Mar del Plata es un escenario de buceo desafiante. El mar es frío, generalmente con corrientes y la visibilidad varía de acuerdo a la zona. Pero desarrollar esta actividad tiene un gusto especial para los marplatenses, porque involucra conocer dónde estamos, conocer nuestro océano. 

“Se dice mucho que Mar del Plata es una ciudad que le da la espalda al mar y los que navegamos, los que buceamos, lo que hacemos es meternos en uno de los lugares más importantes de nuestra ciudad: el que le da el nombre, el sentido turístico, la actividad de la pesca… las principales ocupaciones que tenemos. Es, sobre todo, descubrir espacios que no son conocidos pese a que están al alcance de la mano”, expresó Ricardo Perdichizzi, quien llegó a La Feliz hace dieciocho años y bucea como pasatiempo desde entonces. 

Cada fin de semana, buzos del Club de Actividades Submarinas Escualo (CASE) se embarcan en diferentes puntos del océano marplatense. El último buceo fue el miércoles 9 de julio, con condiciones climáticas que favorecieron la salida: “En los días previos no hubo viento, tampoco había oleaje; si bien sabíamos que iba a hacer frío, usualmente cuando hay niebla el mar está muy tranquilo”, contó Carlos Castorina, buzo de la institución. 

Esa mañana, el agua estaba a 11° y la visibilidad era de 15 metros. El lugar designado fue el Banco de Afuera. Participaron cuatro buzos y cinco tripulantes a bordo de la embarcación Escualo IV. Por el Día de la Independencia, el CASE llevó a cabo una actividad especial: sumergieron una escarapela. 

“Yo también pensaba que en Mar del Plata no se podía bucear, hasta que de casualidad me lo encontré”, confesó Castorina. 

Según la época del año, se puede disfrutar de la fauna marina: peces limón, meros, turcos, sargos y salmones, entre otros. “Usualmente, buceamos en el Banco de Afuera, donde se alcanzan entre seis y diez metros de visibilidad y tiene una profundidad de aproximadamente 18 a 20 metros, dependiendo de la altura de la marea”, comentó. 

Marina Do Souto, doctora en Ciencias Biológicas por la UBA, aseguró que nuestro mar se caracteriza por la vida que tiene dentro. “También por eso a veces parece que su tonalidad es demasiado ‘verde’, pero eso solo refleja la cantidad de microorganismos que sostienen a todo un ecosistema rico y vivo todo el año”, alegó. 

Y advirtió: “Creo que los mitos sobre el buceo en Mar del Plata recaen, principalmente, en que no es una actividad fuertemente practicada en la ciudad, en que la visibilidad es ‘mala’ y al bucear ‘no se ve nada’. Si bien es cierto que la turbidez del agua se asocia a los fuertes vientos que muchas veces caracterizan a la ciudad, la cantidad de especies para ver es realmente impresionante”. 

En otras ciudades costeras argentinas, como Puerto Madryn o Las Grutas, el buceo es mucho más visible para el público general, turistas o bañistas, porque muchas veces se desarrolla desde la costa. 

De acuerdo a la especialista, en Mar del Plata la actividad queda dentro de un nicho porque se suele desempeñar mar adentro, con salidas en bote desde clubes náuticos. “Pero definitivamente se practica desde hace mucho en la ciudad, y representa un desafío interesante para los buzos tanto locales como de otras partes del país y del mundo”, afirmó. 

El punto clásico de buceo en Mar del Plata se encuentra en la Escollera Norte. Este lugar se utiliza para realizar bautismos y prácticas, dado que no cuenta con la dificultad del tiempo de navegación, y tiene una profundidad no mayor a seis metros.

Además, la bióloga describió que en el verano “es frecuente divisar bancos de grandes peces, como el pez limón. En la arena se encuentran especies de rayas, al pez guitarra, y al pez perro, que es un tipo de tiburón de forma aplanada que vive alimentándose de otros peces que se acercan al fondo”. 

La ballena franca austral también es protagonista de las navegaciones, con avistamientos frecuentes en invierno, mientras que durante todo el año hay lobos marinos de un pelo y delfines. Según Do Souto, “estos últimos suelen acompañar en la proa a las embarcaciones cuando navegan a gran velocidad, jugando con las olas que generan. Las aves marinas también son avistadas frecuentemente en las navegaciones, incluyendo gaviotas, albatros e incluso, pingüinos”.  

Toda actividad de buceo deportivo se rige por la Ordenanza Marítima N°4 de Prefectura Naval Argentina, que modifica el Reginave. Este reglamento para la navegación trata las estructuras de organización, de capacitación y de realización de la actividad. “Nosotros no tocamos nunca absolutamente nada. Se mira y se fotografía o filma. No se toca ni se modifica nada”, expuso Carlos Castorina. 

Dentro de la capacitación de todos los cursos de buceo del mundo se abordan las reglas propias de esta actividad, con énfasis en la preservación del lugar y el impacto ambiental. “Uno es un invitado a un ecosistema, y tiene que respetarlo por la simple razón de querer que siga estando ahí la próxima vez que lo vaya a visitar”, explicó Ricardo Perdichizzi. 

Además, agregó que “se enseña no solamente a cuidar la vida marina, sino a apreciarla, identificando las especies, sabiendo qué es lo que necesitan para no ser afectadas y cuidándolas”. 

Marina Do Souto sumó que “hay que mantener una buena flotabilidad durante las inmersiones, y que por el cuidado propio como de los organismos, no hay que perseguir, apoyarse, pisar, tocar ni encerrar a ningún animal”. 

A nivel municipal, los caballitos de mar gozan de un status de protección: han sido declarados como Monumento Natural de Mar del Plata, por lo que se prohíbe su comercialización. “Normalmente, se encuentran agarrados a un sustrato como algas y corales; no debemos tocarlos, molestarlos ni extraerlos para fotografiarlos: el simple contacto puede generarle infecciones en la piel y ser letal para el animal”, argumentó la bióloga. 

Por su parte, Castorina, que bucea con regularidad hace ya diez años, refirió que “la zona de La Restinga también es linda, pero el mar tiene que estar tranquilo porque si no, al haber poca profundidad, se mueve mucho. Ahí hay barcos hundidos desde hace mucho tiempo y también es un lugar muy interesante”. 

El hundimiento del buque Cristo Rey fue la piedra fundamental del primero y hasta la fecha único Parque Submarino de Mar del Plata. En 2014 se hundió el “Khronometer”, un pesquero ruso de 82 metros de eslora. Le siguió el “Simbad”, en 2022; el “Sirius”, en 2024; y este año, el Ribazón Dorine, de 38,5 metros de eslora. Estos barcos fueron descontaminados bajo el procedimiento aprobado por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).

Bucear en La Feliz: el mundo submarino desconocido por muchos marplatenses 🤿

Nota completa 📲 https://t.co/dIH8E8zpLu pic.twitter.com/FDoywRXzDa

— La Capital Mar del Plata (@lacapitalmdq) July 16, 2025

“Cuando buceamos sentimos que estamos alcanzando un lugar al que el hombre nunca llegó antes. Y es real, porque en cada punto de buceo nuevo que hallamos estamos descubriendo un pedazo de tierra que no había sido explorado de ninguna forma”, reflexionó Perdichizzi.

Y concluyó: “Bucear en Mar del Plata es una aventura, es aprender a disfrutar de la naturaleza a metros de donde estás viviendo. Eso también es hermoso. No en todos lados uno tiene la posibilidad tan cercana y tan cierta de estar en el mar en un contexto de naturaleza, de aprender a no ser el último depredador de la cadena alimenticia, porque en el mar no lo sos, es más, sos bastante torpe en comparación con todo lo que te rodea. Y aprender a ser eso: un espectador de una atracción natural que tiene millones de años, que está desde antes que nosotros y que podemos visitar cada vez que nos metemos abajo de las olas”. 

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Diario La Capital | MDP (@diariolacapitalmdp)