Con “Espinas”, su primer disco, en el que conviven el flamenco, el folclore, la cumbia y los sonidos que marcaron su infancia, Benja Torres tendrá un show propio en Mar del Plata. Su debut será en la sala Melany, este viernes 10 de octubre.

Se trata de una fecha muy especial porque el joven cantautor está plasmando en este material su historia personal y musical, que parte desde la Valencia a la que refería su abuela Lolita Torres, pasando por las enseñanzas de su tío, Diego Torres, las experiencias con su prima, Angelita, y que se anclan en el aporte de su mamá, Angélica, bailarina, quién es su “escucha cero” y la que le da las más crudas y acertadas devoluciones.

De todo ese ADN y de su propia búsqueda, nacieron las composiciones de Espinas, con esta fusión de sonidos que llaman la atención, al igual que sus letras, muy vinculadas a la familia, al cariño, al respeto “aunque pensemos distinto”.

“La música me salvó en muchos momentos difíciles” reflexiona el artista en una charla con LA CAPITAL, en la que se muestra más que entusiasmado por venir a cantar por primera vez en un escenario marplatense.

Benja tiene un profundo vínculo con una de las ciudades que lleva tatuadas en su piel: aquí filmó varios de sus videoclips, tiene familia y guarda recuerdos de infancia.

“Yo canté varias veces en la ciudad pero nunca con un show propio de mi música. Las veces que cantaba acá eran haciendo temporadas en bares, en boliches y eran reversiones de canciones de otros artistas” recuerda, durante su visita a la planta editora del diario.

– Tenés un vínculo muy fuerte con la ciudad, incluso filmaste varios videoclips acá.

– Sí, filmé varios videoclips acá en Mar del Plata, de mis primeras canciones. Todos fueron acá, con amigos, con familia. Me acuerdo que unos videos fueron en Playa Grande, otros en Acantilados. Grabé por la zona de Sierra de los Padres también, tengo bastantes videos hechos acá.

Elegí trabajar acá porque tengo familia, mis hermanos son marplatenses. Tengo mucha familia que son de Santa Fe pero que se vinieron a vivir para acá. Mis abuelos, tíos, mi mamá vivió muchos años acá, así que conozco mucho la ciudad y por eso decidí que los videos sean en el mar.

-El disco se llama Espinas. ¿Cómo surgió ese título?

– Había una frase que mi viejo siempre me decía: “sacar la espina sin sangre”. Y no sé por qué esa frase me hacía bastante ruido. Pensé en un momento que el disco se llame Espina sin sangre. A mí la espina me llevaba mucho a la figura de la rosa, de las raíces, de la familia. Hablando con mi productor dijimos: “Espina sin sangre es muy largo, reduzcámoslo” y quedó Espinas.

-En Espinas aparece una mezcla de géneros muy diversa…

– Hay flamenco, hay folclore, hay cumbia, hay un poco de diversos géneros en este disco. Flamenco, porque es lo que se escuchaba en casa cuando era chico. Mi abuela tenía esa impronta en la voz, venía de abuelos españoles. Y después el folclore, la cumbia, vienen de mi parte paterna, que son todos de Capitán Bermúdez, de Rosario. Creo que en el disco termina habiendo un mix de todos estos géneros, porque es la música que sonaba en casa cuando era chico.
Me terminé dando cuenta que une los dos países, España y Argentina, que para mí son las culturas que están plasmadas en este disco y las culturas que me criaron.

-La música está muy presente en tu historia familiar. Pero en algún momento, vos miraste para otro lado, para el deporte.

-Siempre hubo música en la familia. Mi hermano es guitarrista, mi mamá es bailarina, mi hermana es escritora. Te puedo nombrar a todos los miembros de la familia que en algo artístico están. Cuando era chico ya estaba claro a lo que me quería dedicar. Después, como un acto de rebeldía, probé otras experiencias: jugué al tenis, jugué al fútbol algunos años en inferiores. Pero me terminaron ganando la sangre y las ganas de hacer música, y volví a este camino.

-También tenés un vínculo cercano con la producción y la dirección de tu trabajo.

-Me gusta estar en todas las partes del proceso que tiene la música: componer, producir. Siempre me gusta estar en todo, dirigiendo mis videoclips, editando lo que subo a las redes. A veces me cuesta delegar, pero siento que todo eso me dio muchas herramientas: producirme un demo, editar, saber de cámaras, entender la parte técnica. Quizás no lo aplico al 100, pero tengo conocimientos en varias áreas.

-¿A quién recurrís primero cuando nace una canción?

-Mi escucha cero es mi mamá. Es mi punto de vista más crítico. No tiene pelos en la lengua y me dice realmente qué le parece la canción.

-¿Cómo vivís tu presente artístico?

-Este año y el anterior vienen siendo importantísimos. Mi camino tomó un color muy importante para mí, porque me veo creciendo mucho. Cumplí proyectos que soñaba: tener mi primer disco, empezar mi primera gira en España, en Madrid, con sala llena, y ahora continuar en mi país. Todo es muy nuevo, pero siento que 2023, 2024 y 2025 fueron y son años en que mi música tomó una impronta interesante.

-En el disco también aparecen colaboraciones con otros artistas y uno en especial con Diego y Angela ¿Qué te aportan esos cruces?

-Compartir canciones con otros artistas es un proceso muy lindo. La fusión de mundos siempre termina estando buena. La canción que comparto con Diego y con Ángela se dio de manera muy genuina. Es lindo compartir desde lo familiar, pero también desde lo artístico. Ver los universos de cada uno reflejados en una canción con un lindo mensaje que justo habla de la familia.

-Justamente, ese parece ser un eje central en tu obra. ¿Es tu mensaje?

“Me terminaron ganando la sangre y las ganas de hacer música” reconoce el artista, que, en un momento “de rebeldía”, se dedicó al deporte.

-Mi mensaje principal en mi música es la familia. Si llevo este disco a una imagen es a los domingos en la mesa familiar. Todos juntos cantando, los abuelos, los sobrinos. Quiero que mis canciones transmitan ese mensaje de estar juntos aunque pensemos distinto, esa unión.

– Por otra parte, tus intervenciones callejeras llamaron mucho la atención en redes.

-Sí, esas intervenciones fueron algo hermoso. Lo vi en un artista irlandés y me inspiré: salí con un coro gospel a un shopping. Después con un coro de niños, violinistas… Eran preparadas en lo musical, pero la reacción de la gente era espontánea. Eso fue lo que más gustó: ver la emoción en la calle.

-¿Qué lugar ocupa la música en tu vida?

-La música es mi espacio. Lo que más amo es agarrar la guitarra y ponerme a cantar, aunque esté solo en mi cuarto. Es mi refugio. La música me salvó en muchos momentos difíciles. Muchas amistades, relaciones y experiencias llegaron a mí a través de la música. Le debo mucho.