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Interés general 9 de mayo de 2017

Ballenas por todos lados en Puerto Madryn

En mayo comienzan a arribar los primeros ejemplares al Golfo Nuevo y Península Váldez. Avistajes desde el puerto, las playas y alta mar durante todo el día.

No hay cómo no verlas: mientras se camina por la rambla o hasta el final del puerto de Madryn; desde el avión a minutos de aterrizar en el aeropuerto de la ciudad o desde la ventana de los hoteles ubicados frente al mar; en las playas de la ciudad y de El Doradillo; en los barcos, catamaranes, gomones y submarinos que recorren el Golfo Nuevo y todo el perímetro de Península Valdés. Las colas asoman y golpean el mar con fuerza, los chorros rompen el silencio patagónico en cada respiración, las manchas oscuras, salpicadas con callos blancos acá y allá, se acercan y nadan por debajo de las embarcaciones, como jugando a las escondidas con quienes las visitan. Declarada Monumento Natural Nacional en 1984, la Ballena Franca Austral es uno de los mamíferos más grandes de todo el mundo: un macho promedio mide unos 15 metros de largo y pesa alrededor de 50 toneladas.

A partir de mayo empiezan a llegar los primeros ejemplares de ballenas a las cercanías de Puerto Madryn, y se quedan en la zona hasta mediados de diciembre. En esos meses, aprovechan las aguas calmas de los golfos Nuevo y San José para reproducirse, dar a luz y acompañar a sus ballenatos en las primeras incursiones por el fondo del mar. Por sus condiciones naturales, Península Valdés fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999, y fue elegida por la revista National Geographic como uno de los 10 mejores lugares de todo el mundo para ver ballenas. En este sentido, mientras dura la temporada, las “Gigantes de Valdés” se cuentan de a cientos, lo que garantiza avistajes dinámicos, de varios ejemplares, en diversas situaciones y comportamientos.

A sólo 15 kilómetros de la ciudad, el Área Natural Protegida El Doradillo es uno de los mejores lugares para ver de cerca las rutinas de cortejo, nacimientos y cómo las ballenas madres les enseñan a nadar a sus crías de una punta a la otra de la playa. De acceso libre y gratuito, es un espectáculo único en el mundo que se recomienda maridar con unos mates y canasta de picnic.

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El avistaje costero es una experiencia totalmente diferente, complementaria, a los avistajes embarcados que se ofrecen en Puerto Pirámides, el único pueblo dentro de la reserva natural Península Valdés. En lanchas, gomones y catamaranes, estas excursiones se extienden una hora y media aproximadamente, se pueden durante el día o bajo la luz del atardecer, y son acompañadas por guías de naturaleza con muchísimo conocimiento en la materia, expertos en divisar ballenas a lo lejos. En el camino de ida o vuelta de Península, se recomienda visitar el Centro de Interpretación Istmo Ameghino, donde hay información didáctica sobre la flora y fauna de la zona, ilustraciones y hasta una réplica a escala de una ballena.

Una de las últimas propuestas turísticas que surgió en relación a las ballenas es la del semisumergible Yellow Submarine. Única en el mundo entero, se trata de la primera embarcación diseñada especialmente para avistar ballenas, que permite a los pasajeros observar a las ballenas tanto en superficie, desde la cubierta superior, como desde la cabina submarina, a través de las 40 ventanas que tiene bajo el nivel del agua. Además, la nave cuenta con hidrófonos para poder escuchar los sonidos que emiten las ballenas.

Sin ser una excursión de avistaje propiamente dicha, las navegaciones del Regina Australe por las costas de Puerto Madryn suelen incluir ballenas entre mayo y diciembre. El Regina es un gran catamarán, que ofrece servicio de comidas a bordo y un deck en la cubierta para disfrutar de las vistas y el aire libre los días de sol.



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