Se trata de los trabajos para impermeabilizar la estructura externa, iniciados en julio pasado gracias al aporte de empresarios marplatenses.
La cuenta regresiva ya comenzó para los miembros del Obispado de Mar del Plata que desde julio se encuentran expectantes ante la finalización de la primera etapa de las obras de la Catedral, destinadas a impermeabilizar las terrazas y así evitar filtraciones de humedad. Según señalaron, los trabajos alcanzan su etapa final y en poco más de un mes estarán terminados.
Las refacciones en la estructura edilicia externa eran necesarias para evitar desprendimientos en el interior de la iglesia que más cantidad de fieles convoca diariamente en la ciudad. Sin posibilidades de realizar semejante inversión desde el Obispado, la oportunidad llegó a principio de año, cuando un grupo de empresarios marplatenses aportó importantes donaciones para la concreción de un proyecto tan anhelado como necesario.
Riesgos esperables
“Esta primera etapa de los trabajos estuvo concretada en la impermeabilización de las terrazas y en los cambios en los desagües y la zinguería, para evitar que la humedad del exterior pase hacia adentro”, señaló a LA CAPITAL, el presbítero Ariel Sueiro, cura párroco de la Iglesia Catedral.
Es que el ícono arquitectónico de la ciudad, cuya construcción original se realizó a partir de 1893, presenta riesgos “esperables” si se tiene en cuenta su antigüedad y su ubicación. Sueiro asegura que la humedad de la ciudad es “importante”, algo que también se refleja en el estado integral del templo.
“Por el salitre del mar y el viento, el sector que mira hacia al sur está más castigado”, señaló Sueiro. Las consecuencias de esto son las posibilidades de desprendimientos en el interior, razón por la cual decidieron colocar redes para proteger a los feligreses.
Para el religioso, el trabajo ejecutado por la empresa Coarco se “mantuvo a un muy buen ritmo”, por lo que se logró fijar una fecha de finalización aproximada para finales de noviembre. “Es algo que celebramos porque la Catedral no solo es importante para los católicos, también lo es para la comunidad en general y el turismo; la Catedral siempre es punto de encuentro, incluso para manifestaciones”, señaló.
Siguiente etapa
Si bien Sueiro destacó que con los trabajos en la parte externa el riesgo disminuye, el paso siguiente para la concreción del proyecto está en las obras internas, que implicarán “más tiempo y más inversión”. “Ahora queda esperar para buscar fondos y colaboraciones para poder comenzar”, indicó.
La última restauración importante del templo tuvo lugar en 2010. En ese momento, las obras fueron financiadas por el Gobierno nacional e incluyeron la recuperación de sus cuatro fachadas originales, ubicadas sobre las calles San Martín, Rivadavia, Mitre y el Pasaje Catedral. “Las tareas fueron coordinadas por la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA), dependiente de Presidencia de la Nación, y también estuvieron a cargo de Coarco”, explicó Sueiro.