Arte y Espectáculos

Bob Gruen, el hombre que inmortalizó a John Lennon

Hasta el domingo se podrá visitar en el Centro Cultural Estación Terminal Sur - Paseo Aldrey la exposición del neoyorquino sobre John Lennon y sus años en Nueva York.

Bob Gruen (1945), uno de los fotógrafos más importante de la historia del rock, estuvo este viernes en la muestra “John Lennon, sus años en Nueva York”, que se expone en el Paseo Aldrey, firmando libros y hablando de sus fotografías. Y un numeroso público escuchó fascinado a este hombre que capturó la escena musical a lo largo de cuarenta años; viajó en gira con famosísimas bandas y continuó fotografiando hasta la actualidad a nuevos e inspiradores talentos.

Su foto más reconocida es la de Lennon posando con los brazos cruzados con una remera de New York City, una imagen que dio la vuelta al mundo luego de la muerte del músico, y que hoy es un emblema del rock.

En una imperdible nota realizada por el colega Rodrigo Sabio, un especialista en Lennon, Gruen se refirió entre otros temas a esa foto, a la remera que llevaba el músico (que era del propio fotógrafo) y a la relación entre John y Paul, los dos beatles más famosos.

– Finalmente Mar del Plata tiene la chance de tener tu muestra fotográfica “John Lennon- The New York years”, ¿Qué nos podés contar de la muestra que nos ayude a conocer más detalles de esas fotos increíbles que sacaste? ¿Qué detalles no nos podemos perder que de otro modo lo haríamos?

– Hay muchas fotos y hay muchísimos detalles en cada una de las fotos. Creo que una de las cosas más interesantes de ver es la relación de compañerismo entre John y Yoko. John disfrutaba enormemente sus días en Nueva York junto a ella.

– Esa casi década compartiste momentos increíbles con él, desde su llegada inicial a la ciudad cuando todavía era investigado por el FBI por su campaña “La guerra terminó”, pasando el Fin de Semana perdido, ese año y medio que se separó de Yoko, su época de marido de casa cocinando pan y su regreso a la escena musical a mediados del 80 cuando graba lo que sería Double Fantasy. ¿Podés elegir dos o tres momentos, llamarlos favoritos, de los que fuiste testigo?

– En la muestra hay más de 100 fotos y todas ellas son mis favoritas. Pero si tengo que pensar en una, elijo la de John con la boina y con la Estatua de la Libertad de fondo, porque de algún modo John representa la libertad y la lucha por los ideales. No era sólo el FBI, sino también la administración Nixon quienes estaban tras los pasos de John por hablar a favor de la paz en un momento que ellos hablaban de guerra, la guerra de Vietnam. Y eso los ponía incómodos. Hicieron todo para retirarle la visa y echar a John del país, pero él luchó y no pudieron. John les ganó el caso y creo que eso también hizo que la Estatua de la Libertad se volviera más popular, porque más allá de ser el fondo con el que llegaban los inmigrantes a América, pasó a ser un símbolo de la lucha por los derechos individuales.

– ¿Qué tan complicado era seguirle el ritmo a John durante el famoso Fin de Semana perdido, como se lo llamó a ese año y medio de descontrol cuando en septiembre de 1973 se separó de Yoko hasta principios del ’75? ¿Te dio vía libre para fotografiar lo que quisieras?…porque imagino días de alcohol, drogas y mujeres…

– Debía usar el sentido común para no hacerle pasar vergüenza. Si hubo descontrol, lo que pasa que yo no lo viví todo. Yo no lo seguí a John a Los Angeles cuando se fue con Harry Nielsen y Alice Cooper y que según sé ahí fue tremendo. Yo estuve con él cuando volvió a Nueva York, y la verdad es que ahí también tuvimos noches muy bravas. Aunque lo cierto que durante el Lost Weekend, durante ese año y medio no fue todo descontrol, estar borracho y dado vuelta, también tuvo una etapa creativa interesante. Hizo dos muy lindos discos como Shaved Fish y Walls and Bridges, y produjo a Harry Nielsen Pussycats y algunas cosas más. No fue todo chupi y fiesta. El tema es que al comienzo de ese Lost Weekend John estaba muy deprimido porque tenía varios problemas. Por un lado lo que te conté que Nixon quería echarlo del país y el segundo es que se había peleado con su manager y tenía toda la plata embargada, entonces cayó en un pozo depresivo que lo llevó a tomar. Pero cuando volvió de Los Angeles y sus problemas se empezaron a solucionar, estuvo absolutamente sobrio por casi 5 años, volviéndose a juntar con Yoko y criando a su hijo Sean. Y cuando estuvo sobrio se dio cuenta que disfrutaba más de la vida de ese modo y estando con su familia.

Bob Gruen -en el centro- llegó a Mar del Plata para presentar su muestra sobre Lennon.

– Allá por 1975 cuando él vivía en el Dakota, tuvo la visita de Paul y Linda McCartney, por primera vez desde la separación de los Beatles. Después de todas las cosas horribles que se habían dicho el uno al otro, ¿cómo fue ese momento especial de historia en vivo?

– Creo que muchas de las cosas horribles que se dijeron, no salieron de ellos, sino que fueron parte de la prensa o de los abogados que querían ganar el caso. Cuando yo los vi juntos eran dos amigos que se querían mucho después de estar muchos años sin verse, y estaban muy felices de estar ahí. Lamentablemente ellos no me pidieron que les saque ninguna foto, y yo no me quise mandar por las mías a hacer fotos porque era un momento muy privado y enternecedor que no lo quería arruinar con alguien de afuera entrometiéndose.

– Recuerdo que la famosa remera que decía New York City, era tuya. ¿Alguna vez te la devolvió? Porque esa remera remera hoy en Ebay debe salir dos millones de dólares!

– No, dos millones ni loco. En realidad yo se la dí casi un año y medio antes de la foto. No es que yo me saqué mi remera y se la dí, sino que un día yendo para el estudio vi a los tipos que la vendían en Times Square y frené, compré dos, una para él y una para mi. Y esa remera ahora es propiedad de Yoko y cada tanto la exhibe en alguna muestra sobre John, pero le pertenece a ella y no se la reclamaría porque se la regalé.

– La muerte de John todavía nos conmueve a todos los que amamos la música en todo el mundo, sin importar que más de 36 años han pasado desde ese día. ¿Cómo fue ese momento?, ¿Cómo fue cuando finalmente te cayó la ficha de que John no estaba más.?

– El escucharlo te paraliza. La palabra dead son las cuatro letras más poderosas del idioma inglés. Y aún sigue doliendo. Nunca me terminé de sobreponer del todo. Pero después de un tiempo uno se va a acostumbrando a eso. Y creo que es un gran tributo a John y su arte que habiendo pasado 36 años desde ese fatídico día, la gente sigue recordándolo, le sigue preocupando su muerte, sigue teniéndolo presente, sigue cantando sus canciones, sigue aprendiendo.

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