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El País 7 de agosto de 2021

Alberto Barbieri: “La UBA sigue siendo el motor de movilidad social ascendente”

El rector destaca el compromiso de la comunidad que integra la Universidad de Buenos Aires para sostenerla como la mejor de Iberoamérica y una de las primeras en términos de masividad.

Alberto Barbieri, rector de la Universidad de Buenos Aires. Foto: Télam | Pablo Añeli.

Por Claudio Campanari

La Universidad de Buenos Aires (UBA) acompañó el devenir del país a lo largo de sus 200 años de historia “tanto en sus luces como en sus sombras”, pero siempre en la búsqueda de “motorizar el ascenso social” mediante una educación de calidad, asegura el rector Alberto Barbieri, quien destaca el compromiso de la comunidad que la integra para sostenerla como la mejor de Iberoamérica y una de las primeras en términos de masividad.

Contador Público, doctor en administración y docente universitario, Barbieri, quien ejerce como rector de la UBA desde 2014, luego de haber sido decano de la Facultad de Ciencias Económicas por dos períodos, cuenta a a Télam los desafíos y logros ante “la disrupción causada por la pandemia” lo que generó que los cambios “se den en forma permanente”.

– ¿En qué punto se encuentra la UBA al llegar a sus 200 años y en medio de una crisis sanitaria causada por una insólita pandemia?

– Nos encontramos con una universidad con mucha fortaleza, con mucho reconocimiento nacional, regional e internacional por la calidad de sus graduados y docentes e investigadores, una universidad que a lo largo de sus 200 años de vida fue de la mano de la historia de nuestro país. Nace en el inicio de la Patria y lleva sus momentos de luces y sus momentos más oscuros transitando la historia de todo nuestro pueblo. La pandemia nos tomó al igual que a todo el mundo en forma disruptiva, si bien veníamos trabajando desde hace mucho tiempo en las tecnologías, la crisis sanitaria hizo que tuviéramos que reconvertir 103 carreras, más de 5.000 materias, más de 300.000 alumnos de grado a clases virtuales

– La Reforma de 1918, que instala la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, fue un hito histórico que marcó un antes y un después, no solo para la UBA sino para la educación superior latinoamericana. ¿Cuáles son las reformas que se necesitan de cara al siglo XXI?

– Los tiempos van cambiando y las reformas disruptivas de otro momento tienen que ver con las sociedades de esa época y con la continuidad democrática. El año 1918 viene con el voto universal. Cada vez que se paraba el sistema democrático tenía que modificarse la universidad. El hecho de que de 1983 a la fecha la democracia sea un valor vigente de manera ininterrumpida, hace que las modificaciones que van dándose en cada organización sean vivas, como una película, se va haciendo una reforma permanente. Seguramente no se pueden marcar hitos tan claros como en 1918 pero la universidad sí se va transformando junto a las necesidades que la sociedad precisa.

– Con la llegada de la democracia en 1983 , irrumpe un nuevo concepto, que es la educación irrestricta aunque con la necesidad de nivelar a los estudiantes mediante el Ciclo Básico Común ¿Cómo se fue modificando la UBA para asumir estas transformaciones?

– Con el gobierno de (Raúl) Alfonsín y el ingreso irrestricto cambia el modelo de universidad por la masividad. El CBC fue la respuesta de la universidad a esa masividad sin examen de ingreso. Las respuestas de la UBA fue variando con el correr de los tiempos, a esto me refería con la transformación permanente. Al principio era para el ingreso solamente pero con el tiempo fue transformándose más que nada en una nivelación de los conocimientos que necesitaban los estudiantes secundarios para hacer frente a la vida universitaria. El CBC se fue reorientando, reformulando a las diferentes necesidades de las nuevas generaciones

– ¿Cómo es el perfil del estudiante de la UBA en la actualidad?¿Fue variando desde 1983?

– Nuestros alumnos provienen de todos los sectores sociales. Tenemos un porcentaje mayoritario de jóvenes en todas las carreras que trabaja y estudia, un gran porcentaje que viene de clase trabajadora y también un sector de estudiantes que es primera generación de posibles universitarios. La UBA en general sigue siendo el motor de movilidad social ascendente.

– En los últimos años asistimos a un fenómeno de gran expansión del sistema universitario. Hoy el 80 por ciento de los estudiantes de las universidades del conurbano bonaerense son primera generación de universitarios ¿Cómo se posiciona la UBA frente a esta expansión?

– Expandir la educación brinda un valor agregado al sistema social de nuestro país. Las formas de cómo expandir con mayor cantidad y mayor calidad de educación a todos los sectores pueden ser diferentes. La creación de universidades del conurbano es un factor positivo para que mucha gente que no veía la posibilidad de acceder a estudios universitarios se animen a hacerlo porque estaban más cerca de su casa. La UBA no perdió estudiantes, seguimos avanzando. A eso se agregaron más universidades que actuaron como sinergia hacia el sistema. La creación de universidades en la medida que sean planificadas y coordinadas y se vaya a buscar el lugar donde realmente se necesita que estén es un dato muy positivo para la educación en general.

– Pese a tener menos presupuesto la UBA se ubica entre las mejores del mundo y la de mayor calidad de Iberoamérica, ¿Cuál es la clave para que esto suceda?

– La clave de la calidad de la universidad está en sus recursos humanos en el compromiso y calidad de sus docentes, investigadores graduados que siguen trabajando con la UBA. Pero tenemos que hacer un llamado de atención respecto a inversión en ciencia y tecnología, no creer que solo con el compromiso de nuestra comunidad universitaria vamos a poder mantenernos así en el tiempo. Como argentinos tenemos que hacer una planificación de una política de Estado que tenga un horizonte a mediano plazo de lo que es inversión en educación, ciencia y técnica de acuerdo a lo que invierten otras regiones del mundo. Este no es un problema de un gobierno en particular, es un problema profundo que tenemos como sociedad. Nos va muy bien pero nos puede ir mucho mejor.

Télam.



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