Policiales

Asesinatos 2025: un solo femicidio, mucha violencia marginal y varias víctimas inocentes

Un balance de homicidios que tiene algunos puntos para destacar. La baja en femicidios, números más favorables en general y mucha violencia periférica. También las víctimas inocentes de la violencia e inseguridad.

Por Fernando del Rio

La Mar del Plata criminal también se mueve en distintas direcciones. Mientras el delito predador urbano no cesa, los asesinatos se muestran en una meseta y quedan limitados a confrontación entre exconvictos, dramas interpersonales o por vínculos con el consumo problemático de sustancias.

La cifra de homicidios puede variar según el criterio del análisis, ya que algunos especialistas se sostienen en la línea de la cuenta nominal en lugar de otros que los evalúan según el efecto sobre la seguridad ciudadana o “inseguridad”.

Así, para LA CAPITAL se produjeron 31 homicidios en 2025, sin incluir los que judicialmente acaban con el sobreseimiento de los autores por tratarse de legítima defensa. Por ejemplo, el almacenero del barrio San José que el 23 de diciembre abatió a dos ladrones o el jubilado que en la primera mitad del año mató a un ladrón que se introdujo en su casa. Esos dos hechos, no contabilizan para la estadística.

Hay también dos muertes violentas que todavía están bajo investigación y son las de Matías “Pata de Palo” Cornejo y Nahuel Niz. Para el fiscal Carlos Russo aún no está claro si Cornejo mató a Niz y se suicidó o si se dispararon mutuamente. Ocurrió durante una toma de rehenes en el barrio Libertad.

Pero con el número confirmado en 31 el balance anual de homicidios en el partido de General Pueyrredon arroja, en principio, una tendencia a la baja, mucho más considerando los 41 de 2025 o los 43 de 2024.

Argentina tiene la tasa de homicidios más baja de todo América Latina y está en el orden de los 3,8 crímenes cada 100 mil habitantes.

Mar del Plata está apenas por encima de ese número, al presentar 31 homicidios para una población de 667.082 habitantes, lo que arroja una tasa de 4,65. Es imperioso entender la dinámica de la curva de homicidios en la ciudad y para eso retroceder hacia el 2015, cuando el índice era de 11,5.

De todos modos, lo que importa a la hora de analizar un reporte de homicidios es la característica de cada uno de ellos. Porque si los números son bajos, pero la mayoría son homicidios en ocasión de robo, entonces será una situación más grave que cualquier otra circunstancias. Hay asesinatos que, de acuerdo al móvil y al contexto, se relacionan más con la seguridad urbana que otros.

Un dato a favor puede ser el de los femicidios. En 2025 hubo que lamentar uno solo, el de la policía Guadalupe Mena. Al menos, la causa judicial sigue su curso con esa figura en relación a Fabián Vázquez, también policía y quien está acusado de dispararle en la cabeza. Entre ambos existía una relación sentimental incipiente, aunque algo informal.

En 2024 Mar del Plata había lamentado los femicidios de Talia Aragón, Verónica Martínez, Betiana Moreira y Rocío Fernández.

La otra mujer que fue asesinada en 2025 fue Cecilia Cárdenas, pero se trata este crimen de un hecho de singulares características. Su hijo fue el autor y la causa está elevada a juicio donde se propondrán circunstancias extraordinarias de atenuación. Estaría probado que el hijo habría sido víctima de maltrato de parte de su madre.

Víctimas inocentes

Víctimas inocentes del accionar de la delincuencia son Cristian Velázquez, Mateo Sánchez, Oscar Oronó y Juan Carlos Lescano, todos ellos en el marco de un episodio de robo.

Matías Paredes murió en el marco de un procedimiento policial irregular, ejecutado por policías que, precisamente, buscaban al homicida de Velázquez. Aquí la violencia institucional se hizo presente de la manera más irracional, porque no fueron uniformados ni con móviles identificables los que atacaron el auto en el que iba Paredes.

Todos estos son casos que afectan al resto de la sociedad porque identifican en las víctimas a personas honestas que no se vinculan al delito. Eso provoca que muchos marplatenses sientan, con acierto, que la inseguridad puede ponerlos en ese trágico lugar.

Porque se diferencia, así, de lo que son los homicidios por violencia marginal que suele tener como víctima a ladrones, homicidas, exconvictos, vendedores y consumidores de drogas.

Hay una excepción, la de Facundo Almada. Este joven murió por recibir uno de los proyectiles que iban dirigidos a José Luis Páez, quien, de todos modos, murió acribillado en un sector del barrio Belgrano. Pero es esa violencia de ajustes de cuenta o venganzas la que dejó un tendal de víctimas: Francisco Carabajal, Rubén Darío Ordóñez, Maximiliano Chávez, Maximiliano Nuñez, Carlos Negrete, Daniel Testa, Néstor Girard, Oscar Urbistondo y Diego Calabrese. Todos ellos contaban con antecedentes penales y algunos casos pudieron resolverse, pero otros no y quedaron dentro de un código de silencio.

Momento en qué Cristian Velázquez es asesinado en su kiosco.

Hubo asesinatos vinculados al narcomenudeo como el de Pablo Núñez, quien habría salido a defender a su hija en la Villa Evita mientras discutía con un “dealer”, o el de Matías Lazarte, a quien mató el ya condenado Walter “Rengo” Contreras.

Peleas por disputas interpersonales que acabaron en homicidios como el de Pablo Oporto o Julio Delgado también reflejan la intolerancia o la forma extrema de resolver conflictos.

La violencia marginal también fue el telón de fondo de los crímenes de tres personas en situación de calle, como Gabriel Osses, Walter Sotelo y Esteban Bellini, aunque en este último caso la víctima era más un merodeador céntrico que alguien sin un domicilio al cual ir.

Por último, cuatro hechos particulares: el parricidio de Raúl Brown, el misterioso final de Rodrígo Strada (su cuerpo apareció en los fondos de un centro de jubilados), Marcos Cousiño (en un triángulo sentimental) y José Parrada, quien falleciera cuando un cable atravesado en la calle lo decapitó en su motocicleta.

 

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