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Enlace Universitario 3 de agosto de 2023

Caluroso como en el Belgranense

El planeta ha alcanzado valores de temperatura superficial que no ocurrían desde hace 100.000 años; en realidad son 120.000 años.

Vivimos en un Interglacial, lapso de temperatura cálida y niveles altos del mar; intermedio entre épocas glaciales y niveles bajos del mar (aproximadamente 100 m). Se suponía que el presente Interglacial iba a terminar pero los humanos estamos prolongándolo a través de la concentración atmosférica de gases como el CO2 y el metano.

Aquel interglacial anterior al actual de hace 120.000 años antes del presente se lo conoce en Argentina como Belgranense y se lo discrimina como depósitos marinos en las barrancas de Belgrano (norte de Buenos Aires) y en las vecindades del Puerto de Mar del Plata. En Europa se lo conoce como Eemiano y en Norteamérica como Sangamoniano. Estos niveles altos de mar alcanzaron la cota 6-8 m por encima del nivel actual, y como se está extendido por todos los continentes dio origen a las leyendas o historias religiosas de grandes inundaciones o un diluvio universal.
Si bien estos niveles de 6-8 m pueden dar idea de la magnitud del anterior Interglacial, no existen datos fehacientes de las temperaturas que se sucedieron en ese lapso. Se estimaron temperaturas 2 grados superiores a las pre-industriales cuando las actuales son sólo de 1 grado por encima de aquellos valores. La temperatura superficial del agua fue 0,3 a 0,5 grados centígrados por encima de los valores preindustriales, otras estimaciones proponen máximos de 2 grados. Los veranos de las tierras árticas fueron 4-5 grados superiores. Testigos de hielo de Groenlandia y Antártida sugieren temperaturas estivales de 2 grados superiores a las actuales. Durante julio los valores máximos de temperatura de algunas regiones han establecido nuevos records.

No obstante ello existen otras lecturas de esos niveles altos del mar. Por ejemplo, que estos niveles eemianos significaron el colapso de la plataforma de hielo de la Antártida Occidental. Este colapso implicaría aumentos de 2,5 m/siglo. El glaciar Twaites indicó recientemente que puede retroceder a razón de 50-600 m/dia.

La configuración asimétrica del planeta nos favorece a los habitantes del Hemisferio Sur, más oceánico que el Hemisferio Norte, y más ventoso. El mar es un regulador térmico y el viento se produce por diferencias de temperatura. Las olas más grandes del océano se dan en el océano austral porque no existe continente que obstaculice los vientos superficiales. Si bien existen registros sobre un máximo climático medieval entre los años 1000 y 1300 existen dudas sobre sus efectos globales ya que no existen datos de este lapso para el Hemisferio Sur.

De todos modos, las aguas costeras del verano pasado marplatense fueron anormalmente cálidas con temperaturas superiores a 20 grados centígrados durante 3 meses. Tuvimos 9 olas de calor. El cambio climático ha sorprendido a los científicos con la velocidad y magnitud de este verano del Hemisferio Norte. Y el inminente Niño imprimirá mayor temperatura y lluvias en algunos sectores.


Federico Ignacio Isla
Investigador CONICET-Profesor UNMDP