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La Ciudad 15 de febrero de 2016

Alarmante incremento de los microbasurales a cielo abierto en Mar del Plata

El crecimiento de los microbasurales a cielo abierto se hizo notorio en los últimos tiempos, generando múltiples reclamos de la comunidad marplatense. Más allá de los olores fétidos y la mala imagen en una ciudad turística, pueden convertirse en focos infecciosos. Con la lluvia aumentan el peligro de inundación al tapar los desagües. Desde la Municipalidad pidieron responsabilidad a los vecinos.

Los minibasurales proliferan en casi todos los barrios marplatenses, en algunos con mayor intensidad y cercanía que en otros, pero casi no queda esquina sin que se amontone basura, restos de poda y hasta descartes como muebles o televisores en desuso. Incluso, en algunas zonas los vecinos denuncian que en ese conglomerado de desechos se tiran “hasta perros muertos”. Con lluvias intensas, aumenta el peligro de inundación por el taponamiento de las alcantarillas por la basura. Desde el Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur) pidieron a los vecinos “ser más responsables” y aseguraron que el servicio de recolección a cargo de la 9 de Julio “funciona bien”.

Un mapa sin fronteras

No se trata del trazado urbano, ni de la ubicación en el mapa, las aglomeraciones de residuos se realizan en muchas esquinas o a mitad de cuadra, generalmente coincidiendo con algún terreno baldío, casa abandonada o incluso espacio público.
Eso es lo que sucede en San Lorenzo casi San Juan, sobre la vereda de la plaza Paulo VI, donde se amontonan bolsas de residuos, restos de poda, algunas maderas y hasta un televisor.
“Me cansé de hacer el reclamo al 147 pero nadie me respondió. Igual, la culpa es de los vecinos que tiran todo ahí, no sé por qué no dejan las cosas en la puerta de su casa y esperan al recolector”, contó Jorge, vecino de la plaza y ahora del basural.
En su opinión, la mayor responsabilidad corre por cuenta “de los vecinos, que son sucios y poco solidarios. Incluso hay gente que viene en auto y abre la puerta y tira todo acá. Tendrían que poner un cartel que diga prohibido tirar basura”, dijo señalando la basura amontonada.
Pero claro, ante la desidia popular no hay cartel que valga. Sólo hace falta comprobarlo, por ejemplo, en la esquina de Roca y Pellegrini, donde se acumulan los restos de una poda reciente, o en Castelli y Aristóbulo del Valle, esquina en la que conviven las bolsas de residuos negras y verdes sin aparente problema.

Muertos

En la intersección de Rivadavia y Bordabehere hay un basural que junta desde bolsas de residuos domiciliarios hasta muebles sacados de circulación de algún living. Pero puede haber más. “A veces han tirado hasta perros muertos, no sabés el olor que había”, contó uno de los vecinos que habita una casa ubicada justo en la otra ochava, que pidió ser identificado sólo “como vecino, sin nombre”.
“Muchas veces -añadió- cuando los veo que tiran, les pregunto por qué lo hacen. Pero nadie dice nada”.
La basura amontonada fuera de lugar no es sólo cuestión de barrios. En el centro, en la esquina de Hipólito Yrigoyen y 9 de Julio -donde funciona un estacionamiento- se apilan bolsas negras de consorcio.

En todos lados

Una situación similar se pudo registrar, ayer a la mañana, en Jujuy al 400 agregando restos de poda o en la vía y Alberti. En la esquina de Concepción Arenal y José Mármol, en el terreno baldío lindante al Museo de Arte Contemporáneo (MAR), se aglutinan ramas secas con bolsas de residuos domiciliarios rotas por los perros.
Frente a la escuela primaria 75 “Alberto Bruzzone”, en Libres del Sud casi Daprotis, las bolsas de basura se amontonan en la vereda mientras que el canasto para contenerlas está libre.
A pocos metros de ahí, en la intersección de Blas Parera y Mugaburu, un gran charco de agua estancada brilla por efecto del sol. “Esto es un peligro, máxime cuando a una cuadra, en Mugaburu y Libres del Sud, hay un basural. Esto va a generar que vengan mosquitos, justo cuando dicen que hay que cuidarse del dengue”, arengó una vecino que dijo haber hecho el reclamo en la Municipalidad.

Conciencia

La problemática se repite en un barrio que suele duplicar su cantidad de habitantes durante el verano, como Punta Mogotes. En Nápoles al 2200, sobre un montículo de pasto, se amontonan restos de basura y elementos descartables que “personas irresponsables arrojaron. Nos quejamos e intentamos comunicarnos con las autoridades municipales pero no logramos resultados”, se quejó una vecina.
Para ella, el temor radica en que “se acumulen reservóreos de agua internos y sea un foco de proliferación de mosquitos”. En época de dengue en el país, ese temor moviliza a varios. Además, con lluvias intensas, toda esa basura puede ser arrastrada hasta los desagües y taparlos, provocando serios riegos de inundación.
Los terrenos baldíos o las casas deshabitadas también suelen ser blancos elegidos para los depósitos de basura. Eso sucede, por ejemplo, en la esquina de Bestoso y Solís, dónde se ubica un lote que está alambrado. Otro espacio libre que se usa para tirar residuos domiciliarios es el ubicado en Cerrito al 500.

“Más responsabilidad”

Ante esta situación, el titular del Ente de Obras y Servicios Urbanos (Enosur), Eduardo Abud, pidió “más responsabilidad a los vecinos” y aseguró que “hay que aprender a ser más ciudadanos, porque armamos un basural frente a una casa o tiramos la poda cuando hay que alquilar un container para ponerla ahí, y después reclamamos”.
Asimismo, defendió el servicio de recolección de residuos de la 9 de Julio que “funciona, cada vecino debe conocer la frecuencia en la que pasa por su casa y así va a levantar la bolsa. Porque si pasa a las 6 y saco la bolsa a las 9, obvio que nadie la va a levantar. Hay que sacarla en horario”.
En cuanto a los restos de basura y poda amontonada en las calles, aseguró que “todos los barrios cuentan con un servicio semanal de un almejero, es decir, un camión con pluma que levanta los basurales en cada barrio”.
Además de reiterar el pedido de “responsabilidad a los vecinos”, el funcionario recordó que “para reclamos pueden llamar al 0800-2228373 del Enosur, de lunes a viernes de 8 a 15. Les damos un plazo de 15 días para solucionar el problema y volvemos a llamar para preguntar si se cumplió el objetivo”.