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La Ciudad 22 de enero de 2017

“Antecesores míos murieron en el puesto: el contrabando castiga duro a aquellos que lo combaten”

El titular de la Aduana responsabilizó a ex agentes de inteligencia vinculados al contrabando por la denuncia que lo alejó temporariamente del cargo. "Sigo atando cabos", asegura sobre la identificación de los responsables. Sobre el puerto de la ciudad afirmó que "hay un control bueno que se satura en los momentos picos de la exportación de pescado".

Por Pablo Falcone
Twitter: @pmfalcone

Juan José Gómez Centurión fue el primer funcionario de Cambiemos apartado de su cargo por corrupción. Pero, al final, el presidente Mauricio Macri dio marcha atrás con la decisión. “Fueron mafias vinculadas al contrabando”, asegura el jefe de la Aduana sobre la denuncia en su contra. Y dice: “Antecesores míos murieron en el puesto: el contrabando castiga duro a aquellos que lo combaten”. Pasado el escándalo, Gómez Centurión asegura que “tiene tiempo” para encontrar a los responsables y se concentra en su gestión. Uno de sus desafíos será mejorar el control de los puertos. “Al de Mar del Plata hay que incorporarle tecnología, pero la aduana ya tiene desde al año pasado un plan para hacerlo. El pescado tiene sus dificultades porque el proceso de escaneo no es sencillo”, dice en una entrevista exclusiva con LA CAPITAL.

-¿Qué ocurre cuando el pescado pasa por el escáner?
-El hielo tiene la densidad molecular del plomo con lo cual el escaneo tiene un límite de visión hacia adentro. El hecho de que sea pescado tampoco permite trabajar con comodidad a los perros de rastreo. Por eso tiene sus dificultades, pero los mismo ocurre en todos los puertos exportadores.

-¿Cuándo se van a solucionar esas dificultades?
-Ya se avanzó mucho en el modelo de control. El administrador de la aduana trabaja muchísimo en delimitar perfiles y situaciones de riesgo que realmente le permiten volcar los recursos los lugares asignados.

-¿Estos problemas hacen que los controles sean endebles?
-Hay un control bueno que se satura en los momentos picos de la exportación de pescado con lo cual hay que incorporarle tecnología para hacer más fácil el proceso y tener más resultados y más certificación del producto final terminado.

GOMEZCENTU 04

-El diputado nacional Maximiliano Abad hizo una grave denuncia sobre lo ocurrido en el puerto durante el 2012 y 2014. ¿Se está investigando lo sucedido?
-Estoy en contacto con el informe de la Sindicatura General de la Nación (Sigen) que es en lo que está basada la denuncia. El grueso de los puntos del informe fueron trabajados y en otros estamos trabajando. Está bien denunciar cuando hay una situación anómala, pero la construcción de un proyecto final se hace estando en contacto con la gente y ver las necesidades que se tienen.

-Los trabajadores aduaneros estaban muy molestos con la denuncia.
-El personal aduanero tiene una enorme responsabilidad sobre todo en el perfil narcotráfico y a veces no tiene todos los recursos para terminar de dar la firma y decir si algo está bien hecho. De todos los agentes del estado, el único que tiene responsabilidad primaria en el momento que se produce una detección en un tema por ejemplo de narcotráfico es el agente aduanero. Por eso estamos trabajando mucho. Incorporar tecnología y protocolo de trabajo lo que hace es cuidar a las personas.

 

“En el puerto de Mar del Plata hay un control bueno que se satura en los momentos picos de la exportación de pescado”

 

-Insisto con que a los empleados de la Aduana descalificaron la denuncia de Abad, aseguraron que se manchó su honor y pidieron una rectificación. ¿A usted la denuncia le pareció seria?
-Leí la denuncia que es corta y no tiene demasiada complejidad técnica. No voy a opinar sobre lo que pasó desde el 2012 hasta el 2015. Me parece de mal gusto. Lo que digo es que los puntos sobre los que se basa son algunos de los puntos del informe de la Sigen. Leí todos los informes de la Sigen hace un año cuando me hice cargo. Y muchos de los planes de acción lo hice en base a ellos. En el grueso de los puntos se está trabajando.

-¿Entonces no hay dudas sobre la veracidad de la denuncia de la Sigen?
– No, para nada. El informe es muy serio y técnicamente sólido. Lo que yo digo es que denunciar algo que la Sigen ya dijo en 2014, hay que ver si eso está vigente o no. Pero eso lo tiene que determinar la Justicia también.

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Contrabando y controles

– Más allá de los gobiernos que han pasado, la idea general es que la Aduana es un colador para el contrabando. ¿Con qué se encontró?
– Me encontré con una aduana con la cual no compartía los criterios con los que se estaba trabajando. Recibí una aduana muy volcada hacia el control de las exportaciones que al de las importaciones. Está bien que el perfil narcotráfico y el fenómeno de las retenciones obligan a poner un poco más de control de los habitual en las exportaciones, pero la razón de ser de la aduana es controlar lo que ingresa.

– ¿El trabajo era articulado?
– Me encontré con una aduana desarticulada con cuatro subdirecciones trabajando en forma autónoma sin vínculo y sin conformar un equipo de trabajo. Me encontré con una aduana mal desplegada territorialmente que atendía más a problemas de naturaleza política que a los problemas vinculados a comercio exterior.

– ¿Qué dato fue el que más los sorprendió sobre contrabando?
– La Cámara Textil asegura que en el año 2015 entraron en la Argentina 1.000 millones de dólares de productos textiles y el 47% era ilegal.

– ¿Cómo piensa transformar esa realidad que describe?
– Estamos transformando seriamente cuál es la visión y cuál es el modelo de trabajo. Por ejemplo, la Aduana que recibí tenía entre un 42% y un 48% de canales rojos. Canales rojos es cuando obliga que una carga sea inspeccionada y documentada. Canal verde prácticamente no tiene controles y el canal naranja controla nada más que la documentación. Ese 42% y 48% de canales rojos produjo el 1% de las detecciones de problemas. Quiere decir que el otro 56% de los procedimientos humanos generó el 99% de las detecciones de problemas. Ese es un criterio de riesgo mal administrado.

– ¿Qué modelo de control piensa aplicar?
– El criterio que estamos trabajando muy fuertemente con AFIP es salir del modelo de control físico de la carga en forma primaria e ir a un análisis de riesgo del operador de comercio exterior. Aproximadamente son 1.700 operadores de comercio exterior que generan el 84% de las operaciones de comercio exterior con lo cual es un universo muy controlable y muy administrable.

– ¿Ese universo estaba fuera de control?
– En agosto denunciamos una maniobra producida entre el 2012 y el 2015 con 14 mil 500 millones de dólares en DJAI sin el correlato de despacho de mercadería. Se tenían operadores que facturaban al año 1 millón de pesos y tenía DJAI por 250 millones de dólares. No podían justificar ni siquiera el dinero que sacaron para afuera en materia de facturación. Empezar a administrar el riesgo de los operadores comerciales significa que la Aduana se transforme en un gran gestor y analista de información para poder decir este es un operador riesgoso y este es uno menos riesgoso.

– ¿Es sencillo profundizar los controles?
– En la Argentina, no. Es una operación compleja porque no solamente genera un cambio normativo, que ya en el país es complejo, sino que además genera un cambio cultural. Y los cambios culturales siempre tienen su tiempo y tienen su desarrollo.

– Lo que está en juego son miles de millones de dólares. ¿Hace más difícil la tarea?
-Es muy complejo. Además, venimos de muchísimos años de permeabilidad a las acciones ilegales o ilegítimas que van generando al costado mucha cantidad de dinero que genera operaciones de naturaleza jurídica, política y periodística. Es complejo, pero algún día hay que empezar.

– En ese sentido, usted fue desplazado del cargo por una grave denuncia y finalmente fue reincorporado por el Presidente. ¿Sigue pensando que los servicios de inteligencia armaron una operación en su contra?
– Yo jamás culpé a los servicios de inteligencia, que son agentes al servicio del cuidado del Estado Nacional. Lo que dije es que hay mafias que tienen entre sus integrantes ex agentes del Estado que se han transformado en delincuentes. Pero son delincuentes no agentes de inteligencia. Tienen también ex integrantes de muchas fuerzas de seguridad, aduaneros… Son personas que han decidido dejar al margen su vocación como agente del Estado y armar organizaciones de carácter mafioso.

– Dijo que iba a profundizar en identificar a los autores de esta supuesta operación. ¿Hasta dónde llegó para determinar las responsabilidades?
-Tengo diez años para hacer la denuncia. Hay muchos datos interesantes que están en juego. Todavía hay causas de contrabando abiertas que fueron las que me generaron a mí la denuncia. Diría que hay megacausas abiertas, con lo cual yo voy terminando de atar cabos. Pero no soy impaciente, tengo tiempo.

-¿El contrabando en la Argentina es una epidemia?
– Casi el 50% de los productos textiles que entraron en el año 2015 fueron de naturaleza ilegítima. Eso da una idea del volumen de contrabando. Pero esto pasaba a diez cuadras del obelisco. Eso es el segundo nivel de gravedad. Hay veces que se analiza el contrabando desde la óptica que es un delito de naturaleza fiscal, donde se evade impuestos. Esa es una dimensión. Pero el contrabando es mucho más grave porque tiene una tercera dimensión.

-¿Cuál es esa tercera dimensión?
– A lo largo de la triste historia de Latinoamericana, el contrabando ha sido la vía de inserción del narcotráfico. Cuando se estudia la historia de Colombia, en un punto los megacarteles deciden que iba a ser la plataforma de exportación de cocaína a los Estados Unidos. Entonces se preguntaron: ¿cómo la llevamos?. Buscaron un contrabandista y apareció Pablo Escobar. Una de las cosas que pasó para que el narcotráfico crezca en la Argentina es que está montado sobre el contrabando.

-¿Es cierto que sintió que su vida corría riesgo?
– Creo que uno puede morir todos los días. Yo no tengo una visión trágica del fenómeno de la muerte. Me ha salvado muchas veces de morir y por eso no tengo una visión extrema. Lo que yo digo es que antecesores míos murieron en el puesto. Y hay administradores de aduana como el de Bernardo de Irigoyen (NdR: Gabino Sánchez) que lo mataron en su casa. O sea, el contrabando tiene un castigo duro para aquellos que lo combaten.