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Apuntes históricos: las primeras notas veraniegas de LA CAPITAL

La Ciudad 28 de mayo de 2021

A pocos meses de nacer, LA CAPITAL publicó sus primeras crónicas veraniegas de la temporada 1905-1906, reflejando la actividad turística del floreciente balneario, o al menos parte de ella, ya que el interés informativo reposaba más en los apellidos que en los hechos noticiables. Esas identidades correspondían obviamente a lo más granado de la sociedad porteña, sin excluir a un núcleo de vecinos caracterizados.

De tal manera, las crónicas solían ser extensas listas de personas que llegaban o partían en tren, que se hospedaban en los principales hoteles, que participaban en un baile o en una expedición hasta el Faro o que sencillamente se mostraban en la rambla, siempre “animadísima y concurrida” según los cronistas de la época.

Hablando de la rambla: ese verano se estrenó la tercera y última de madera, construida en tiempo récord luego del incendio que en noviembre de 1905 destruyera la anterior. El flamante paseo se llamó Lasalle, en honor a los hermanos que la financiaron y que tenían buenos motivos para apostar por la prosperidad del balneario: ambos explotaban un casino que movía fortunas en el Bristol Hotel.

Gracias a una breve crónica sabemos que el 2 de febrero se inauguró en dicha rambla “el cinematógrafo que está al lado de la confitería Gran Balneario”. Lo que desconocemos es el fundamento de esta discriminación: “De 10 a 12 pm las vistas cinematográficas serán exclusivas para caballeros”.

En materia de espectáculos, las representaciones teatrales que se desarrollaban en el Colón merecían elogios recurrentes de los cronistas. Y no menos brillo parecían tener las tertulias en los salones del Bristol Hotel, donde un director de orquesta -el maestro Anselmo Nicodemi- ofrecía conciertos y animaba bailes rutilantes que los periodistas reflejaban como ya hemos dicho: con frondosas nóminas de apellidos.

Pero ningún espectáculo de aquella temporada debe haber sido tan variado como el que se ofreció en el aristocrático hotel el 6 de febrero de 1906, con cuatro segmentos que aparecieron detallados en el siguiente anuncio: “1- Cinematógrafo. 2- Sinfonía a cargo de la orquesta dirigida por el maestro Nicodemi. 3- Los Wendini con sus seis gatos amaestrados. 4- Jonh Tom, negro excéntrico imitador. Valor de la entrada: 2 pesos”.

Pero lo más significativo surge de dos artículos sobre el Ferrocarril del Sud, al que considerábamos británicamente puntual. El primero, publicado el 2 de febrero, informó: “De varios días a esta parte los trenes entre la Capital y esta localidad, en especial los nocturnos, han estado llegando con atrasos lamentables debido indudablemente al pésimo estado de las vías”.

El 14 de febrero LA CAPITAL retomó el tema: “Están tan flojos los rieles que cuando el tren va con regular velocidad el movimiento es tal que el viajero se cree transportado a los tiempos en que se hacían largos viajes en galeras…”.



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