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Deportes 8 de junio de 2023

Brasil ardió frente al Casino Central

Lo que ocurrió hace 45 años en el Mundial 1978.

Las llamas consumen el muñeco de Claudio Coutinho frente al Casino Central.

Con dos empates sus primeras presentaciones, la clasificación de Brasil a la segunda fase corrió riesgo en el Mundial 1978.

El jueves 8 de junio, un día después del 0-0 con España, alrededor de doscientos hinchas desfilaron por la gélida noche marplatense descargando a viva voz su bronca por la actuación del “scratch” y portando un enorme muñeco que simbolizaba a Coutinho, el cuestionado DT.

Cuando llegaron al Casino Central, cortaron el tránsito y quemaron el “monigote” de marras. Como en un rito tribal.

“Fue un verdadero carnaval. De bronca. De ganas de exteriorizar un pensamiento. De materializar en torno a ese muñeco quemado todo el malestar que irrumpe cada vez que Brasil atraviesa una crisis futbolística (…) Así lo vive un pueblo. Así lo exterioriza. En las buenas y en las malas. No hay término medio para la pasión”, se escribió en la crónica de LA CAPITAL del singular episodio, nunca antes visto en esta ciudad.

El pueblo brasileño, acá y también allá -manifestaciones por el estilo se vivieron, por caso, en las favelas de Río de Janeiro-, clamó por la renuncia de Coutinho. Hubiera sido un hecho sin precedentes en la historia de los Mundiales.

El almirante Heleno Nunes, sin embargo, el hombre fuerte de la Comisión Técnica de la selección brasileña “bancó” a su compañero de armas en ese momento.

El coronel André Richer, jefe de la delegación, también sostuvo al entrenador. “Este muchacho está soportando todo tipo de anormalidades. Se inventan cosas todo el tiempo y no hacen nada bien. Pero tiene un temple sensacional. Si existe alguien que quiere que el equipo juegue bien y pase a la segunda ronda, ese es Coutinho”, le dijo a LA CAPITAL.

De vacaciones en Brasil, en noviembre de 1981, Coutinho murió ahogado cerca de Río de Janeiro, practicando uno de sus pasatiempos favoritos: la caza submarina. Tenía nada más que 42 años. El agua, paradójicamente, se llevó la vida de aquel entrenador cuyo muñeco fue devorado por el fuego frente al Casino Central.