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Policiales 19 de mayo de 2019

Bobby Long, el asesino serial que morirá el jueves

Robert Joseph Long, en una imagen de los '80.

Por FdR

Robert Joseph Long era conocido como Bobby Joe Long y en 1974, cuando tenía 21 años, manifestó de la peor manera sus trastornos de niño, adolescente y juventud. Empezó a publicar avisos en los que ofrecía objetos para vender y cuando acordaba con los compradores llevarlos a su casa, si eran mujeres, las violaba. Se lo bautizó como “El violador de los anuncios”.

El jueves próximo el Estado de Florida hará efectiva la única condena a muerte que pesa sobre Long y, naturalmente, interrumpirá las otras 28 cadenas perpetuas, pero no solo aquellas violaciones, que se calculan en más de 50, sino por 8 de los 35 asesinatos que se le atribuyen.

Luego de que el Tribunal Supremo de Florida rechazara la apelación de Bobby Long, sólo el gobernador Ron DeSantis podría detener la ejecución, pero eso no parece ser un horizonte posible: el propio DeSantis autorizó que de una vez por todas se cumpla la sentencia a muerte que un tribunal ordenó en el año 1986.

La historia de Bobby Long se construyó desde el conflicto, desde que ese niño nacido en Wester Virginia en 1953 mostró problemas clínicos. Una alteración en su genética le hizo crecer mamas en la adolescencia y por aquellos años esa circunstancia provocaba aislamiento ante el acoso permanente.

Su relación con la madre, edípica al extremo de compartir la cama hasta más allá de ser mayor de edad, albergó en él -según los especialistas psiquiátricos- un violento rechazo hacia las mujeres y tal vez se posara allí el encadenamiento de violaciones en los alrededores de Miami, hechos por los cuales afrontó un fallido juicio en 1981.

Un par de años más tarde, ya afincado en Hillsborough (Tampa Bay), Bobby Long coincidió con un incremento en los homicidios. Las víctimas eran mujeres jóvenes prostitutas que aparecían en posiciones inusuales, abusadas sexualmente, golpeadas o degolladas. Algunas habían sido estranguladas. El primer caso fue el de Lana Long, cuyo cadáver estaba boca abajo, con las piernas abiertas y una soga aún ajustada a su cuello.

Los homicidios siguieron sumándose en Tampa hasta que cierto día una ciclista de 14 años fue detenida por un hombre que la subió a su vehículo y la obligó a ir hasta un departamento y allí la tuvo cautiva 26 horas. Ese hombre era Long y la menor, que siempre estuvo con los ojos vendados incluso cuando era violada, pudo ver algunos pequeños detalles del automóvil, del departamento y del rostro de su captor.

La policía logró unificar 8 expedientes, por características y similitudes en la escena del crimen y evidencia, en aquel año 1984. Nada podía hacer creer que la menor había sido violada por el mismo asesino de todas las mujeres.

En su declaración la adolescente dio precisiones sobre el Dodge Magnum de color naranja, el condominio donde vivía y sobre Long, a quien reconoció en una rueda de sospechosos.

Pero a había más: una fibra textil recuperada del cuerpo de la adolescente coincidió con la evidencia hallada en los 8 asesinatos de las prostitutas y Long fue detenido el 16 de noviembre de 1984. Cuando la policía lo atrapó, él aseguró que había matado a 10 prostitutas, pero los analistas entendieron que otros crímenes habrían tenido al mismo autor.

El 25 de julio de 1986 Long recibió una cadena perpetua y una sentencia a muerte por los crímenes de Ngeun Thi Long (20 años); Michelle Denise Simms (22) Elizabeth B. Loudenback (22); Chanel Devon Williams (18); Karen Beth Dinsfriend (28); Kimberly Kyle Hopps (22); Virginia Lee Johnson (18); Kim Marie Swann (21); y Vicki Elliott.

Apenas comprendió que no sólo viviría por siempre en una cárcel sino que además moriría ejecutado, Long dijo: “Lo que me mata es que la mayoría de las muchachas a las que violé eran drogadictas y prostitutas. No quiero decir que merecían morir, pero tampoco eran unas santas. Yo estoy enfermo. No soy un asesino, no como los otros tipos que hay aquí, en el corredor (de la muerte). Pero eso no cuenta para la corte o para el gobernador. El maldito Bob Graham necesita matarme para reelegirse, al igual que lo hizo con Ted Bundy”.

Tiene 66 años y el próximo jueves 23 de mayo, a las 6 de la tarde, será ejecutado.