Cinco espectáculos de danza de breve duración integran la propuesta “Danza viral”. Con idea del coreógrafo Bruno García, el espectáculo subirá a escena a las 21 de hoy en el teatro Roxy (San Luis 1750). Podrán verse los trabajos de las compañías El Portón, de Roxana Doglio; Del Bochinche, de Rocío Alvarez; Quantum, de Jimena Torti; Papillón, Camilia Ruiz Rossi y Jazzer, del mismo García.
¿El punto en común de las cinco propuestas? La temática del VIH, abordada desde diversas aristas, pero con el compromiso de contar historias que busquen derribar el miedo en torno a la problemática.
Cada compañía se encargó de entrevistar a personas que conviven con el virus. Y esos relatos sirvieron para crear movimiento, contó García sobre la modalidad del trabajo, que nació a partir de sentirse sensibilizado por el manejo turbio que hacen los laboratorios en relación a las patentes de los medicamentos que controlan el síndrome.
“Los laboratorios crean medicamentos oncológicos y para el VIH y tienen durante un tiempo las patentes de esos medicamentos, pero una vez que las patentes se tienen que liberar, los laboratorios consiguen la manera de cambiar el medicamento, repatentarlo y volver a tener durante el mismo tiempo las patentes, algo que afecta directamente a los pacientes”, contó y recalcó que lo recaudado esta noche se destinará a la obra de construcción de un comedor que lleva adelante la ong Hazmereir.
“Nos pareció que era una manera bella e inteligente de abordar el tema desde el arte, para que la gente reciba lo que pueda recibir, que cada uno haga una lectura desde lo personal, porque el arte es un arma, si está bien usado es muy poderoso”, reconoció Bruno, que edificó en Buenos Aires una enorme carrera como coreógrafo y regresó a Mar del Plata hace más de siete años.
Su obra de danza está basada en una historia personal que vivió al lado de un amigo contagiado de VIH. Brunolo cuidó hasta sus últimos momentos. “Basé la obra de danza en nuestra amistad, cuento cómo una relación que empezó siendo de boliche terminó en una historia de dos personas viviendo juntas”, en la que además Bruno se hizo cargo de la enfermedad de su amigo.
“Murió muy joven, a los 30 años, tenía todo para vivir pero la sociedad miraba muy mal algunas cosas suyas: era obeso, era homosexual, por eso se negaba a salir de su departamento, vivió una condena social. Y ese fue para mi uno de los grandes temas: tenemos tanto miedo, por miedo la gente no va a hacerse un análisis, por miedo la gente rechaza a los infectados, los prejuicios salen del miedo, hay que tratar de combatir eso, porque el miedo sale al prejuicio y el prejuicio al maltrato”, consideró el artista, que ya piensa en reponer el espectáculo durante otro momento del año. Acompañarán la propuesta cortometrajes de Amadi (Asociación Marplatense de Derechos por la Igualdad) y Hazmerreír.