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Arte y Espectáculos 26 de noviembre de 2017

Analizando Twin Peaks con reconocidos críticos españoles

Álvaro Arroba y Fernando Ganzo consideraron que puede ser interpretada como una suerte de eucaristía similar a la nuestra, ya que, "recrea básicamente los mismos mitos.

Una de las primeras actividades especiales durante el 32° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata convocó a un centenar de fans de la revolucionaria serie “Twin Peaks”, creada por el director David Lynch.

La cita obligada para los fieles seguidores de serie ideada por la dupla Lynch/Frost (Mark Frost se unió a Lynch para darle forma a Twin Peaks) contó con los reconocidos críticos españoles Álvaro Arroba y Fernando Ganzo quienes expusieron sus pareceres respecto de una obra televisiva imprescindible.

Reanudar una serie mítica después de veinticinco años parece un proyecto condenado de antemano al fracaso. Sin embargo David Lynch hace posible el milagro de esta resurrección. Muy al comienzo de esta tercera temporada de Twin Peaks, sus seguidores se estremecían al reencontrar a Laura Palmer hundiendo sus tacos en la alfombra del Cuarto Rojo: “Estoy muerta”, aseguraba; “sin embargo sigo viva”.

Para los menos entendidos, Twin Peaks sigue la historia del agente del F.B.I. Dale Cooper, enviado a la ciudad ficticia de Twin Peaks para investigar el asesinato de la popular y respetada estudiante de secundaria, Laura Palmer. La serie está protagonizada por Kyle MacLachlan como Cooper, Michael Ontkean como el Sheriff Harry S. Truman, Dana Ashbrook como Bobby Briggs, Lara Flynn Boylecomo Donna Hayward, Mädchen Amick como Shelly Johnson, Sherilyn Fenn como Audrey Horne y Sheryl Lee como Laura Palmer.

La pregunta de apertura estuvo a cargo de Pablo Conde, moderador de la actividad: “¿Alguno en esta sala aún no vio la tercera temporada de Twin Peaks?”. Así comenzó una charla de ida y vuelta entre asistentes y expertos en la serie que se emitió por primera vez en la cadena televisiva ABC, el 8 de abril de 1990.

Según Álvaro Arroba, “la primera temporada de Twin Peaks marcó un antes y un después en la historia de las series televisivas mundiales. Fue una auténtica revolución; desde lo argumental y lo estético”.

La cosmogonía, el universo Twin Peaks, ocupó la extensa charla que ahondó en los entresijos de la serie, pero también de la mente de su creador. “Nos lanzaremos al juego de interpretaciones casi infinito que puede suscitar esta serie, en particular en esta tercera temporada. Intentaremos descubrir los secretos de ese pequeño pueblo en el noreste de los Estados Unidos en donde transcurren las historias fascinantes que Lynch narra”, señaló Álvaro Arroba.

Tras esta introducción, los críticos españoles Arroba y Ganzo iniciaron un análisis en el cual la mitología tuvo un significado especial. “Para Lynch, la descripción de ese pueblo supone algo así como la recreación de un universo mitológico con todos sus símbolos, efectivamente ajenos a la mitología judeo-cristiana habitual; es decir, no vemos en la serie crucifijos. Para decirlo de otra manera, en el cine de terror, para matar a un vampiro, se necesita un crucifijo. Aquí la mitología se concibe de otra manera, tal como queda demostrado en el episodio 8 de esta tercera temporada, en el cual se produce una explosión nuclear. Allí se produce un cambio rotundo de escenario y pasamos a ver al bombero del pueblo a través de imágenes prácticamente religiosas. Allí podemos apreciar a Bob y a Laura Palmer que simbolizan el bien y el mal”.

Expertos en la serie, los críticos invitados al festival aseguraron que Twin Peaks puede ser interpretada como una suerte de eucaristía similar a la nuestra, ya que, según explicaron “recrea básicamente los mismos mitos. Y aunque las formas y los íconos no estén, el pensamiento sí está; lo cual me hace pensar en que si la Biblia no hubiese existido, la hubiésemos vuelto a hacer”.

La psicología del creador de esta serie, y de largometrajes tan aclamados como “Dune”, “El Hombre Elefante” y “Blue Velvet”, también fue motivo de análisis por parte de los críticos españoles. Según Arroba, “Lynch se enamoró de Laura Palmer”. Y esta apreciación es acertada, ya que, según lo que Lynch declaró a la prensa en los años ’90, el asesinato de una Laura Palmer real, aún impune, fue lo que lo obsesionó durante mucho tiempo. La pequeña comunidad de Sand Lake, condado de Rensselaer, estado de New York, se vio sacudida en 1908 por la noticia de la aparición del cadáver de Hazel Irene Drew, una joven de 20 años, de ojos azules y frondosa melena dorada. Su cadáver fue hallado en un lago rodeado de bosques, en una zona frecuentada por cazadores y pescadores, poco recomendada para un paseo de una mujer sola. Este “amor” por el caso en general y por la víctima en particular, fue lo que inspiró la serie más revolucionaria de todos los tiempos.