Antoniucci: “En materia de arbolado urbano, Mar del Plata no es una ciudad feliz”
El especialista en paisajismo señaló que la ausencia de una gestión pública y profesional del arbolado urbano afecta la calidad de vida en la ciudad. Alertó sobre el impacto del deterioro de los espacios verdes en la salud mental y emocional de la ciudad.
Antoniucci indicó que el deterioro del arbolado se agravó a partir de 1995, cuando un decreto municipal transfirió la responsabilidad de la poda a los frentistas.
“Mar del Plata no es una ciudad feliz”, señaló en forma contundente Nicolás Antoniucci, especialista en paisajismo quien no dudó en explicar por qué. “La falta de espacios verdes accesibles para todos genera un malestar que es palpable, la gente no tiene dónde refugiarse, dónde conectar con la naturaleza, y eso repercute directamente en su salud mental y emocional”, aseguró.
El diagnóstico que hace Antoniucci es duro, pero certero. Reconoció que “el casco antiguo, el ejido y algunas plazas históricas todavía conservan el legado verde que nuestros abuelos nos dejaron, y que deberíamos cuidar como un patrimonio inmaterial de la ciudad”. Pero fuera de esos núcleos, la realidad es otra: “No hay espacios verdes a menos de cinco minutos a pie para la mayoría de los marplatenses, y eso no solo es un problema de urbanismo, sino un fracaso de las políticas públicas y de la conciencia social”, puntualizó en una charla con “Mesa Chica”, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8.
Para Antoniucci, los árboles urbanos no son un mero adorno. “Son infraestructura básica, vital para una ciudad saludable. Brindan servicios ecosistémicos que valen millones: regulan el clima, purifican el aire, amortiguan ruidos y crean microclimas agradables que fomentan la salud física y mental de la población. Sin ellos, vivimos en un ambiente hostil, seco y ruidoso”, subrayó.
El especialista recordó que el deterioro del arbolado se agravó a partir de 1995, cuando un decreto municipal transfirió la responsabilidad de la poda a los frentistas. “Fue un error gigantesco. La gestión del arbolado urbano debe ser pública, planificada, profesional, con recursos y personal capacitado. Dejarla en manos privadas generó abandono y un deterioro acelerado”, denunció.

Además, señaló la importancia de elegir bien las especies. “Un árbol bien seleccionado puede ser un aliado climático y social. El plátano, por ejemplo, es ideal para Mar del Plata, aunque algunos lo rechacen por las alergias que puede provocar, las cuales, en realidad, son muy leves y no justifican su exclusión. La clave está en planificar bien su distribución y mantenimiento”.
Menos plantas y más paisajismo
Un dato preocupante que mencionó es que “Mar del Plata no cuenta con un censo digital ni un mapa actualizado del arbolado urbano. Sin esta herramienta básica, es imposible hacer un seguimiento serio, planificar el mantenimiento ni medir el impacto ambiental y social. Otras ciudades ya tienen registros digitales que permiten gestionar de manera eficiente sus espacios verdes, dijo, y puso como ejemplo a la ciudad de Rosario.
En el contexto económico actual, Antoniucci destacó un fenómeno particular: “Durante la pandemia, hubo un boom en la compra de plantas y un interés creciente por el paisajismo, porque la gente buscaba reconectar con la naturaleza en sus hogares. Sin embargo, en los últimos años, las ventas de plantas han caído debido a la crisis económica que afecta a los hogares y a los viveros locales”. A pesar de esta caída en ventas, subrayó que “el paisajismo como disciplina profesional está en auge, y cada vez más arquitectos, diseñadores y urbanistas entienden que el diseño y cuidado del verde urbano es clave para mejorar la calidad de vida y el valor de las propiedades”.
Para Antoniucci, los beneficios del arbolado no se limitan al aire o la sombra. “Los espacios verdes promueven la producción de serotonina, la hormona del bienestar, reducen el estrés y combaten la soledad, que es uno de los males más grandes de las ciudades modernas”.
Su propuesta es clara y contundente: “Primero, hay que realizar un censo serio, riguroso y público del arbolado urbano. Segundo, reglamentar estrictamente la poda y el cuidado del arbolado, con personal profesional y recursos adecuados. Y tercero, educar desde la escuela para que la ciudadanía entienda que cuidar los árboles es cuidar su ciudad, su salud y su futuro”, expresó.
Con una frase que sintetiza toda la urgencia, Antoniucci cerró la entrevista enfatizando que “si no cuidamos el verde de la ciudad, no solo perderemos árboles, perderemos calidad de vida, salud y hasta nuestra felicidad. El arbolado es vida, y sin él, Mar del Plata está condenada a ser una ciudad gris, enferma y triste”.
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