Por Gerardo Gómez Muñoz
Conmueve, duele a los marplatenses el trascendido propósito de trocar la designación de “Astor” por la de “El Lobo” para el premio central del Festival Internacional de Cine que desde hace décadas y con resonancia mundial se desarrolla en nuestra ciudad.
Astor es Astor Piazzolla, un revolucionario de la música argentina, pese al ninguneo tradicional de gente reacia a la evolución que confunde puridad con autenticidad y entierra la posibilidad de la grandeza.
Basta cerrar estas breves consideraciones recordando a ignotos e improyectables personajes que Astor Piazzolla
fue uno de los tantos descendientes de inmigrantes que sentaron raíces y dieron personajes de lujo en las más variadas especialidades.
Astor, no reconocido al principio, inclusive rechazado, fue intérprete del tango junto a las figuras más tradicionales.
Allí fue pergeñando no sólo un estilo personal sino que estudió, creó y salió a triunfar con un tango propio que nunca abandonaría la raíz. Como todos los artistas genuinos, poco a poco comenzó a llamar la atención y llegó a triunfar. Con el estudio serio y con los mejores especialistas del mundo, se fue constituyendo en figura internacional de la música argentina -el tango- en los grandes escenarios del mundo.
Acortando el exordio, en pocos años los argentinos, campeones del triunfalismo,terminamos haciéndolo nuestro, enteramente y vaya si él no tuvo que triunfar innegablemente en el mundo…París, Nueva York, Moscú, Tokio y más.
El lobito contra Astor Piazzolla es la pelea de hoy, a la que nos quieren llevar “los otarios” dirían los tangueros en serio de ayer y de hoy. Los marplatenses tendríamos que estar ya en la primera fila de la lucha y hay ya quiénes están alertas no sólo desde esta ciudad sino de otros centros y procedencias,
No tiene la culpa el lobo…
Claro es así…el culpable es el que le da de comer. De nuestra pasividad y silencio se alimentaría esta bestialidad que dista de un acierto de gestión. No sólo hay que quejarse sino crear el espíritu y la movilidad consecuente para impedir la aberración.
No hay que abundar no sólo en la denominación y a qué figura artística remonta sino a los nombres y figuras del arte que asistieron al festival en sus sucesivas ediciones, para informarse del nivel y de la apreciación de la convocatoria que suscita en el ámbito internacional.
Tal vez las circunstancias económicas o la falta de visión política provocaron una reducción en volumen, pero nunca en nivel y calidad de la muestra ni su sede imborrable.
Orgullo del país que parece hoy no ser tenido en su verdadera dimensión. El cambio de la denominación del galardón como símbolo representativo”Astor”, remite no sólo al dilecto de Mar del Plata sino representativo del arte y la cultura de un país. Ante la estatura de Astor Piazzolla, el lobito qué representa sino la declinación del buen gusto argentino y de la baja consideración que los propios organizadores tienen de aquel festival que algunas veces no sólo tuvo la presencia de personajes de primera magnitud en el arte y la cultura sino de las primeras figuras de la institucionalidad argentina.
Rebajar el nivel del galardón que se entregue a los ganadores de las de las más notables realizaciones del cine mundial, traslada inmediatamente a la infortunada y vergonzante idea de cambiar la efigie de los próceres de la patria estampada en los billetes del dinero que el argentino usaba diariamente con la copia fotográfica de diversos animales de la fauna nacional.
Basta recordar que el funcionario de turno, consejero de primer nivel del Presidente de la Nación sólo atinó a explicar la razón del cambio con un agobiado “¿No les parece que la presencia de los animalitos y pajaritos no son más simpáticos que esas figuras de personajes ya muertos?”. Ni la prensa aprovechó la oportunidad para reírsele en la cara al anodino y costoso funcionario. Huelga que , tampoco, los animalitos y pajaritos que representaban a nuestra decadencia artística, tampoco esbozaron sonrisas, gorjeos ni relinchos para expresar satisfacción.Y la sonrisa ridícula del funcionario quedará para la historia y la galería de personajes de nuestra política.
Mar del Plata debe pelear
Los marplatenses no se pueden quedar de brazos cruzados y boca cerrada en la ocasión, sobre en un caso como éste que ha sido considerado en primer lugar y así debe ser por el secretario de Cultura como “una cierta forma de ofensa a la dignidad de los marplatenses”.
En la secretaría de Cultura se desempeña un hombre de relevancia en el “metier”,el escritor Carlos Balmaceda, quien mostró la sensibilidad, la serenidad y la firmeza que el reclamo requiere.
La comunidad marplatense no debe demorar más su reclamo público. Balmaceda ya entrevistó a autoridades del INCAA -Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales-para hacerles saber de la conmoción y dolor que causa en Mar del Plata la información,hasta ahora conocida a traves de versiones-del cambio del “Astor” por el inocuo “Lobo de Mar”.
El hombre que sabe de los entresijos políticos cuando los desubicados andan con intenciones torcida y de la certeza de las versiones palaciegas, se apresuró y concurrió a los lugares debidos para que se atienda a los marplatenses. Estuvo con los funcionarios nacionales para hacerles saber de la sorpresa y consternación por la posible resolución oficial.
También se conectó con los funcionarios de Cultura de la provincia de Buenos Aires, con la Fundación que dirige la viuda de Piazzolla, con escritores, músicos y personalidades de la cultura marplatense, donde es unánime el rechazo de la decisión que debería partir del titular del INCAA . Nada menos que Luis Puenzo figura de alto nivel en el ámbito de la creación cinematográfica. También ya se acercó el productor Lino Patalano con éste y con su colega Carlos Rotemberg, dos tigres siempre listos para defender a Mar del Plata.
Y por lo menos, en esta ocasión la “clase política” se mueva y se ponga en pie de pelea unida y desinterasada, solamente por Mar del Plata,.
Vilma Baragiola, siempre lista para estas cruzadas, ya hizo pública su petición de que el Concejo Deliberante no se duerma. No se ofenderá a nadie ni habrá intrusión ,aquí apenas hay un puñado de lobitos mal olientes…Allá por la Patagonia, tienen un parque de reserva marítima y suman decenas de miles. Nuestra comunidad se comprometería a no divulgar el nombre del inventor de la idea, le regalaríamos un colección de discos de Juan D’Arienzo y nunca lo compararíamos su idea con la de Peña de cambiar los billetes de Belgrano y San Martiín por los de guanacos y otros bichos.