El aislamiento social preventivo y obligatorio modificó la vida de muchas personas y familias. En el caso de los chicos, el cambio abrupto de rutina generado por la suspensión de clases, el cierre de lugares de dispersión y el distanciamiento físico, puede ser motivo de estrés y ansiedad.

El contexto actual genera una serie de consecuencias en la sociedad ya que la rutina se ve afectada y plantea el desafío de adaptarnos a las nuevas circunstancias. “En los niños y las niñas esta situación puede desencadenar diversas representaciones y fantasías sobre lo que ocurre, manifestándose diferentes emociones y sentimientos”, plantea el psicólogo Juan Pablo Díaz.

Y agrega: “Asimismo es importante que estas emociones puedan ser canalizadas, por ejemplo, a través del juego y la conversación, y que los adultos podamos abrir diferentes espacios de expresión, contención y entendimiento para lograr que los chicos puedan comprender y transitar de una mejor manera lo que está sucediendo”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis personas que sufre trastornos psicológicos tiene entre 10 y 19 años, siendo la adolescencia y la niñez períodos cruciales para el desarrollo y mantenimiento de hábitos sociales y emocionales importantes para el bienestar mental.

Al respecto Díaz, encargado de Formación y Desarrollo Organizacional de Colegium, brinda algunos consejos para que los adultos puedan contener a los niños en este momento tan particular:

– Es importante mantenerse atentos/as a las diferentes manifestaciones comunicacionales de los niños y las niñas: dibujos, juegos, conversaciones, así como también patrones de sueño y apetito.

– Tratar, en la medida de lo posible, de establecer rutinas que permitan sostener una realidad estable y sana (cuidar la alimentación, los ciclos de sueño, el tiempo de esparcimiento, entre otras cosas).

– Fomentar la continuidad de los lazos afectivos de los niños y niñas con sus amigos, compañeros o familiares, a través de distintos medios de comunicación, como por ejemplo las videollamadas.

– Mantener vínculos afectivos seguros y promover un espacio de expresión y comunicación fluida, para que puedan sentirse contenidos.

– Ayudarlos a comprender lo que sucede, a través de historias, juegos y fábulas, que les permitan poner en palabras lo que sienten y cómo les afecta.

– Estar atentos a las noticias que ven y escuchan para, de a poco, poder ayudarlos a desarrollar una perspectiva de la situación.

– Regular y cuidar el adecuado uso de las tecnologías: es importante proponer otras rutinas para asegurar tiempo de estudio y actividad física.

– Buscar ayuda en algún profesional del área de la salud mental si el niño se siente muy angustiado o ansioso. Muchos psicólogos y psicólogas están brindando apoyo de manera online durante la cuarentena.