La Ciudad

Alegría y emoción en el inicio de un ciclo lectivo atípico por la pandemia

Miles de alumnos de la ciudad retornaron a las clases presenciales tras un año fuera de las aulas por el coronavirus. Satisfacción entre directivos, docentes y padres por el regreso de la educación presencial.

Alegría, ansiedad y emoción, las palabras que repitieron los trabajadores de la educación y los padres de los alumnos de la ciudad para describir la sensación de volver a las clases presenciales tras un año fuera de las aulas por la pandemia de coronavirus.

En horas de la mañana, miles de familias de Mar del Plata volvieron a una rutina que había quedado en suspenso por la irrupción en el mundo del Covid-19: la de preparar a los más chicos para ir al colegio.

Después de doce meses, 94.500 niños regresaron a las aulas en la ciudad en el inicio del ciclo lectivo para los niveles inicial, primaria y educación especial.

Sin embargo, esta vez a los tradicionales útiles escolares debió sumársele el barbijo, el cual se volvió un elemento indispensable para asistir a las clases.

Con tapabocas y llevando a cabo el protocolo indicado por sus familias y los docentes, los más chicos volvieron a las aulas, aunque antes de ingresar a los salones debieron pasar por un control de la temperatura corporal y una higienización de sus manos con alcohol en gel, algo inédito para ellos, pero que pasará a formar parte de su rutina habitual.

Esto se vio reflejado, por ejemplo, en la Escuela Primaria N°4, ubicada en Castelli al 5700, donde los alumnos realizaron una fila con distancia entre ellos y posteriormente accedieron al colegio para reencontrarse con sus compañeros y profesores, con el objetivo de retomar el aprendizaje presencial.

La directora del establecimiento educativo, Laura Raquiar, aseguró estar “muy contenta” de la vuelta a las aulas y detalló que en la institución que tiene a cargo habrá “una presencialidad total” lo que posibilita poder “brindarles a las familias la asistencia de lunes a viernes”.

No obstante, aclaró que los cursos “van a estar divididos en dos grupos”. “Un grupo viene toda la franja horaria de la mañana y el otro viene a la tarde”, organización que les permite tener “el distanciamiento adecuado y poder hacer una entrada escalonada cada quince minutos”, generando así “confianza a las familias de que los chicos van a estar cuidados con un protocolo que realmente se ha trabajado desde la escuela”.

En este marco, una docente de primer grado, Mariela Roldán, confesó sentirse “ansiosa y nerviosa” después de “un año de no verles las caritas en persona” a sus alumnos.

Casi no dormí por los nervios, como si fuese el primer día, estoy peor que los nenes de primer grado, me parece, y con muchas de volver y que podamos continuar en la presencialidad”, agregó.

A su vez, recordó el 2020 y dijo que fue un año “muy distinto”. “Enseguida dijimos ‘¿Qué hacemos?’ porque tenemos que continuar. Empezamos a trabajar a partir de la virtualidad y meternos en lugares que no conocíamos, como en lo tecnológico. También ayudamos a las familias que no podían conectarse a la virtualidad, por lo que entregamos módulos y tratamos siempre de mantener el vínculo, que es fundamental”, sostuvo.

“Hubo logros y el esfuerzo valió la pena”, continuó y aseguró que aquella experiencia les sirvió para “aprender cosas nuevas de la tecnología” que seguirán aplicando en la educación a lo largo del tiempo.

Por último, se refirió a cómo se trabajará para que los más chicos respeten los protocolos. “Lo hablamos mucho con las familias, hicimos reuniones previas y les dijimos muchas cosas que tenían que hablar desde la casa para ayudarnos”, señaló Roldán.

Mientras tanto, afuera del colegio decenas de familias esperaban con los alumnos su turno para que estos ingresen al establecimiento. Allí una de las tantas madres con sus hijos, Luciana Oliveri, contó la “ansiedad” que sentía “después de esperar tanto tiempo este momento”.

Junto a su hija de 10 años, la mujer afirmó que el 2020 “fue un año difícil”, a la vez que recalcó que la “maestra estuvo muy presente”. “Siempre estuvieron conteniendo y manteniendo el nivel educativo” a través de virtualidad, valoró.

Asimismo, señaló que la situación de aislamiento “afectó” a su hija desde “lo sociable y la autoestima”. “No solo lo educativo, muchos factores se vieron alterados después de tanto tiempo”, analizó.

Por último, consideró que si a los más chicos “se les enseña desde un principio y uno cumple con las medidas ellos van aprendiendo”.

“Si yo lo digo ‘ponete el barbijo’ y yo no me lo pongo ella no lo va a hacer. Se educa con el ejemplo”, concluyó.

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