después de que Montenegro insistiera con la “austeridad” y las “cuentas ordenadas” de su gobierno en la apertura de sesiones del Concejo Deliberante, le recordó que ni una vez desde que comenzó su segundo mandato había podido pagar los sueldos sin recurrir a la Provincia. “Ya lo hicimos”, parecieron responder en el Ejecutivo.

Si es un cambio de tendencia o no lo dirá el tiempo. Nadie en el municipio apuesta nada. La incertidumbre con la que habitan les impide entretenerse con suposiciones. Al punto de que las cuentas municipales empiezan a convertirse en una obsesión para Montenegro. Todos los días, a las 8.30, se reúne con su equipo económico para seguir de cerca la evolución de los ingresos y gastos. Mira cómo van bajando los números relacionados con la actividad, sobre todo lo que entra por la Tasa de Inspección de Seguridad e Higiene y la coparticipación. Observa el descenso de la cobrabilidad de la Tasa de Servicios Urbanos (TSU). Y evalúa de dónde puede recortar más. “Vamos a reformular los servicios que no sean indispensables”, prometió sin adentrarse en ejemplificaciones en la apertura de sesiones del Concejo Deliberante.

No hay que ser ningún experto para entender que la caída de los índices de cobrabilidad obedece, también, a las dificultades de los contribuyentes para hacer frente a la sucesión de aumentos en todos los rubros. Y a la certeza de que el pago al municipio no figura entre las prioridades de las familias.


“Fue la motosierra de Montenegro”, ilustraron en el entorno del intendente, familiarizados con la herramienta favorita de Javier Milei. 


En los últimos días, el jefe comunal leyó con alivio la noticia de que el Presidente prorrogó el artículo de la Ley de Financiamiento Educativo que permite el envío a las provincias de recursos coparticipables. Se trata de un fondo que luego derrama de la Provincia a los municipios, y que el año pasado significó cerca del 30% de lo que el municipio recibió por coparticipación.

La necesidad empieza a modificar actitudes. Hasta hace unos días, en la comuna daban por hecho que no iban a llegar los fondos de Nación del convenio tripartito para el sostenimiento del sistema educativo municipal. “No tenemos esperanza de que vengan”, se resignaban en medio de los ajustes de Milei. Pero en los últimos días decidieron ir en busca de un cambio en la efectivización de los fondos.

“Cuando este convenio empezó, Provincia y Nación pagaban mes a mes. En los últimos años lo hicieron a año vencido. Te aportaban al siguiente lo que ya habíamos pagado”, explicaron fuentes comunales. De hecho, Nación “todavía adeuda lo de 2022, firmado en 2023”, y ambas jurisdicciones (Nación y Provincia) “deben alrededor de $ 1300 millones cada una de 2023”. La estrategia comunal es, en principio, reclamar el pago de esas deudas. Y luego solicitar que los aportes vuelvan a hacerse mes a mes para que la inflación no licúe los fondos.

En marzo empiezan a impactar de lleno las decisiones del Gobierno nacional para reducir el déficit fiscal, como los recortes en las transferencias a las provincias, la obra pública y los subsidios. La Nación dejó a la Provincia sin tres fondos claves: el Compensador del Transporte, el de Incentivo Docente (Fonid) y el de Fortalecimiento Fiscal. Se suma a la falta de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), ítem en el que Buenos Aires fue la más beneficiada durante el gobierno anterior. En mayor o menor medida, todo eso tiene su impacto en Mar del Plata. Desde el aumento del boleto hasta servicios que brinda el gobierno bonaerense en la ciudad, como seguridad, salud y educación.

“Por supuesto que preocupa”, respondieron en el municipio después de que Milei le talara a Axel Kicillof el Fondo de Fortalecimiento Fiscal. Lo dijeron por lo bajo, sin alharaca, conscientes de que en su partido, el PRO, no se apenan demasiado porque “fueron recursos que se le sacaron a la Ciudad de Buenos Aires en medio de la pandemia, de un día para el otro” (María Eugenia Vidal dixit).

La Municipalidad comienza a caminar sobre un terreno árido. Acaso más que cualquier otro que haya transitado Montenegro como intendente. Y eso que le tocó lidiar con la pandemia. “Esto es peor. En ese momento hubo un parate, pero cuando empezamos a permitir las aperturas la rueda comenzó a andar de nuevo y la inflación no era tan alta. Ahora hay recesión con alta inflación. El peor cóctel”, admitieron en la comuna.

Mientras, el intendente acumula facultades para ir corrigiendo los desfasajes entre los costos y los ingresos. Sin comunicación oficial, aumentó un 20,6% las tasas cuando todavía resonaba el eco de su discurso en el Concejo. OSSE le siguió los pasos: aumentará 28% desde el mes próximo. La semana que viene, Montenegro también volverá a tener la atribución de aumentar el boleto.


La Municipalidad comienza a caminar sobre un terreno árido. Acaso más que cualquier otro que haya transitado Montenegro como intendente. Y eso que le tocó lidiar con la pandemia. “Esto es peor”, dicen en la comuna


“El particular contexto macroeconómico y la dinámica del incremento en el nivel general de precios requieren adoptar medidas a efectos de mantener la capacidad del estado municipal de contar con recursos para continuar prestando servicios esenciales para los vecinos”, argumentaron Montenegro y el secretario Legal, Técnico y de Hacienda, Mauro Martinelli, en el decreto que estableció el nuevo aumento de tasas.

Para el intendente es todo un desafío. Sobre todo porque, además de repensar los servicios no indispensables, necesita mejorar los demás. Dar respuestas palpables a problemas vecinales concretos. Demostrar que el municipio sigue funcionando. Que no se paraliza.