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El Mundo 18 de septiembre de 2022

Astaná, la capital de los mil nombres

La capital kazaja volvió a recuperar el nombre tras llamarse durante tres años Nursultán. Antes se la conoció como Buzuk, Akmola y Tselinograd.

Vista de la Universidad Nazarbayev en Astaná (Kazajistán). Foto: EFE | Kulpash Konyrova.

Por Kulpash Konyrova

ASTANÁ, Kazajistán.- De Buzuk a Astaná, la capital kazaja ha cambiado de nombre varias veces a lo largo de la historia. La última, esta semana, lo que ha sido recibido con alivio y satisfacción por muchos habitantes de la urbe, donde viven más de un millón de personas.

“Me parece bien que se haya cambiado el nombre (de la capital) pese a lo que vaya a costar el papeleo oficial. Estamos más acostumbrados a Astaná“, dice a EFE una joven kazaja en las calles de la ciudad.

Y es que este sábado la capital kazaja volvió a recuperar el nombre de Astaná tras llamarse durante tres años Nursultán, en honor al primer presidente de esta nación centoasiática, Nursultán Nazarbáyev.

Otro habitante de la recién rebautizada ciudad considera que el nuevo cambio es “justo”.

“Durante veinte años hubo muchos esfuerzos para promocionar el nombre de Astaná”, recuerda.

Mientras, algunos kazajos de edad avanzada cuestionaron la necesidad de la medida y opinaron que los gastos que conllevará el cambio se podían destinar a la construcción hospitales y escuelas.

“Tampoco sería mala idea dejar solo una parte del nombre, como Sultán. Sería bonito”, consideró una mujer de 76 años.

Todos los nombres de la capital

La actual Astaná ha cambiado de nombre cinco veces, y cada vez este cambio se asoció a acontecimientos importantes en su historia.

Según arqueólogos, desde el siglo VIII y hasta el siglo XVIII, un pequeño asentamiento en esta zona de la estepa kazaja se llamaba Buzuk por un lago del mismo nombre ubicado a sus alrededores.

En 1862, el asentamiento recibió el nombre de Akmola (que se puede traducir como ‘Tumba Blanca’). Esta denominación, según algunas fuentes, podría estar relacionada con el duro clima del lugar, que podía llegar a enterrar bajo una espesa capa de nieve a un transeúnte que perdió su camino.

Durante el período soviético, en 1961, la ciudad recibió un nuevo nombre: Tselinograd.

Pero un año después del colapso de la Unión Soviética y la independencia de Kazajistán, las nuevas autoridades del país centroasiático devolvieron el nombre de Akmola a la ciudad.

Dos años más tarde, en 1994, el primer presidente kazajo Nazarbáyev, decidió transferir la capital del sur al centro del país, de Almaty a Akmola, argumentando razones geopolíticas.

Y en mayo de 1998, el mandatario kazajo firmó un decreto sobre el cambio de nombre de Akmola a Astaná (que en kazajo significa “capital”).

Durante los 20 años siguientes, las autoridades hicieron de Astaná una marca mundialmente reconocida.

Sin embargo, hace tres años, en 2019, el nuevo presidente del país, Kasim-Yomart Tokáyev propuso honrar al fundador de la nación y el primer presidente, cambiando el nombre de la capital a Nursultán.

La propuesta fue tramitada por la vía rápida en el Parlamento y tres días después Tokáyev ya firmaba un decreto sobre el cambio del nombre de la capital.

Apenas pasaron tres años y las autoridades kazajas decidieron enmendar su propia decisión.

Vientos de cambio en Kazajistán

Este mes, en un mensaje al pueblo, el mandatario kazajo propuso devolver a la capital su antiguo nombre.

Dos semanas después, el Parlamento del país aprobó las respectivas enmiendas.

A una pregunta de periodistas sobre si en el futuro la capital podría volver a cambiar su nombre, el ministro de Justicia, Kanat Musin, respondió que no lo descarta, ya que las leyes no lo prohíben.

Y es que el nombre de Nursultán nunca llegó a cuajar en la sociedad kazaja, y hasta causaba cierta irritación.

En la vida cotidiana, la gente continuó llamando la capital Astaná y en las redes sociales se hicieron populares los vídeos con funcionarios que confundían el nombre de la capital llamándola Astaná o Nur-Astaná en lugar de Nursultán.

La necesidad del cambio se hizo especialmente patente tras unas violentas revueltas en enero pasado, que más tarde fueron calificadas como un intento de golpe de Estado.

Durante las protestas, Nazarbáyev guardó un perfil bajo y no apareció en público, lo que fue fuertemente criticado por la población que esperaba que el exmandatario utilizada su influencia para frenar esas protestas, que dejaron más de 200 muertos.

Según algunos expertos, la decisión de recuperar el nombre de Astaná es parte de la campaña preelectoral de Tokáyev, quien ya anunció planes de convocar elecciones anticipadas en otoño.

Por el momento se desconoce la suerte que correrán las calles e instituciones que llevan el nombre del primer presidente a lo largo y ancho de la geografía kazaja.

EFE.



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