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Arranca una nueva temporada con una fórmula probada, pero difusos incentivos

Otra vez la superposición entre el inicio del Regional Amateur con el final de la temporada impide darle al campeón de la Liga Marplatense de Fútbol el premio de llegar a la edición 2022 de este certamen. Se repite para el Torneo "Roberto Crespo" un formato competitivo que conformó a casi todos en los últimos años.

Después de la parálisis absoluta del 2020 y del caótico desarrollo de la actividad en el 2021, marcado por las restricciones y el gran rebrote de abril, el fútbol de primera división de la Liga Marplatense se prepara para comenzar este sábado una temporada más parecida a las habituales.

Veintiocho equipos estarán en la línea de salida dispuestos a afrontar una serie regular de veintiséis fechas y luego los decisivos play-offs. Salieron de escena Los Patos de Balcarce y Unión y, cumplidas sus licencias, vuelven San Isidro y El Cañón.

Lamentablemente, luego de que se haya vuelto a jugar por algo en la temporada 2019 -el premio para Kimberley, el campeón, fue su clasificación al Torneo Regional Amateur-, volverá a jugarse por el honor y por una lejana participación en la edición 2023 del apuntado certamen. 

La superposición entre el comienzo de la competencia que lleva al Torneo Federal y el final de la temporada de primera división llevó a la Liga Marplatense a definir al representante para la edición 2022 con la clasificación del torneo 2021. Argentinos del Sud decidió no ir y Kimberley, como subcampeón, aceptó asumir una vez más la representación.

El club de la avenida Independencia ya anunció que pondrá todos los cañones en su participación regional y, por ende, le dará a la competencia local sólo un valor relativo.

Por otro lado, Roberto Fernández, presidente de la Liga Marplatense, confirmó que el campeón de esta temporada de primera división clasificará al Regional Amateur 2023. “Si quiere jugarlo, podrá”, agregó.

Así puso el dedo sobre la llaga de una cuestión dolorosa para el fútbol marplatense. Sinceramiento mediante, no hay casi clubes capaces de “bancar” su participación en dicho certamen cuando la mayoría de los rivales paga buenos sueldos. Por ende, lo más probable es que continuen las renuncias a recibir el premio.

Con apenas algunos retoques, el formato del torneo será similar al de las últimas ediciones. Los participantes se dividirán en dos zonas de catorce equipos y competirán dentro de cada demarcación todos contra todos a una rueda. Los siete primeros de cada grupo avanzarán a la Zona Campeonato; el resto jugará la Reválida.

Nuevamente los equipos volverán a medirse dentro de cada sección todos contra todos a una rueda. Los dos primeros de la Zona Campeonato avanzarán directamente a los cuartos de final. Los siguientes diez (del tercero al decimosegundo incluido) avanzarán a la segunda instancia de play-offs y los dos últimos dejarán de participar.

La primera fase de play-offs la jugarán los cuatro mejores ubicados en la Reválida: 1 vs. 4 y 2 vs. 3, a un sólo partido en la cancha del mejor ubicado.

Los dos ganadores y los diez clasificados que aguardaban de la Zona Campeonato le darán vida a esa instancia, también a definirse en un sólo encuentro y en la cancha del mejor posicionado.

Del mismo modo, los seis vencedores se reunirán con los dos mejores de la Zona Campeonato para disputar los cuartos de final.

Las semifinales y la final de la temporada, en cambio, se disputarán a dos encuentros, con el desquite en la cancha del mejor ubicado.

Así se repite un torneo que dejó conforme a la mayoría en los últimos años. Con muchos partidos para todos y la posibilidad de pelear por algo para muchos hasta el final. Y con el plus que otorgan los play-offs finales, siempre atractivos y convocantes. Bienvenida “normalidad”, la estábamos esperando.

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