Lali Espósito encarnó, en el estadio Polideportivo de Mar del Plata, la mejor versión de sí misma, una artista pop imparable, que corre al ritmo de los tiempos y que imprime a su espectáculo el vértigo del presente. Ya lo había adelantado la joven cantante de 24 años, el espectáculo arranca y “no para”.

Canción tras canción, clip tras clip, ambientación tras ambientación, Lali parece ser dueña de una fuente inacabable de energía para ir siempre por más, para no detener la maquinaria que pone en acción en cada presentación, mientras sus fanáticas no dudan en festejar todas las canciones cantadas en vivo de su último disco “Soy”.

En Mar del Plata, días pasados, las mismas seguidoras, muchas de ellas autodenominadas Lalitas, habían dejado ver el enorme amor a su ídola, cuando la cantante pasó por el Paseo Aldrey para firmar autógrafos y “calentar” el terreno antes de su show de anoche. Pues bien, las fanáticas hicieron lo mismo durante el recital: entrega total y una gran devoción por la ex Casi Angeles. Muchos ya hablaban de una “Lalimanía” que se deja ver en vivo y a través de las redes sociales.

Es que la chica seduce siempre apoyada en sus herramientas actorales, que ya mostró en tiras televisivas y en comedias cinematográdicas -“Permitidos”, de Ariel Winograd, la tiene como coprotagonista-. Acaso ¿es la actriz la que trabaja para la cantante? “No -contestó ella en una entrevista con LA CAPITAL realizada antes del show-, ninguna trabaja para ninguna, creo que soy una bipolar, tengo a las dos, me siento muy feliz con las dos actividades. Lo que empiezo a hacer es pensar en qué momento puedo hacer cada cosa, para que cada una tenga el peso que se merece”.

Por eso anticipa que el 2017 la música no la dejará descansar: “Soy” tiene todavía mucha tela para cortar. Y para que la tele, al estilo de “Esperanza mía”, la vuelva a tener en su grilla, deberá pasar el huracán de este nuevo disco y de este show tecnológico que mostró, con igual énfasis, en el teatro Opera de Buenos Aires.