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Opinión 9 de julio de 2016

Bicentenario: tiempo para resetear, reconfigurar, recalcular

por Guillermo Villarreal

Papa Francisco. Foto: EFE.

La celebración de los 200 años de la Declaración de la Independencia se presenta como un tiempo para resetear, reconfigurar y recalcular la vida de los argentinos desde los valores fundantes de la patria. Tiempo para situarse, para reelegir, porque tal vez, advierten referentes eclesiásticos, las cosas no están del todo bien.

Tiempo que lleva al papa Francisco a reclamarle a sus compatriotas que sellen heridas, se reconcilien, fomenten la cultura del encuentro, el diálogo y la amistad social.

Tiempo para que el pontífice advierta que la patria no puede venderse y exhorte a estar cercar de los argentinos “más llagados” por la pobreza, la desocupación y las “esclavitudes” modernas de la trata y la droga, además de pedirle a Dios que defienda a Argentina “de todo tipo de colonizaciones”.

Tiempo para que obispos católicos, pastores cristianos y referentes comunitarios judíos y musulmanes, coincidan en llamar a reeditar aquel acuerdo independentista surgido de las diferencias, pero en el que la unidad primó por sobre la diversidad y el todo fue superior a la parte.

Independencia, recuerdan en mensajes alusivos referentes eclesiásticos, que es sinónimo de libertad, autonomía, responsabilidad. Pero también es don y tarea, y conlleva derechos y obligaciones.

Independencia que compromete a todos a construir la patria. Esa patria -afirman- que es uno, pero también el otro. Esa patria que invita a ir a la par, a salir e ir a las “periferias existenciales” como predica el Papa. Esa patria que exige formar la conciencia de pueblo y comunidad con criterios de argentinidad: verdad, justicia, memoria, fraternidad, caridad, paz, libertad, reconciliación.

“Es bueno que los argentinos sepamos como legado de estos 200 años de la Independencia, construir una patria fraterna, más unida, que es lo que estamos un poco en deuda con nosotros mismos. Tenemos una deuda de encuentro entre los argentinos para potencializar todo lo que tenemos, y por eso tenemos que saber encontrarnos”, reflexionó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo.

Sociedad democrática e independiente que también, sostiene el rabino Daniel Goldman, debe ser una sociedad “decente”, sin personas humilladas. Una sociedad en la que todavía, asegura el referente islámico Omar Abboud, hay que independizarse de los “males” de la pobreza, la exclusión, el narcotráfico.

Luces y sombras de 200 años de historia que llevó al Episcopado a escribir un documento con un título significativo: “El Bicentenario. Tiempo para el encuentro fraterno entre los argentinos”. Texto que los obispos consideran “programático” para la Iglesia de los próximos años en una Argentina que, advirtió monseñor Arancedo, “siempre se está construyendo y necesita del protagonismo de todos”.

La reflexión episcopal subraya proyectos y esperanzas, y alerta sobre “males” y deudas sin saldar. “Una gran deuda es el encuentro, pensar juntos y no levantarnos de la mesa del diálogo rápidamente, aunque nos separen ideas e ideologías”, exigió el cardenal Mario Poli al presentar el documento.

“Muchas deudas tenemos los argentinos y tienen que ser el disparador en orden a fomentar actitudes que permitan alcanzar esa mayor equidad, es solidaridad y también, porque no decirlo, la reconciliación, que nos habla de una actitud que no es borrón y cuenta nueva”, fundamentó monseñor Arancedo.

En el marco de la celebración de los 200 años del proceso independentista, la Iglesia subraya en el documento sus preocupaciones sociales, reclama una agenda ecológica, reivindica la educación pública y los derechos de los pueblos originarios, pero sobre todo condena la corrupción generalizada.

Delito que los obispos rechazan como “llaga putrefacta de la sociedad”, porque alcanza y salpica a todos, incluso a sus integrantes. Por lo que el Episcopado se vio obligado a hacer un mea culpa a raíz del escándalo por el caso del ex funcionario kirchnerista José López que intento esconder casi 9 millones de dólares en un monasterio.

DyN.