“Tengo un pique pero re fácil, corte tengo una amiga que se fue a ver con un viejo y nada se llevo gotitas corte pa dormirlo”. Con esa frase comenzó a planificarse un asalto en una casa de La Perla cometido meses atrás y por cual ahora la justicia condenó a dos de los autores a reparar el daño contra la víctima con el pago en dólares, y con la entrega de un automóvil.

El fiscal Mariano Moyano acordó con los defensores de Santiago Ovejero y Marco Quiroga un juicio abreviado que incluyó, además de la indemnización una pena de 3 años de prisión. En el caso de Quiroga, la pena será de efectivo cumplimiento.

El asalto se produjo el pasado 18 de abril en una vivienda ubicada sobre la calle Brandsen, en La Perla, donde reside un hombre de 71 años y se originó en las redes sociales. En ese mundo digital, peligroso y anónimo, el hombre se puso en contacto con una joven a la que invitó a su casa, encuentro que se materializó en horas de la noche.

La mujer habría llevado consigo algún tipo de somnífero o fármaco similar para lograr el adormecimiento de la víctima, en un caso típico de “viuda negra”. Ese poción, según se pudo reconstruir, habría sido provista por Quiroga, o al menos es algo de lo que el delincuente se jactó en su comunicación teléfonica con Ovejero mientras lo convencía, el día anterior, de participar en el hecho. “Nosotros le dimos las gotitas todo entendes! corte nosotros le dimos las gotitas pa que lo duerma Vamos hasta ahí, corte vos saca, sacas la patente nos frenas ahí en la vereda si queres boludo y entramos nosotros ni cabida! Si es como entrar en mi casa entendes!”, dijo Quiroga al hablar con Ovejero.

Esta llamada fue realizada cerca de las 23 del 17 de abril último y una hora más tarde, pasada la medianoche, dos delincuentes arribaron a la casa de la víctima. Estuvieron 12 minutos, tiempo en el cual le propinaron golpes, le ataron las manos con un cable y le taparon la cabeza. Luego le exigieron la entrega de elementos de valor y revisaron los distintos ambientes de la casa, para sustraer una valija con platería, cadena, dijes, y pulseras por un valor aproximado de diez mil dólares, relojes de diversas marcas, un teléfono celular y un televisor.

Una vez consumado el asalto, los delincuentes se subieron al automóvil Peugeot 2008 de la víctima y escaparon con rumbo desconocido. Recién media hora más tarde, el hombre dueño de la casa pudo desatarse y pedir ayuda a la policía, por lo cual se divulgaron las características del vehículo. Durante la madrugada el Peugeot fue localizado en una vivienda de Chacabuco al 6200. Cuando los policías ingresaron con autorización judicial un morador dijo que su sobrino de 16 años lo había llevado y que se había ido a bailar.

Los roles que el fiscal Moyano pudo confirma fueron los de Ovejero como “campana” o chofer de los ladrones y Quiroga como un de éstos, uno de los que ingresó a la vivienda y cometió el violento asalto. Debido a que los ladrones se apoderaron del auto de la víctima, Ovejero no debió “rescatarlos” y solo se reencontró horas más tarde.

Por otra parte, vale decir que fue posible detectar la conversación telefónica de Quiroga porque tenía intervenida su línea por otra investigación, también a cargo del fiscal Moyano, titular de la fiscalía de robos calificados en casas particulares.

En la condena avalada por el Tribunal, se estableció el pago de 5.000 dólares, a abonarse en dos cuotas de 2.500 dólares cada una: la primera al momento de la firma del acuerdo y la restante durante el mes de enero. Además, como parte de la compensación por el daño sufrido, se dispuso la entrega a la víctima de un automóvil que se encontraba secuestrado y cuya titularidad pertenece a uno de los condenados, quedando las diligencias correspondientes a cargo del Ministerio Público Fiscal.

Respecto de la condena, se declaró a Marco Quiroga y Santiago Ovejero coautores penalmente responsables del delito de robo doblemente agravado, cometido en poblado y en banda y con el uso de un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no fue acreditada. Quiroga recibió una pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo, mientras que Ovejero fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional, al no registrar antecedentes penales. En este último caso, se le impusieron reglas de conducta, entre ellas fijar domicilio y someterse al control del Patronato de Liberados.

Nunca se pudo identificar a la mujer que participó en la maniobra de seducción ni el otro cómplice que acompañó a Quiroga.