El joven que en julio del año pasado hizo explotar una bomba de estruendo en un tacho de basura del colegio Don Bosco y causó heridas a una adolescente en las que casi pierde la audición a una compañera con su accionar.

El adolescente, representado por Fabiana Valledor, luego de que el martes se suspendiera su declaración, el miércoles se presentó ante el fiscal de menores Walter Martínez Soto y, si bien era su intención dar una versión de lo sucedido, se negó a declarar.

Según trascendió, el joven no pudo hablar por los nervios y solo llegó a decir que “no quería perjudicar a nadie”. Tras este acto procesal, el fiscal Martínez Soto le leyó su imputación y los motivos que lo llevaron a esa medida.

Se espera que en el transcurso de la causa el imputado pueda dar sus testimonio, que dependerá exclusivamente si su abogada pide que se le amplíe la denuncia o no.

Cabe recordar, que en un principio el fiscal Martínez Soto había calificado el hecho como “lesiones gravísimas”, ya que la víctima, Azul, había perdido el 96 % de la audición. Sin embargo, a lo largo de los meses que transcurrieron, la capacidad de audición de la adolescente evolucionó parcialmente gracias a los tratamientos que afrontó y no será necesario un trasplante coclear, como se había estipulado en un comienzo. Ante esta situación, es que se cambió de carátula de la causa de “lesiones gravísimas” a “lesiones graves”, ya que al existir una recuperación de la víctima la figura delictiva del expediente debe ajustarse a esa nueva situación y por ende cambiar.

El hecho

El hecho ocurrió el pasado 8 de julio en la galería de planta baja del edifico ubicado en Don Bosco y Belgrano, durante el segundo recreo.

El artefacto de fabricación casera había sido ingresado al establecimiento por alumnos que buscaban realizar un reto difundido por la plataforma “Tik Tok”. La “bomba” en verdad era una botella plástica a la que se le introducía cloro y agua para provocar una reacción química cuya liberación de gases derivaba en una explosión.

Al detonar la botella, Azul sufrió aturdimiento y un desmayo. Distintas evaluaciones médicas posteriores confirmaron la pérdida de un 96% de la capacidad auditiva.

Tras el hecho, los abuelos de la alumna que estaban en la escuela para un retiro anticipado recibieron la novedad y entonces se sucedió una secuencia de episodios que hasta hoy son cuestionados por la familia.

Luego, la menor fue trasladada a un centro asistencial por sus padres ante la demora de la ambulancia que había sido solicitada por la escuela. En tanto, la Justicia inició una investigación primero a cargo del fiscal Alejandro Pellegrinelli, que más tarde recayó en el fiscal Martínez Soto, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.